-El mundo laboral de hoy es muy distinto, por ejemplo, al de nuestros padres. Un cambio tan brutal que, probablemente, el trabajo que desempeñen nuestros hijos no exista todavía.
-Claro. En España, se calcula que en torno a siete millones de trabajos serán desplazados por máquinas. Pero se tratará de tareas repetitivas, sin mucha motivación para el trabajador.
-Pero que podría castigar especialmente a una zona orientada al turismo, como es ésta.
-Al respecto, siempre cuento esta historia: recientemente, una compañía aeronáutica tenía interés en diseñar un enganche en el motor más ligero, que supusiera un ahorro de combustible, y abrió un concurso internacional. Dio un incentivo de veinte mil dólares y recopilaron 600 propuestas de las cuales se quedaron con diez finalistas. Pues bien, ninguno de esos diez era ingeniero aeronáutico. El ganador consiguió bajar el peso del enganche en un 80%. Esto nos enseña dos cosas: que se pueden resolver problemas en cualquier parte del mundo y que la oportunidad existe, también, en cualquier lugar.
-Y entonces, ¿qué se nos exige?
-En vez de insistir tanto en competencias de futuro quizá deberíamos capacitar las competencias aptitudinales: nuestra capacidad para adaptarnos mejor a un mundo que cambia a gran velocidad. La curiosidad, el amor por aprender... Y, también, la capacidad de fluir entre equipos: la jerarquía tradicional da paso a grupos de trabajo más transversales.
-E idiomas, doy por hecho.
-Sí, pero todos.
-Los nuestros y el de "ellos".
-Exacto, los hablados y los programados. Tal vez no exactamente programación, pero sí manejo de nuevas tecnologías y plataformas. Desde las aplicaciones que me pueden ser útiles hasta qué cosas puedes hacer desde tu casa -en Linkedin, por ejemplo, hemos desarrollado ya varios cursos de formación online-. No hay que limitarse al ámbito local para buscar los recursos, no cuesta tanto.
-¿Están las empresas preparadas para este cambio? Con la movilidad y la tecnología actuales, sigue muy vigente el presentismo, por ejemplo.
-No, nadie lo está. Muchas empresas han internalizado los cambios, pero no les da tiempo material a responder. Las empresas han de asumir que el trabajador mira ahora cosas cómo proyecto de la compañía, cómo es vivir en esa empresa, cómo será el equipo, cuántas horas de gratis va a echar... Aunque quizás, el principal mensaje haya que mandarlo a los profesionales primero: la mayoría de la población vive online, y es ahí donde hemos de formar nuestro escaparate profesional. Y uno ha de ser muy bueno en la autopromoción, tienes que saber cómo vender tu propuesta.
-Me parece que no somos muy buenos vendiéndonos.
-Algunos sí que hay, pero es cierto que existe algo colectivo, cultural... Ese pudor hay que dejarlo de lado porque se trata de una competencia imprescindible. Sobre todo, teniendo en cuenta la importancia de la huella digital.
-La huella digital: un campo en el que los límites privado/público se traspasan fácilmente... ¿Aconsejaría tener perfiles distintos?
-Sí, sí. Porque todos sabemos que hay que tener cuidado con nuestra imagen en las redes pero, al final, ninguno lo tenemos. Cualquier información nuestra en internet es susceptible de una búsqueda si no la has protegido y, de hecho, muchas empresas utilizan herramientas de búsqueda en redes sociales para evaluar los perfiles de sus futuros empleados.
-El miedo al cambio, o a reinventarse, podría ser otra de nuestras grandes taras.
-Los mayores cambios vienen por necesidad, casi no por deseo. Es la ley de Darwin. La mayor parte de la gente que ha tenido que dar un giro de timón importante, incluso figuras famosas, lo han hecho porque no han tenido más remedio. Y nosotros no vamos a tener elección; hay que asumirlo. Creo que una buena clave es pensar que, en la vida, nos estamos reinventando constantemente. A nivel profesional, puede hacerse informándose sobre el sector, siendo consciente de cuáles son las tendencias e interesándose por dónde viene la oportunidad de futuro.
-Y con nuestros perfiles en Linkedin, ¿qué tenemos que hacer?
-Frente al resto de redes sociales, donde uno pasa el tiempo, Linkedin es la red donde la gente invierte el tiempo: ocho o nueve minutos al día, el viaje en bus, pueden marcar una gran diferencia. Los perfiles con más éxito tienen, imprescindible, una foto profesional. Y en el resumen, lo que hay que ofrecer es una historia. Poner qué te motiva. Dónde has trabajado, con quién. Dónde has tenido más éxito. Voluntariados, todo aquello que pueda hablar de ti ... Ya no vale con copiar y pegar un currículum porque la plataforma también se ha adaptado al respecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario