Después de siete años y medio al frente de la UGR acaba de ser sustituido por Pilar Aranda, a la que por encima de todo aconseja que no se aísle Ha tenido que afrontar los peores años de la crisis
LOLA QUERO GRANADA
El elegante y vetusto despacho del rector en el Hospital Real es ya historia para González Lodeiro, que ahora parece no haber salido nunca del Departamento de Geodinámica, como un científico más de la UGR, rodeado de mapas, libros y concentrado en su enorme pantalla Apple. Pero ahora goza de una visión universitaria mucho más amplia...
-¿Echaba de menos este despacho, la docencia y, sobre todo, la investigación?
-Sí, tenía ganas de volver a esta Facultad.
-¿Es duro ser rector? ¿Muchas noches sin dormir?
-No, yo he dormido muy bien. Es muy agradable. Tienes más momentos buenos que malos y los malos han estado vinculados al tema económico, que es lo que más preocupa. No puedo decir que haya pasado malos momentos en el Rectorado. No ha habido nada que me haya inquietado.
-Le han tocado los peores años de crisis, ¿es un reto añadido sortear las dificultades económicas?
-La situación de crisis económica ha sido fuerte, y lo es, porque no es un tema cerrado. Pero también se ha agravado con las decisiones del legislativo. Lo peor fue el decreto del 2012 [el de medidas de racionalización del gasto público en la Educación]. Han sido unos años en los que el Gobierno ha tenido sus ideas políticas sobre la Universidad que no compartíamos la mayor parte de las Universidades públicas. Los problemas económicos han sido importantes, pero donde hemos tenido que hacer más resistencia es en los cambios de legislación y de la política por parte del Gobierno de Madrid. El Ministerio, sobre todo el de la primera época, o bien no sabía lo que estaba haciendo en la Universidad o realmente... Lo percibimos muchos, quizás erróneamente, como un ataque a la universidad pública. Ha estimulado y favorecido la universidad privada. El último decreto publicado es una forma de llamar a la creación de universidades privadas y considerar que la universidad es un negocio y mercantilizarlo. Para las personas que tenemos una cierta forma de ver el mundo, es una cosa nefasta. La universidad no puede ser un negocio, porque es fundamental en el estado de derecho. En la tradición europea no existe este tipo de universidad y España es una excepción. Se están produciendo fenómenos que no se conocían, es decir, mercantilizar la universidad.
-La principal queja siempre es el efecto de los recortes sobre el profesorado...
-El tema del profesorado también ha sido preocupante por la rebaja al 10% de la tasa de reposición. La Universidad se está descapitalizando de gente y talento. Es un tema que hay que recuperar. Esos son los temas que más me han preocupado, no tanto la gestión del día a día. La UGR es muy profesional. Me he sentido muy apoyado. Ha sido el panorama que se está abriendo en este país respecto a la educación superior. No sé el nuevo ministro qué ideas tendrá, pero tendrá que pensarse mucho qué deriva toma la Universidad.
-¿Qué cree que pasará con el nuevo modelo de 3 años de grado y 2 de máster (3+2) propuesto por el Gobierno?
-El Ministerio ha puesto sobre la mesa que las universidades elijan entre el 3+2, 4+1, 4+2 o el 3+1, que también es posible. No es un modelo nuevo. Hay que estudiarlo. La Universidad tiene autonomía suficiente para elegir el sistema. La decisión que hemos tomados las universidades andaluzas y casi todas las españolas, salvo alguna excepción, es ir con tranquilidad y estudiando el tema. Es un modelo que quizás tenga que tener otros ajustes. Antes teníamos un catálogo de títulos y ahora un registro. Se han disparado el número de grados con títulos que son más propios de un máster. Si mantenemos el registro, pasar a 3 años es trivializar mucho. En Alemania el modelo es de 1+3+1, con un curso de preparación. Hay que buscar equilibrios. A lo mejor hay títulos que se pueden hacer en 3 años y otros en 4. No pasa nada, no vale más uno que otro. También puede haber másteres de un año y de dos. A mí el decreto no me gusta, por la forma en que se ha planteado. Pero ahí está y lo que hay que hacer es jugar con ese decreto.
