Luces y sombras sobre las energías renovables en el continente
ROSA M. TRISTÁN
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Fuerteventura (Canarias).— La batalla por el desarrollo de África está en las energías renovables, del mismo modo que hace 15 años las telecomunicaciones dieron un salto adelante gracias a la telefonía móvil. Las renovables, fundamentalmente la solar, ya están presente a muy pequeña escala en aldeas donde en pleno siglo XXI la electricidad que inventó Edison a finales del IXX seguía siendo una quimera. Pese a ello, su implantación mediante microrredes de electricidad es una alternativa que camina demasiado lenta en el continente por falta de inversión.
Hoy existen graves problemas para aprovechar fondos internacionales de los que se hablan en las cumbres del clima, pero también de normativas y de formación. Esta es la principal conclusión del encuentro Africagua 2017, organizado por la Cámara de Comercio de Fuerteventura en colaboración con Casa África, para analizar un negocio en auge.
En el evento se echó en falta un mayor número de empresas del ámbito de las energías renovables, aunque sí hubo instituciones, proyectos y plataformas que evidencian que el continente, donde 500 millones de personas todavía no tienen electricidad, comienza a ser consciente de que sin electrificación rural no hay desarrollo y que su futuro no irá a mejor en un contexto de cambio climático como el actual si no actúan para paliar sus efectos.
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El nigeriano Anthony Ighodaro, presidente de la Alianza por las Energías Renovables en África, fue quien lo dijo más claro al recordar que las renovables son el freno al cambio climático que atenaza el continente, un calentamiento que no ha provocado su población, pero que ya genera conflictos entre los agricultores del norte, cada vez más desertificado, y del sur, en países como Kenia o Nigeria. "La energía eléctrica no sólo es luz, sino que nos proporciona más salud, agua sin patógenos, nos permite desalinizar y abrir negocios como una peluquería, un quiosco de refrescos, un soldador... Por ello, el futuro pasa por evitar proyectos dinosaurios como centrales nucleares o similares. Sería una catástrofe. La ventaja de la energía solar es que las empresas pueden financiar proyectos más pequeños con apoyo de los gobiernos; siempre será mejor hacer 50 que uno", aseguró.
La ventaja de la energía solar es que las empresas pueden financiar proyectos más pequeños con apoyo de los gobiernos; siempre será mejor hacer 50 que uno.Anthony Ighodaro (presidente de la Alianza por las Energías Renovables en África)
Actualmente no es difícil encontrar pequeñas placas fotovoltaicas en cualquier mercado en Senegal o instaladas en los tejados, proporcionando energía para cargar los móviles o una bombilla. Aún así, la inversión en el continente es de menos 10.000 millones de dólares, si bien, según los expertos, son precisos 30.000 millones para un mercado que podría triplicar los 100 gW previstos para 2030.
En Africagua 2017, Eric Lancelot, representante del Banco Mundial, mostró la postura de una institución que dijo tener fondos para el desarrollo a África (16.000 millones de dólares en el último ejercicio) y destacó expresamente "el potencial hidroeléctrico" de los grandes ríos "en Guinea, Malí, Senegal, Gambia...", grandes instalaciones que con frecuencia tienen graves impactos en las poblaciones locales. Por el contrario, los países presentes en Africagua 2017 reclaman apoyo internacional para proyectos más pegados al territorio y facilidades para poder acceder al mismo.
Para paliar estas dificultades existen iniciativas como el proyecto europeo RECP (Programa de Cooperación África-EU para las Energías Renovables), dedicado a identificar en África proyectos susceptibles de ser interesantes para las empresas europeas y a los que asesorar sobre cómo conseguir financiación. "En un año hemos recibido 240 solicitudes y se han apoyado 35 proyectos. Si la mitad sale adelante, habremos conseguido 164 MW, lo que no es mucho pero indica que es un sector con un gran potencial", señaló su coordinador Alexandre Huppertz durante esta cita. "Es cierto que las grandes instituciones prefieren financiar grandes proyectos, en los que solo su estudio de viabilidad supone ya un gasto de medio millón de euros, pero hay minirredes de 250.000 o 300.000 euros que se pueden aglutinar para salir adelante. Y si son más pequeños, gracias al crowdfunding se están consiguiendo que algunos prosperen", señaló.
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Estos problemas de los países en desarrollo para acceder a los fondos de los que podrían aprovecharse también los puso de manifiesto Asmeron Gilau, del grupo consultor Epsilon de EEUU. "La arquitectura financiera actual no favorece el acceso de África a los fondos internacionales. De los 331.000 millones otorgados para el desarrollo de proyectos en 2014, solo el 3,6% llegó a ese continente", aseguró.
