Los colegios andaluces, a diferencia de los de otras comunidades, no tienen establecida una normativa sobre los ejercicios fuera del horario escolar Muchos padres entienden que han de realizarse en el centro
S. VALLEJO - D. J. GENIZ, GRANADA
Rosa Fernández llega a casa pasadas las tres de la tarde. Su jornada laboral ha terminado, pero el trabajo no. A las tareas domésticas se suma la atención que ha de prestar a su hijo de ocho años, que pasa una media de entre dos y tres horas diarias realizando deberes en casa. Este alumno de tercero de Primaria estudia en un colegio público y no es la primera vez que las familias se han quejado del elevado número de ejercicios que se encargan a los menores fuera del horario escolar. Algo que no se entiende para los niños que con esa edad "marchan bien" en la escuela.
El exceso de deberes no es un caso aislado. Hace unos días los telediarios se hicieron eco de la denuncia de un padre al colegio Isidro Parga Pondal, en el municipio coruñés de Oleiros, por mandar demasiadas tareas a los alumnos cuando regresan a casa. Para ello, se ha acogido a una normativa de la Xunta de Galicia aprobada en 1997 que lo prohibe. En Andalucía no hay establecida una orden. Así lo confirman fuentes de la Consejería de Educación, que aseguran que el encargo de actividades fuera del colegio es competencia de cada centro o docente.
El debate no es nuevo. Siempre se ha cuestionado la conveniencia de los deberes en casa, sobre todo, para niños de Primaria. Dicho aspecto está regulado por algunas autonomías -a las que están transferidas las competencias en enseñanza- pero en otras no, como ocurre en Andalucía.
Los expertos lo tienen claro. Según Francisco González García, director del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales; José Miguel Vílchez González, secretario del Departamento del mismo departamento e Isidoro Segovia Alex, director del departamento de Didáctica de la Matemática, "el conocimiento útil y duradero no es el que meramente se transmite sino el que uno mismo se construye. Partiendo de esta base, la realización de deberes fuera del aula es esencial como proceso de reflexión sobre lo tratado en el aula y adelanto de lo que vendrá. Solo si se orienta de este modo podemos buscarle algún sentido, por lo que, sin duda, son necesarios".
Para saber si son excesivo o no habría que analizar, a su juicio, qué son realmente los deberes. "En muchas ocasiones no consisten más que en algunas tareas meramente repetitivas o en dar respuesta a preguntas totalmente descontextualizadas que no guardan relación alguna con la vida cotidiana de los estudiantes por lo que no se le encuentra ningún sentido e incluso desaniman y producen un efecto contrario". Sobre este tipo de deberes sí hay un abuso real en los centros.
Por el contrario, si las tareas están "bien planificadas en temáticas y tiempo de modo que el aprendiz pudiera hasta disfrutar, sería más útil". "No se trata pues tanto de la cantidad sino de la calidad de lo encomendado", por lo que otra cuestión es si el profesorado hace una cosa u otra, si planifica los deberes o tan solo entiende que son completar las tareas que no se finalizan en el aula.
Según estos expertos de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, también hay que diferenciar por etapas de Primaria. "En el primer ciclo, los dos primeros años, las tareas de casa deben ser muy comedidas o estar ausentes. En el segundo y tercer ciclo, de tercero a sexto de Primaria, el trabajo de casa es recomendable porque hay que ir creando el hábito en casa pero no el hábito de tener que hacer algo que no gusta y pocas veces sirve, sino de formular preguntas y buscar las respuestas más adecuadas, lo que encaja con la curiosidad que caracteriza a los chavales de Primaria", explican.
La posición de los padres, según los docentes, también es importante. "Los padres pueden y deben interesarse por los deberes y tareas de sus hijos; es una forma de contactar el mundo escolar con las familias pero básicamente los padres deberían enfocar sus esfuerzos a educar a sus hijos, que no es poco. "Educar es fomentar hábitos de trabajo y responsabilidad, no es que los padres tengan que enseñar a sus hijos por las tardes haciendo con ellos los deberes", dicen.