-La presidenta andaluza destacó en su despedida su carácter reivindicativo. ¿Su tarea de estos años ha tenido un componente grande de lucha con las Administraciones?
-Ha habido un tema en el que nuestra Universidad ha sido pionera. Las medidas que ha ido tomando el Gobierno andaluz son muy parecidas a las que hemos tomado nosotros hace ya años, como es el plan propio de ayudas al estudiante, de tal manera que ninguno deje de estudiar por carencia de medios. Hemos puesto un plan propio de ayudas y becas que suplementaba al de otras instituciones. En el pago fraccionado fuimos la primera Universidad, junto con Córdoba, que lo pusimos gracias a un acuerdo que llegamos con las entidades financieras. Los rectores andaluces hemos estado siempre en contra de una subida desmesurada de los precios públicos y nos ha dado una buena noticia la presidenta con los precios de 2011, sobre todo en los másteres y en los grados. La UGR tiene una gran importancia en la promoción social. Estamos en una zona pobre, deprimida, donde las personas pueden tener su promoción a través de la formación. Eso hay que facilitarlo.
-¿La deuda de la Junta de Andalucía ha provocado asfixia?
-La deuda ha sido muy importante. La rectora ha hecho una apelación, ha pedido a la presidenta que vayamos saldando esa deuda. Es verdad que ha sido un problema y sobre todo lo han sufrido los proveedores. Aquí no ha habido que reducir plantilla, salvo la que se produce por jubilación o fallecimiento, pero no como en otras universidades, que han tenido que reducir personal. Hemos podido sobrevivir. ¿A qué se debe? Esta es una Universidad que no ha despilfarrado el dinero, la gente el dinero que iba teniendo lo iba gastando en necesidades pero nunca en el despilfarro. Eso nos ha ayudado a mantener la calidad, independientemente de lo que teníamos. La presidenta ha dicho que en dos años iba a liquidar la deuda y estaremos en un proceso de normalización de las cuentas con la Junta de Andalucía.
-Su relación con los sindicatos ha sido especialmente complicada...
-Los sindicatos tienen su papel, yo lo acepto. Me molesta poco lo que dicen los sindicatos sobre mí. En muchos casos hay desinformación, en otras cosas, mala intención... Pero eso sí que no me quita el sueño. Cuando me han llamado he acudido, pero querían cosas que no eran posibles, forzando la legalidad. Nos han llevado a los tribunales y todos los pleitos los hemos ganado. Cada uno tiene su papel y están en su derecho de criticar. A mí nunca me han asustado los sindicatos y menos éstos.
-A pesar de la crisis ha dejado una Universidad con unas infraestructuras envidiables. ¿Es éste uno de sus motivos de orgullo?
-Estoy muy satisfecho con la mejora de las infraestructuras, tengo que decir que ha habido un Vicerrectorado y una Gerencia excepcionales. Hemos optimizado los recursos y hemos podido hacer un crecimiento en metros cuadrados importante. También en Ceuta y Melilla, sobre todo en Ceuta. En Granada, el PTS, la Facultad de Medicina, el módulo de Empresariales, los edificios en Aynadamar, en Gran Vía... Una labor importante. Quedan cosas por hacer, como el arreglo de la comisaría frente a Derecho, el módulo de Bellas Artes y poco más... En la Sierra queda un acuerdo que no se ha cumplido en el albergue universitario y la zona de la Hoya de la Mora... Son cosas que no son indispensables para funcionar. Hemos mejorado mucho en infraestructuras, pero también en investigación. En cualquier ranking internacional hoy estamos entre las 300 mejores del mundo y en España estamos siempre entre las 10 mejores posicionadas. Ha sido una mejora continua y, a diferencia de otras universidades, hemos tenido una subida constante desde 2007. Las infraestructuras de la investigación han mejorado y el capital humano que tenemos es muy bueno, que trabaja incluso en condiciones no demasiado favorables de dinero y medios.
-¿Ése es el gran valor de la UGR, la investigación?
