El cambio climático amenaza la producción de vino en España.
España es ampliamente conocida por la alta calidad de los vinos pero su producción y sabor está amenazada por los incendios, las sequías, las olas de calor, las heladas y el granizo que destrozan la materia prima: la uva.
En este verano a punto de terminar se han superado los 40 grados en algunas zonas del este del país y las uvas totalmente secas por las altas temperaturas han preocupado al sector.
Este ha sido el caso de las uvas de la zona vitivinícola del Priorat, al noreste de España, que junto con la Rioja son las dos únicas áreas de Denominación de Origen Calificadas (DOCa) en toda España debido a la excelente calidad de sus vinos.
También en Cataluña, una gran parte de las uvas del Priorat, el Montsant y la Terra Alta han sufrido grandes daños por las altas temperaturas que en plena ola de calor veraniega han supuesto unas pérdidas que superan el 50%.
La variedad de uva más afectada es la Cariñena, las altas temperaturas dañaron las partes más débiles de las plantas.El sector vitivinícola percibe el cambio climático a través de los cambios meteorológicos extremos, como altas temperaturas, ubicados fuera de su contexto natural.
El vino, amenazado por el cambio climático. |
El cambio climático provoca que el sector del vino, como otros sectores, se deba adecuar a los nuevos tiempos, y esta adecuación se consigue básicamente adaptando la planta de tu territorio al medio en el que le tocará vivir.
Ya hace años que cada temporada las vendimias se adelantan en toda España, en algunas zonas incluso al mes de agosto, ya que en ese momento la uva ya está a punto de maduración y si se espera más se pudre.
La ganadora del Premio Verema al Mejor Sumiller del Año 2017, Mejor Sumiller de Cataluña 2017 y sumiller del multipremiado restaurante Celler de Can Roca, Audrey Doré, nos decía que “cada año se observa una tendencia de cambios climáticos muy drásticos”.
“Un buen vino debe estar equilibrado, su punto más importante es la acidez y para eso necesitamos un poco de frescura”, explica Doré, añadiendo que “la acidez es como la columna vertebral del vino, sin ella el vino no aguanta”.
Las altas temperaturas conducen a una rápida maduración de las uvas por lo que la vendimia debe adelantarse, mientras que por otro lado, aumentan el azúcar en la uva y el vino resultante contiene más grados de alcohol.
Ante el desafío climático algunos viticultores se plantean cultivar en zonas de más altitud e incluso en otras zonas del planeta, como el sur de Inglaterra.
De acuerdo con Pancho Campo, uno de los expertos españoles sobre vino y cambio climático, con un aumento de la temperatura media de 2 grados en algunas regiones será casi imposible cultivar.
El desorden climático conlleva sequías, heladas y también incendios que influyen en la evolución de enfermedades y en el sabor del vino, dando lugar a la existencia de vinos ahumados.
“Vinos que tienen gusto de incendios”, apunta Doré, señalando que “estamos hablando de una nueva realidad a la que espero que no nos tengamos que acostumbrar”.
No cabe duda de que debemos concienciarnos cada vez más en comer más sano y ser más respetuosos con la naturaleza, y defender una producción de vino respetuosa con el medio y “no contaminante”.
De acuerdo con la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la producción mundial alcanzó un récord en 2018 con 292,3 millones de hectolitros.
España fue el año pasado el tercer país productor de vino en el mundo registrando 44,4 millones de hectolitros, por detrás de Italia y Francia que registraron 54,8 millones de hectolitros y 49,1 millones de hectolitros respectivamente.
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