En esta cuestión es inevitable hacer referencia a Finlandia, que siempre logra los mejores resultados en el PISA. Pero en la comparativa hay que recordar que el sistema educativo del país nórdico en poco se asemeja al español: Es un modelo más flexible, con una implicación mayor de las familias al ser muy integrador. El alumno goza de libertad horaria, pero adquiere un compromiso de llevar los ejercicios realizados al colegio, donde se trabajo mucho en grupo. Por contra, el sistema español es más estricto, se trabaja más en el aula y con horarios cerrados, de ahí que carezca de sentido la sobrecarga de deberes fuera de la escuela.
Teniendo en cuenta que en Andalucía no existe una normativa concreta, la decisión de mandar tareas para casa queda, en la mayoría de los casos, en manos de los docentes. Francisco Padilla, presidente del sindicato ANPE en Andalucía, señala que la opinión generalizada de los maestros es que los deberes "ayudan a la formación del alumno y a que trabaje de manera autónoma", aunque especifica que "han de ser progresivos", por lo que en el primer ciclo no deben superar la hora, un tiempo que irá incrementándose hasta la ESO. Sin embargo, dentro de la plantilla docente de un mismo centro existen distintas posturas al respecto.
En el lado opuesto se encuentran las familias, que deben velar por que sus hijos realicen las tareas encargadas y, en más de una ocasión, resolverles las dudas. El presidente de la federación de asociaciones de padres de Granada, Fapa-Alhambra, José Antonio Puerta, dijo que el debate de los deberes es tan fácil de resolverse como "utilizar el sentido común". Según los padres, tendría que haber tiempo en las aulas para que los niños hicieran los ejercicios y no cargarlos por las tardes de tareas siendo conscientes, no obstante, de que no se puede generalizar y que hay niños que necesitan más apoyo. "Para esta cuestión hay que sentarse con los tutores, hablar y consensuar porque tenemos que ir de la mano", asegura Puerta.
Pero los deberes también están generando problemas serios en las familias. "Hay padres y madres que lo pasan mal por no poder ayudar a sus hijos en las tareas porque no lo saben y encima no tienen dinero para un profesor particular, por lo que los deberes también afectan a las familias".
El exceso de deberes no es un caso aislado. Hace unos días los telediarios se hicieron eco de la denuncia de un padre al colegio Isidro Parga Pondal, en el municipio coruñés de Oleiros, por mandar demasiadas tareas a los alumnos cuando regresan a casa. Para ello, se ha acogido a una normativa de la Xunta de Galicia aprobada en 1997 que lo prohibe. En Andalucía no hay establecida una orden. Así lo confirman fuentes de la Consejería de Educación, que aseguran que el encargo de actividades fuera del colegio es competencia de cada centro o docente.
El debate no es nuevo. Siempre se ha cuestionado la conveniencia de los deberes en casa, sobre todo, para niños de Primaria. Dicho aspecto está regulado por algunas autonomías -a las que están transferidas las competencias en enseñanza- pero en otras no, como ocurre en Andalucía.
Los expertos lo tienen claro. Según Francisco González García, director del Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales; José Miguel Vílchez González, secretario del Departamento del mismo departamento e Isidoro Segovia Alex, director del departamento de Didáctica de la Matemática, "el conocimiento útil y duradero no es el que meramente se transmite sino el que uno mismo se construye. Partiendo de esta base, la realización de deberes fuera del aula es esencial como proceso de reflexión sobre lo tratado en el aula y adelanto de lo que vendrá. Solo si se orienta de este modo podemos buscarle algún sentido, por lo que, sin duda, son necesarios".
