Aunque te entren ganas, probablemente no sean tan urgentes como parecen.
Laura, de 32 años, llevaba meses planificando y preparando su primera muestra comercial como diseñadora de moda. Había lanzado su colección a un anfiteatro repleto de potenciales compradores y dueños de tiendas de ropa y quería que hasta el último detalle saliera perfecto. Sin embargo, cuando por fin llegó el día y le tocó presentar su colección, le superaron los nervios.
“Era mi primera vez en una muestra, no sabía qué esperar y me sentía demasiado expuesta en este espacio enorme”, comenta Laura, que solicitó ocultar su apellido para hablar con privacidad sobre su salud mental. “Cuando me pongo nerviosa o me entra ansiedad, tengo muchas ganas de hacer pis, así que me pasé ese día de los nervios, con miedo a mearme”.
Tener que orinar (o tener ganas, al menos) es un síntoma muy común de la ansiedad. Aunque no hay muchas investigaciones que expliquen por qué se afloja la vejiga con la ansiedad, los expertos en salud han formulado varias hipótesis.
La reacción de lucha o huida puede provocar más ganas de hacer pis
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Cuando una persona está relajada, su vejiga se llena gradualmente con orina de los riñones. A lo largo del día, el organismo envía señales al cerebro con uno de estos dos mensajes: “Hora de ir al baño” o “Todo bien, podemos aguantar un poco más”.
No obstante, cuando te entra ansiedad, las cosas no son tan sencillas. Esto se debe en gran medida al hecho de que la vejiga está íntimamente ligada al sistema del miedo en el cerebro, también conocida como la reacción de lucha o huida. Cuando se activa esa reacción, el cerebro tiende a anular todas las señales que dictan si es hora o no de ir a hacer pis y, al mismo tiempo, los músculos de la vejiga se contraen, lo que añade más presión a la vejiga y te hace ir corriendo al baño.
“Cuando tienes ansiedad, se activa el sistema del miedo de tu organismo, sobreponiéndose a los mecanismos que tiene la vejiga para retener la orina, lo que te dará ganas de hacer pis”, expone la doctora Ashwini Nadkarni, psiquiatra y profesora de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard.
Además, según la revista especializada LiveScience, la reacción de lucha o huida hiperactiva los riñones, motivo por el que producen más orina de la habitual.
Las señales del organismo se perciben con más intensidad al tener ansiedad
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Los expertos sospechan que cuando una persona siente ansiedad, tiende a ser mucho más consciente de su propio cuerpo y sus sensaciones. Por ejemplo, cada latido se nota como si el corazón se te fuera a salir del pecho. Quizás te tengas que concentrar en respirar o tal vez te entren unas ganas enormes de hacer pis.
“La gente aplica un ‘filtro selectivo’ y se centra en las ganas de hacer pis y luego ni siquiera mea o mea menos de lo que esperaba”, comenta Nadkarni.
En otras palabras: sí, quizás te entren ganas de hacer pis, pero probablemente no sean tan urgentes como parecen. Tu cerebro te la está jugando en esos momentos.
Lo bueno es que existen formas de controlar las ganas
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Lo último en lo que quieres preocuparte cuando ya estás preocupado es en encontrar un retrete. La ansiedad ya es suficiente incordio como para tener que pensar también en tu vejiga.
“Si sucede de forma ocasional, por ejemplo antes de una entrevista de trabajo o antes de una cita a ciegas, la molestia que causa es mínima, pero si sucede con frecuencia, tal vez convenga rebajar tus niveles de estrés”, señala la psicóloga Jessy Warner-Cohen.
La buena noticia es que hay formas de domar la vejiga. Muchos profesionales de la salud mental recomiendan practicar terapia cognitivo conductual (TCC) para gestionar la ansiedad (y, en consecuencia, la vejiga) con cierta regularidad. La TCC también ayuda a la gente a comprender que orinar con frecuencia no es más que un subproducto de su ansiedad y que probablemente no tenga tanto pis como piensa, según Nadkarni.
Según Warner-Cohen, practicar mindfulness o meditación también ayuda. Aprende a reconocer que lo que estás sintiendo es algo típico y que en realidad estás bien. Practica la respiración abdominal, respira hondo, céntrate en respirar y en nada más”, aconseja Warner-Cohen.
Además, ejercitar los músculos pélvicos ayuda a entrenar la vejiga para controlar las ganas de hacer pis, explica la uróloga Fara Bellows, del centro médico Ohio State Wexner. Bellows también recomienda vigilar la cantidad de líquidos que tomas (sobre todo si se trata de bebidas con cafeína, como café o té) antes de hacer nada que te provoque ansiedad.
Si sigues estos consejos y aun así te cuesta mucho retener las ganas de hacer pis, quizás padezcas el síndrome de la vejiga hiperactiva, en cuyo caso no hay mucho que puedas hacer por controlarla. Si sospechas que tienes un problema más grave, el urólogo o tu médico de cabecera te ayudarán a descubrir por qué tu vejiga no quiere cooperar e insiste en llevarse todo el protagonismo.
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