-Sí, la investigación es uno de los grandes puntos fuertes que tenemos. No es por comparar con otras, pero en Andalucía es un punto de referencia Granada como Universidad investigadora. Hay mucho que avanzar y resolver, como es el tema de los másteres y los doctorados. Hay mucho campo que recorrer ahí porque es una estructura nueva en la Universidad.
-¿En este apartado de los máster sí hay que competir?
-Las universidades públicas no competimos, nos ayudamos. La competencia es que todos queremos ser mejores. En los másteres sí tenemos una situación complicada respecto a la privada, que tiene más posibilidades y libertad que la Universidad pública. No tienen unos precios establecidos, nosotros sí, lo que produce unas restricciones a la hora de hacer un máster. Creo que la Conferencia de Rectores planteará al Ministerio poder mejorar. Tenemos en las públicas una distinción entre másteres oficiales y másteres propios que en la privada no existe, son todos oficiales. Pero en cambio en la privada los másteres siempre están vinculados a determinadas acciones formativas de tipo empresarial, derecho, ciencias sociales. En las públicas, los másteres son más experimentales, tienen menos atractivo comercial. Hay un campo donde trabajar. Estamos en inferioridad de condiciones en los másteres de gestión de empresas y marketing. No podemos competir con la privada. Hay que decir que la privada está usando profesores de la pública, cosa que está en el límite de las compatibilidades y habrá que verlo despacio.
-La campaña electoral por el Rectorado ha sido dura y ha salpicado a mucha gente. ¿Se ha mordido mucho la lengua?
-Reprimirme más que nada. No he participado en la campaña. Yo no era el enemigo a batir, no me presentaba, por tanto creo que cuando se hace una campaña a rector hay que hacerla en positivo, no hablando del pasado, sobre todo cuando el pasado no compite contigo. Tú tienes que tener ciertas ideas, pero... Creo que ahí se equivocan las personas que hacen este tipo de campañas, porque eso no lleva a ningún sitio. Otra cosa es que yo decidiera presentarme, entonces se podrá criticar mi labor como rector, lo veo legítimo y lícito. Pero yo no me presentaba. Al deslegitimar lo que se ha hecho en la Universidad durante 30 años, se están deslegitimando ellos también. En esta Universidad los acuerdos en Consejo de Gobierno han sido por unanimidad en más de un 90%.
-¿Cree que han hecho daño a la imagen de la institución esas acusaciones del "régimen de poder"?
-El régimen... (Ríe) Régimen de poder, es una expresión. Yo creo que no, y la prueba ha sido la respuesta de la comunidad universitaria y de la sociedad. Creo que eso no conduce a nada. Hay un cierto populismo, ciertas frases que intentan producir impacto. Es como lo del eje Sevilla-Málaga. Eso de los ejes de alianzas lo inventó Mussolini. El mundo tenía que girar en torno a Roma y Berlín. Ahora se habla del eje Sevilla-Málaga. ¿Esto que es? ¿Vamos a girar toda Andalucía en torno a ese eje? ¿Y esto del régimen? Uno puede decir el sistema, pero el régimen... El único que he conocido ha sido el de Franco, luego vino la democracia y ya no se habla de régimen. Yo no creo que en Granada haya habido ningún régimen en la Universidad. Es verdad que cuatro vicerrectores hemos sido rectores. ¿A eso se le quiere llamar régimen? Pues no lo sé... La verdad es que tuvo una buena cosecha Morillas (el rector de la UGR Lorenzo Morillas), al dejar cuatro rectores, no hay muchos que lo tengan en su curriculum. Pero no hay ningún régimen.
-¿Qué consejo principal le ha dado a Pilar Aranda, su sucesora?
-Que siga siendo como es. Creo que va a ser una gran rectora. La conozco desde hace muchos años, es muy trabajadora, muy inteligente y muy abierta y no se va a aislar. Le he dicho: "Sigue siendo como eres y te irán bien las cosas".
-¿Es ése un riesgo en el Rectorado, el de aislarse?