Gilau culpó a la falta de formación y señaló que el Fondo Verde del Clima, que quiere recaudar 100.000 millones dólares al años para iniciativas de mitigación del cambio climático, propone como solución un millón de dólares para formar al personal sobre cómo acceder a ese dinero, lo que no deja de ser una paradoja: hay dinero, pero se ofrece de forma tan compleja que no se puede conseguir sin destinar una parte a lograrlo. De hecho, solamente hay 12 instituciones acreditadas en África para acceder al Fondo Verde con sus propuestas. "Sería importante que hubiera una plataforma continental para compartir experiencias como la hay en Latinoamérica y no desaprovechar ese capital", recomendó Gilau.
Sería importante que hubiera una plataforma continental para compartir experiencias como la hay en Latinoamérica y no desaprovechar ese capital.Asmeron Gilau (Grupo Consultor Epsilon)
Entre los países que lideran los esfuerzos a favor de las energías renovables en África se encuentran Egipto, Etiopía, Kenia, Marruecos y Sudáfrica, pero también otros más pequeños se han impuesto objetivos ambiciosos como Cabo Verde (el 19% de la energía que se consume ya lo es), Yibuti, Ruanda o Suazilandia. Sediko Douka, director de infraestructuras en la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO), recordó que en esa región, apenas un 10% de la población africana rural tiene acceso a la red eléctrica pese al potencial eólico y solar del territorio: más del 80% recibe casi 2000 kW de energía solar por hora/metro cuadrado, lo que significa que una planta solar que cubriera el 0,3% de la superficie del norte de África bastaría para cubrir las necesidades de toda la Unión Europea.
Otro de los agujeros negros por los que se escapa ese desarrollo africano de las energías renovables es el desinterés de las empresas en invertir capital en ese continente, que es lo que se buscaba en Canarias, debido a la inestabilidad política y trabas normativas. Douka destaca que "en muchos países africanos hay una legislación poco atractiva para inversiones que requieren garantías de que los proyecto no sufrirán altibajos ni anulaciones". A ello suma el problema del cobro de tarifas, que casi siempre están subvencionadas dado el bajo nivel adquisitivo de la población. "Es un tema muy importante porque hay países como Níger en los que no se cambian desde 1993 y si suben se generan protestas sociales. Las empresas deben tener en cuenta la capacidad de pago de los habitantes y hasta qué umbral se puede subvencionar", señaló.
Frente a estos handicap, la ministra senegalesa de Minas y Geología, Aissatou Sophie Gladima, recordó que "para poder mejorar el acceso a la electricidad, fundamental para el desarrollo, es preciso contar tanto con el sector público como el privado". Su equipo se explayó explicando cómo el Plan Senegal Emergente se ha volcado en las energías renovables, con un programa que pretende instalar minirredes fotovoltaicas en 400 comunidades. "Son poblados dispersos y aislados, de entre 500 y 1.000 personas, pero también los pondremos en centros de salud y hospitales, escuelas, mezquitas, pequeñas empresas y granjas agrícolas que requieren pequeñas estaciones eléctricas, y también ofrecemos equipos individuales para los hogares", destacaron los representantes del país entre sus planes de futuro.
El portavoz de la CEDEAO, de la que forman parte 15 países, adelantó que en toda África Occidental el objetivo es instalar hasta 60.000 unidades de plantas solares pequeñas, que se sumarían a las grandes, y que facilitarán que para 2030 el 25% de la población rural tenga electricidad frente al 10% actual, como marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible. "El Banco Mundial ya ha dado 200 millones para ello, pero falta aún el partenariado privado con otros 20 millones y 140 millones más de otros bancos", explicó Douka.
El encuentro en Fuerteventura, isla donde todavía queda mucho camino pendiente de recorrer en cuestión de energías renovables pendiente, puso de manifiesto que África es un territorio virgen para su desarrollo. Todo parece indicar que las grandes instituciones financieras y empresariales no se están adaptando lo suficiente a una realidad en la que lo pequeño genera más desarrollo que lo grande, pero que además acceder a las macrocifras con macroproyectos es complicado precisamente en el continente con mayores carencias. Si bien algunas iniciativas intenta remendar ese agujero, todo parece indicar que la solución pasa tanto por una mayor estabilidad democrática en el continente como por una mejor adaptación a la realidad africana por parte de quienes ofrecen fondos para pagar una deuda con este continente que se incrementará al mismo ritmo que crece la temperatura global.
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