Seguro que hay un método para ti.
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Ahorrar. Es uno de los objetivos con los que muchos españoles empiezan cada mes, y parece incluso más presente tras las vacaciones de verano cuando las buenas intenciones son más fáciles de cumplir. Nada de esperar al año nuevo, todo es más alcanzable con la vuelta al cole.
Los españoles no somos grandes ahorradores. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 38% de los hogares no tiene para imprevistos. De hecho, los datos de mayo de 2018 recogen que la tasa de ahorro se situaba en un 5,7% de la renta disponible, superando el mínimo histórico de 2008, cuando en época de bonanza la gente gastaba sin contemplaciones, y muy lejos del máximo del 13,4% de 2009, al que llegamos por el miedo tras el estallido de la crisis en EEUU.
Llenar la hucha no es sencillo, aunque hay métodos (algunos muy virales) que ayudan bastante. La clave en todos ellos es tener las cosas claras ("quiero hacerlo") y empezar desde el día 1. Como señalan algunos expertos, el principal error es dejar como ahorros lo que nos queda al final de mes, que suele ser entre poco y nada. Si de verdad queremos llenar la hucha hay que hacerlo de forma organizada y con disciplina.
En estos dos conceptos se basan esos ocho métodos de ahorro seleccionados por El HuffPost para ayudarte con este cometido. Elige el tuyo y prepara la hucha. Esta vez lo conseguirás.
1. El reto de las 52 semanas
Este es de los fáciles. Sólo tienes que coger una hucha e ir llenándola semana a semana aumentando la cantidad de forma progresiva. Cada semana un euro más. Así, la primera tendrás que echar un euro; la segunda, dos euros; la tercera, tres... y la última del año, la semana 52, serán 52. Cuando el reto haya acabado tendrás ahorrados 1.378 euros.
Al ser un método progresivo te permite ir acostumbrándote a prescindir cada vez de más dinero. El primer mes sólo tendrás que eliminar de tu vida 15 euros, el siguiente serán 30 y el último tendrás que prescindir de 202 euros. Tampoco es tanto...
Un consejo: si ahora estás a tope con lo del ahorro y temes venirte abajo según pasen las semanas, hazlo al revés. Ahorra la primera semana 52 euros y deja el euro para el final. El resultado es el mismo y quizás de esta manera sea más fácil.
2. El reto de los 30 días
Es una variante del método anterior, aunque el ahorro es diario. Eso significa que se consigue guardar más dinero, aunque también que hay que sacrificarse más.
El primer día de mes habría que guardar un euro en la hucha, el segundo... dos, el tercer... tres y así se sucesivamente. Esto se traduce en 496 euros los meses de 31 días, 465 los de 30 y 406 en febrero. Al final del año habríamos guardado 5.360 euros. ¡Casi nada!
Un consejo: sé realista y no intentes este método si tienes muchos gastos al mes. Prescindir de casi 500 euros por sistema es mucho.
3. El método 1.500
Este método es una adaptación de los famosísimos retos de las 52 semanas y de los 30 días, aunque podríamos decir que resulta más fácil porque el sacrificio es menor.
En el método de las 52 semanas llegas al final de año con la lengua fuera, por aquello de que las cantidades a echar en la hucha aumentan: 48 euros, 49, 50, 51, 52... Y algo parecido pasa en el de los 30 días, en el que en la cuarta semana tienes que prescindir de 180 euros.
El método 1.500 es más asequible porque empiezas de cero cada semana: el lunes guardas 1 euro, el martes 2, el miércoles 3... y el domingo 7.
Un consejo: No te fíes de las apariencias. Aunque eches poco dinero cada día, a la larga el ahorro es mucho. Al final de la semana tendrás 28 euros, que multiplicado por 52 se traduce en 1.456 euros. No está nada mal...
4. Kakebo, el método japonés
Se trata de apuntarlo TODO. Y todo es TODO, desde un chicle o una caña a la gasolina, la luz o unas zapatillas. TODO. Lo que no importa es dónde: se pude hacer en un libreta casera, una hoja de Excel o uno de esos cuadernos tan monos que se venden ahora.