-Sí, te puedes aislar. Yo he tenido siempre las puertas abiertas, hay que tenerlas siempre muy abiertas, y se lo he dicho a ella. Hay que escuchar a todo el mundo. Te dicen muchas cosas y unas te van a gustar más y otras menos, unos son más razonables que otros, pero hay que escuchar a todo el mundo y no aislarse jamás ni pensar que estás atrincherado. Hay que salir a la calle, hablar con los compañeros, que son tus compañeros; no pensar que tienes enemigos, la gente en general te aprecia.
-¿Echaba de menos este despacho, la docencia y, sobre todo, la investigación?
-Sí, tenía ganas de volver a esta Facultad.
-¿Es duro ser rector? ¿Muchas noches sin dormir?
-No, yo he dormido muy bien. Es muy agradable. Tienes más momentos buenos que malos y los malos han estado vinculados al tema económico, que es lo que más preocupa. No puedo decir que haya pasado malos momentos en el Rectorado. No ha habido nada que me haya inquietado.
-Le han tocado los peores años de crisis, ¿es un reto añadido sortear las dificultades económicas?
-La situación de crisis económica ha sido fuerte, y lo es, porque no es un tema cerrado. Pero también se ha agravado con las decisiones del legislativo. Lo peor fue el decreto del 2012 [el de medidas de racionalización del gasto público en la Educación]. Han sido unos años en los que el Gobierno ha tenido sus ideas políticas sobre la Universidad que no compartíamos la mayor parte de las Universidades públicas. Los problemas económicos han sido importantes, pero donde hemos tenido que hacer más resistencia es en los cambios de legislación y de la política por parte del Gobierno de Madrid. El Ministerio, sobre todo el de la primera época, o bien no sabía lo que estaba haciendo en la Universidad o realmente... Lo percibimos muchos, quizás erróneamente, como un ataque a la universidad pública. Ha estimulado y favorecido la universidad privada. El último decreto publicado es una forma de llamar a la creación de universidades privadas y considerar que la universidad es un negocio y mercantilizarlo. Para las personas que tenemos una cierta forma de ver el mundo, es una cosa nefasta. La universidad no puede ser un negocio, porque es fundamental en el estado de derecho. En la tradición europea no existe este tipo de universidad y España es una excepción. Se están produciendo fenómenos que no se conocían, es decir, mercantilizar la universidad.
-La principal queja siempre es el efecto de los recortes sobre el profesorado...
-El tema del profesorado también ha sido preocupante por la rebaja al 10% de la tasa de reposición. La Universidad se está descapitalizando de gente y talento. Es un tema que hay que recuperar. Esos son los temas que más me han preocupado, no tanto la gestión del día a día. La UGR es muy profesional. Me he sentido muy apoyado. Ha sido el panorama que se está abriendo en este país respecto a la educación superior. No sé el nuevo ministro qué ideas tendrá, pero tendrá que pensarse mucho qué deriva toma la Universidad.
-¿Qué cree que pasará con el nuevo modelo de 3 años de grado y 2 de máster (3+2) propuesto por el Gobierno?
-El Ministerio ha puesto sobre la mesa que las universidades elijan entre el 3+2, 4+1, 4+2 o el 3+1, que también es posible. No es un modelo nuevo. Hay que estudiarlo. La Universidad tiene autonomía suficiente para elegir el sistema. La decisión que hemos tomados las universidades andaluzas y casi todas las españolas, salvo alguna excepción, es ir con tranquilidad y estudiando el tema. Es un modelo que quizás tenga que tener otros ajustes. Antes teníamos un catálogo de títulos y ahora un registro. Se han disparado el número de grados con títulos que son más propios de un máster. Si mantenemos el registro, pasar a 3 años es trivializar mucho. En Alemania el modelo es de 1+3+1, con un curso de preparación. Hay que buscar equilibrios. A lo mejor hay títulos que se pueden hacer en 3 años y otros en 4. No pasa nada, no vale más uno que otro. También puede haber másteres de un año y de dos. A mí el decreto no me gusta, por la forma en que se ha planteado. Pero ahí está y lo que hay que hacer es jugar con ese decreto.
-La presidenta andaluza destacó en su despedida su carácter reivindicativo. ¿Su tarea de estos años ha tenido un componente grande de lucha con las Administraciones?