Para saber si son excesivo o no habría que analizar, a su juicio, qué son realmente los deberes. "En muchas ocasiones no consisten más que en algunas tareas meramente repetitivas o en dar respuesta a preguntas totalmente descontextualizadas que no guardan relación alguna con la vida cotidiana de los estudiantes por lo que no se le encuentra ningún sentido e incluso desaniman y producen un efecto contrario". Sobre este tipo de deberes sí hay un abuso real en los centros.
Por el contrario, si las tareas están "bien planificadas en temáticas y tiempo de modo que el aprendiz pudiera hasta disfrutar, sería más útil". "No se trata pues tanto de la cantidad sino de la calidad de lo encomendado", por lo que otra cuestión es si el profesorado hace una cosa u otra, si planifica los deberes o tan solo entiende que son completar las tareas que no se finalizan en el aula.
Según estos expertos de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, también hay que diferenciar por etapas de Primaria. "En el primer ciclo, los dos primeros años, las tareas de casa deben ser muy comedidas o estar ausentes. En el segundo y tercer ciclo, de tercero a sexto de Primaria, el trabajo de casa es recomendable porque hay que ir creando el hábito en casa pero no el hábito de tener que hacer algo que no gusta y pocas veces sirve, sino de formular preguntas y buscar las respuestas más adecuadas, lo que encaja con la curiosidad que caracteriza a los chavales de Primaria", explican.
La posición de los padres, según los docentes, también es importante. "Los padres pueden y deben interesarse por los deberes y tareas de sus hijos; es una forma de contactar el mundo escolar con las familias pero básicamente los padres deberían enfocar sus esfuerzos a educar a sus hijos, que no es poco. "Educar es fomentar hábitos de trabajo y responsabilidad, no es que los padres tengan que enseñar a sus hijos por las tardes haciendo con ellos los deberes", dicen.
En esta cuestión es inevitable hacer referencia a Finlandia, que siempre logra los mejores resultados en el PISA. Pero en la comparativa hay que recordar que el sistema educativo del país nórdico en poco se asemeja al español: Es un modelo más flexible, con una implicación mayor de las familias al ser muy integrador. El alumno goza de libertad horaria, pero adquiere un compromiso de llevar los ejercicios realizados al colegio, donde se trabajo mucho en grupo. Por contra, el sistema español es más estricto, se trabaja más en el aula y con horarios cerrados, de ahí que carezca de sentido la sobrecarga de deberes fuera de la escuela.
Teniendo en cuenta que en Andalucía no existe una normativa concreta, la decisión de mandar tareas para casa queda, en la mayoría de los casos, en manos de los docentes. Francisco Padilla, presidente del sindicato ANPE en Andalucía, señala que la opinión generalizada de los maestros es que los deberes "ayudan a la formación del alumno y a que trabaje de manera autónoma", aunque especifica que "han de ser progresivos", por lo que en el primer ciclo no deben superar la hora, un tiempo que irá incrementándose hasta la ESO. Sin embargo, dentro de la plantilla docente de un mismo centro existen distintas posturas al respecto.
En el lado opuesto se encuentran las familias, que deben velar por que sus hijos realicen las tareas encargadas y, en más de una ocasión, resolverles las dudas. El presidente de la federación de asociaciones de padres de Granada, Fapa-Alhambra, José Antonio Puerta, dijo que el debate de los deberes es tan fácil de resolverse como "utilizar el sentido común". Según los padres, tendría que haber tiempo en las aulas para que los niños hicieran los ejercicios y no cargarlos por las tardes de tareas siendo conscientes, no obstante, de que no se puede generalizar y que hay niños que necesitan más apoyo. "Para esta cuestión hay que sentarse con los tutores, hablar y consensuar porque tenemos que ir de la mano", asegura Puerta.
Pero los deberes también están generando problemas serios en las familias. "Hay padres y madres que lo pasan mal por no poder ayudar a sus hijos en las tareas porque no lo saben y encima no tienen dinero para un profesor particular, por lo que los deberes también afectan a las familias".
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