El japonés Fumiko Chiba, autor del método que plasma en el libro Kabeiko, propone anotar a principio de mes los ingresos y gastos fijos. Estos serían nómina, agua, luz, alquiler, cuota del gimnasio... así sabremos lo que nos queda para el resto. A partir de ahí, cada vez que se compre algo se debe apuntar el día y a qué sección pertenece: comida, caprichos, ocio... Lo importante para que funcione es no saltarse ningún gasto. Tanto detalle hará que salgan a la luz los gastos innecesarios y superfluos que nos sacan los colores y que podríamos eliminar. Ahí es donde está el ahorro.
Un consejo: si eres un loco de las papelerías y los cuadernos, este es tu método. Si eres despistado o un poco vago, mejor busca otro.
5. La regla 50-30-20
Sólo recomendable si vas holgado económicamente. Este método va de dividir los ingresos mensuales en tres grupos: necesidades básicas, caprichos y ahorro. Para el primero se destinaría el 50%; para el segundo, el 30%; y para llenar la hucha, el 20%.
La clave está en separar al principio de mes ese 20% y después saber a cuál de los otros dos pertenece cada gasto. ¿Qué se considera necesidad básica? ¿Y capricho? Hay que distinguir: básica es la ropa para equipar a nuestros hijos a principios de curso, pero el bolso de marca es un capricho. Con la comida pasa igual. La leche, la fruta o el pescado entran en el primer grupo, la cerveza o la tabla de patés son lujos.
Un consejo: antes de empezar con el método, haz cálculos y comprueba si de verdad es un sistema factible para ti. Si ganas 1.200 euros al mes, deberás ahorrar 240. Del resto, 600 son para los gastos básicos y el resto 360 para ocio y caprichos. ¿Crees que puedes? ¡Adelante!
6. Método Harv Eker
Es una variante del método anterior aunque el reparto de los ingresos es más exhaustivo, un nivel pro para los más controladores y metódicos. El escritor y empresario T. Harv Eker propone en su libro Los Secretos de la Mente Millonaria seis grupos para distribuir los ingresos. Su objetivo es demostrar que se puede ahorrar sin renunciar a nada: ni a caprichos, ni a formación, ni a planes de futuro...
55% para necesidades básicas: casa, luz, agua, alimentos...10% para seguir formándose, a nivel profesional o personal: libros, material de oficina, cursos, exposiciones, etc.
10% para inversiones a largo plazo: gastos más grandes de cara al futuro, como sacar el permiso de conducir, un viaje familiar o renovar los muebles del salón.
10% para invertir en entretenimiento o algún capricho.
5% para donativos.
10% para ahorro: este dinero no se puede tocar para nada.
Un consejo: si quieres ahorrar mucho, no elijas este método. De 1.600 euros sólo guardarías 160. Además, te exige ser muy controlador y seguirlo a rajatabla puede cansar.
7. Método The Matrix
Este método, que desarrolla el creador de la web Cuánto vale un euro, toma como lema la frase Come on stop trying hit me and hit me ("Deja de intentar golpearme y golpéame"), de la peli The Matrix, y la aplica a la economía doméstica. ¡Actúa ya!
Su creador propone aliarse con el banco: abrir otra cuenta y pedir que el 1 de cada mes hagan una transferencia (o prográmala) del 10% del sueldo. Quizás los primeros 30 días cueste adaptarse un poco al cambio, pero el mes dos será mucho más fácil y ya habrás encontrado la forma de reducir tus gastos para adaptarte.
Un consejo: no te obsesiones con el 10%, es sólo orientativo. Puedes incrementar el porcentaje o hacerlo más pequeño en función de tus recursos y gastos.
8. El sobre
Se trata de limitar el gasto en ocio y dejar el dinero destinado a tal fin en un sobre. La idea es ir gastándolo libremente según avanza el mes y, cuando se termine, dedicarnos al ocio de coste cero.
La clave en este sistema es ser sincero contigo mismo, porque no puedes robar para el ocio dinero que está para gastos básicos ni tampoco deberías sacar de ocio actividades recreativas a fin de poder destinar dinero a ellas cuando no lo tienes.
Al final el método enseña disciplina y a gestionar el dinero en metálico. Aprendiendo esta lección será más fácil gestionar a la larga el resto de gastos mensuales y, por tanto, de ahorrar.
Un consejo: si quieres ir un paso más allá puedes ir a por el método de los seis sobres, que consistiría distribuir TODO nuestro dinero en categorías, y una de ellas que sea el ahorro. Es otra forma de aprender a gestionar el dinero en metálico.
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