-Ha habido un tema en el que nuestra Universidad ha sido pionera. Las medidas que ha ido tomando el Gobierno andaluz son muy parecidas a las que hemos tomado nosotros hace ya años, como es el plan propio de ayudas al estudiante, de tal manera que ninguno deje de estudiar por carencia de medios. Hemos puesto un plan propio de ayudas y becas que suplementaba al de otras instituciones. En el pago fraccionado fuimos la primera Universidad, junto con Córdoba, que lo pusimos gracias a un acuerdo que llegamos con las entidades financieras. Los rectores andaluces hemos estado siempre en contra de una subida desmesurada de los precios públicos y nos ha dado una buena noticia la presidenta con los precios de 2011, sobre todo en los másteres y en los grados. La UGR tiene una gran importancia en la promoción social. Estamos en una zona pobre, deprimida, donde las personas pueden tener su promoción a través de la formación. Eso hay que facilitarlo.
-¿La deuda de la Junta de Andalucía ha provocado asfixia?
-La deuda ha sido muy importante. La rectora ha hecho una apelación, ha pedido a la presidenta que vayamos saldando esa deuda. Es verdad que ha sido un problema y sobre todo lo han sufrido los proveedores. Aquí no ha habido que reducir plantilla, salvo la que se produce por jubilación o fallecimiento, pero no como en otras universidades, que han tenido que reducir personal. Hemos podido sobrevivir. ¿A qué se debe? Esta es una Universidad que no ha despilfarrado el dinero, la gente el dinero que iba teniendo lo iba gastando en necesidades pero nunca en el despilfarro. Eso nos ha ayudado a mantener la calidad, independientemente de lo que teníamos. La presidenta ha dicho que en dos años iba a liquidar la deuda y estaremos en un proceso de normalización de las cuentas con la Junta de Andalucía.
-Su relación con los sindicatos ha sido especialmente complicada...
-Los sindicatos tienen su papel, yo lo acepto. Me molesta poco lo que dicen los sindicatos sobre mí. En muchos casos hay desinformación, en otras cosas, mala intención... Pero eso sí que no me quita el sueño. Cuando me han llamado he acudido, pero querían cosas que no eran posibles, forzando la legalidad. Nos han llevado a los tribunales y todos los pleitos los hemos ganado. Cada uno tiene su papel y están en su derecho de criticar. A mí nunca me han asustado los sindicatos y menos éstos.
-A pesar de la crisis ha dejado una Universidad con unas infraestructuras envidiables. ¿Es éste uno de sus motivos de orgullo?
-Estoy muy satisfecho con la mejora de las infraestructuras, tengo que decir que ha habido un Vicerrectorado y una Gerencia excepcionales. Hemos optimizado los recursos y hemos podido hacer un crecimiento en metros cuadrados importante. También en Ceuta y Melilla, sobre todo en Ceuta. En Granada, el PTS, la Facultad de Medicina, el módulo de Empresariales, los edificios en Aynadamar, en Gran Vía... Una labor importante. Quedan cosas por hacer, como el arreglo de la comisaría frente a Derecho, el módulo de Bellas Artes y poco más... En la Sierra queda un acuerdo que no se ha cumplido en el albergue universitario y la zona de la Hoya de la Mora... Son cosas que no son indispensables para funcionar. Hemos mejorado mucho en infraestructuras, pero también en investigación. En cualquier ranking internacional hoy estamos entre las 300 mejores del mundo y en España estamos siempre entre las 10 mejores posicionadas. Ha sido una mejora continua y, a diferencia de otras universidades, hemos tenido una subida constante desde 2007. Las infraestructuras de la investigación han mejorado y el capital humano que tenemos es muy bueno, que trabaja incluso en condiciones no demasiado favorables de dinero y medios.
-¿Ése es el gran valor de la UGR, la investigación?
-Sí, la investigación es uno de los grandes puntos fuertes que tenemos. No es por comparar con otras, pero en Andalucía es un punto de referencia Granada como Universidad investigadora. Hay mucho que avanzar y resolver, como es el tema de los másteres y los doctorados. Hay mucho campo que recorrer ahí porque es una estructura nueva en la Universidad.
-¿En este apartado de los máster sí hay que competir?
