Mario Rivera |
ANDRÉS CÁRDENAS
En 2022 cumplirá 30 años de edad. Hace unos días recibió el Premio al Mejor Expediente MIR que otorga el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos. Está actualmente desarrollando el cuarto año de su especialidad profesional: Medicina Preventiva. Su línea primordial de investigación se ha centrado en la epidemiología y prevención de enfermedades infecciosas, especialmente de la Covid-19, así como en el pronóstico del cáncer de próstata, tema que aborda en su tesis doctoral actualmente pendiente de defensa.
–Díganos antes de empezar, ¿en qué consiste una residencia médica?
–La residencia es un período formativo de cuatro o cinco años, en función de la especialidad, en los que un médico se forma en un centro específico y en una especialidad concreta, que se eligen en función de la nota del examen MIR.
–¿Cómo es el día a día de un médico residente?
–Depende claramente de la especialidad. No es lo mismo una especialidad puramente clínica que otra quirúrgica o de laboratorio, por ejemplo. A modo de resumen, es un período en el que se aprende a ejercer una especialidad médica y en el que se va teniendo responsabilidad creciente con el paso de los años.
–¿Qué es lo peor de ser médico residente y qué es lo mejor?
–Lo peor quizá sean los primeros días, en los que tienes ciertas responsabilidades y aún no sabes manejarte, por ejemplo, en una guardia de 24 horas en Urgencias. Lo mejor, sin duda, es que aprendes una profesión mientras la estás trabajando. Es un período que ofrece múltiples posibilidades, como investigar, aprender en distintos servicios y dispositivos donde se puede rotar, y formarte de manera reglada y segura para una profesión que requiere de mucha responsabilidad.
–Hace poco recibió el premio del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos por el mejor expediente académico MIR. ¿Qué ha significado para usted recibir ese galardón?
–Sin duda supone un reconocimiento enorme tanto para mí como para mis compañeros que han estado estos años de pandemia enseñándome y colaborando conmigo. Es un premio que valora mucho la investigación y eso siempre es importante.
–¿Esto le dará derecho a irse a trabajar donde usted quiera?
–¡Ojalá! Es un reconocimiento, no tiene implicaciones laborales. Sin embargo, estoy seguro de que me abrirá muchas puertas, además de impulsarnos y motivarnos enormemente a seguir trabajando, investigando y aportando desde la Medicina Preventiva y Salud Pública y desde la residencia en general.
–¿Medicina Preventiva es la especialidad que ha elegido usted?
–Sí. primero, porque creo que la prevención sobre poblaciones y la perspectiva de salud pública tienen un potencial incalculable en la salud colectiva. Segundo, porque tiene formación específica en metodología de la investigación y una cantidad infinita de posibilidades para investigar.
–¿Qué opina de que muchos médicos sean formados aquí y que se tengan que ir fuera a trabajar porque hay mejores sueldos?
–Que es una realidad que yo he vivido con muchos de mis compañeros, actualmente en el extranjero. Es una pena perder talento. Los médicos de nuestro país (al menos hablo de los andaluces, que son los que mejor conozco) tienen un potencial tremendo, tanto en su conocimiento clínico como en su capacidad de investigación. Solo faltan recursos y contratos menos precarios para evitar que esto ocurra.
–A la vista de su experiencia, ¿qué opinas sobre los planes de estudio actuales? ¿Cambiaría algo?
–sRespecto a los planes de estudios en la Universidad, creo que deberían ir más enfocados al MIR y, sobre todo, que habría que facilitar el acceso de los médicos como docentes a la Universidad, que actualmente se enfrenta a un proceso de pérdida de facultativos que tendrá que gestionarse de una u otra forma. Respecto a la formación MIR, creo que en general es buena, y donde mejor se aprende medicina sin duda es en la residencia, más que en la carrera. Eso sí, echo en falta más programas formativos.
–¿Cómo ha sido la experiencia trabajar bajo la pandemia?
–Intensa. Hemos tenido que cambiar toda nuestra forma de trabajar, adaptarnos, aprender cada día, organizarnos, hacer muchos esfuerzos... Para un residente de mi especialidad ha sido fructífero, porque hemos aprendido muchas cosas que de otra forma no habría sido posible. Sin embargo, para muchos residentes ha supuesto una pérdida de oportunidades formativas porque se ha centrado todo demasiado en la pandemia y algunas cosas se han tenido que dejar de lado desafortunadamente.
–¿Cree que lo estamos haciendo bien en la gestión del coronavirus?
–No podría responder a esa pregunta. Si lo hiciera, seguro que me equivocaría. Yo estoy orgulloso de todos los sanitarios, investigadores, epidemiólogos y científicos que han trabajado para dar luz cuando hacía falta. Es imposible no equivocarse cuando se va a ciegas. Será mejorable, pero yo estoy satisfecho con muchas cosas, sobre todo con la vacunación masiva tan rápida y efectiva que hemos tenido. Debemos creer más en nuestros médicos y científicos, sabiendo que la medicina no es una ciencia perfecta y es falible.
–¿Cree que se le debe dar más protagonismo a la Atención Primaria?
–Sin duda. La prevención y la atención primaria son los servicios que generan más salud y los que proporcionalmente reciben menos fondos. Esta tendencia debe cambiar.
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