-Las universidades públicas no competimos, nos ayudamos. La competencia es que todos queremos ser mejores. En los másteres sí tenemos una situación complicada respecto a la privada, que tiene más posibilidades y libertad que la Universidad pública. No tienen unos precios establecidos, nosotros sí, lo que produce unas restricciones a la hora de hacer un máster. Creo que la Conferencia de Rectores planteará al Ministerio poder mejorar. Tenemos en las públicas una distinción entre másteres oficiales y másteres propios que en la privada no existe, son todos oficiales. Pero en cambio en la privada los másteres siempre están vinculados a determinadas acciones formativas de tipo empresarial, derecho, ciencias sociales. En las públicas, los másteres son más experimentales, tienen menos atractivo comercial. Hay un campo donde trabajar. Estamos en inferioridad de condiciones en los másteres de gestión de empresas y marketing. No podemos competir con la privada. Hay que decir que la privada está usando profesores de la pública, cosa que está en el límite de las compatibilidades y habrá que verlo despacio.
-La campaña electoral por el Rectorado ha sido dura y ha salpicado a mucha gente. ¿Se ha mordido mucho la lengua?
-Reprimirme más que nada. No he participado en la campaña. Yo no era el enemigo a batir, no me presentaba, por tanto creo que cuando se hace una campaña a rector hay que hacerla en positivo, no hablando del pasado, sobre todo cuando el pasado no compite contigo. Tú tienes que tener ciertas ideas, pero... Creo que ahí se equivocan las personas que hacen este tipo de campañas, porque eso no lleva a ningún sitio. Otra cosa es que yo decidiera presentarme, entonces se podrá criticar mi labor como rector, lo veo legítimo y lícito. Pero yo no me presentaba. Al deslegitimar lo que se ha hecho en la Universidad durante 30 años, se están deslegitimando ellos también. En esta Universidad los acuerdos en Consejo de Gobierno han sido por unanimidad en más de un 90%.
-¿Cree que han hecho daño a la imagen de la institución esas acusaciones del "régimen de poder"?
-El régimen... (Ríe) Régimen de poder, es una expresión. Yo creo que no, y la prueba ha sido la respuesta de la comunidad universitaria y de la sociedad. Creo que eso no conduce a nada. Hay un cierto populismo, ciertas frases que intentan producir impacto. Es como lo del eje Sevilla-Málaga. Eso de los ejes de alianzas lo inventó Mussolini. El mundo tenía que girar en torno a Roma y Berlín. Ahora se habla del eje Sevilla-Málaga. ¿Esto que es? ¿Vamos a girar toda Andalucía en torno a ese eje? ¿Y esto del régimen? Uno puede decir el sistema, pero el régimen... El único que he conocido ha sido el de Franco, luego vino la democracia y ya no se habla de régimen. Yo no creo que en Granada haya habido ningún régimen en la Universidad. Es verdad que cuatro vicerrectores hemos sido rectores. ¿A eso se le quiere llamar régimen? Pues no lo sé... La verdad es que tuvo una buena cosecha Morillas (el rector de la UGR Lorenzo Morillas), al dejar cuatro rectores, no hay muchos que lo tengan en su curriculum. Pero no hay ningún régimen.
-¿Qué consejo principal le ha dado a Pilar Aranda, su sucesora?
-Que siga siendo como es. Creo que va a ser una gran rectora. La conozco desde hace muchos años, es muy trabajadora, muy inteligente y muy abierta y no se va a aislar. Le he dicho: "Sigue siendo como eres y te irán bien las cosas".
-¿Es ése un riesgo en el Rectorado, el de aislarse?
-Sí, te puedes aislar. Yo he tenido siempre las puertas abiertas, hay que tenerlas siempre muy abiertas, y se lo he dicho a ella. Hay que escuchar a todo el mundo. Te dicen muchas cosas y unas te van a gustar más y otras menos, unos son más razonables que otros, pero hay que escuchar a todo el mundo y no aislarse jamás ni pensar que estás atrincherado. Hay que salir a la calle, hablar con los compañeros, que son tus compañeros; no pensar que tienes enemigos, la gente en general te aprecia.
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