GRANADA -
La antena del radiotelescopio de Sierra Nevada de 30 metros es visible desde varios puntos de la geografía granadina. Adentrarse en él, conocer pormenores de su funcionamiento y del trabajo que realizan los investigadores desde estos ojos que escrutan el Universo a través de ondas milimétricas, es un auténtico privilegio. Un privilegio que está al alcance de granadinos y turistas gracias a las visitas que organiza en verano el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), en colaboración con el Albergue Universitario situado en la Hoya de la Mora.
“La luz es muy espabilada. No elige el camino más corto sino el más rápido”, explica a los visitantes Víctor Manuel Muñoz, de Ciencialia, una empresa granadina especializada en la divulgación científica que colabora con este proyecto.
La especialidad de Víctor, astrónomo de formación, son los telescopios ópticos como los que el Instituto de Astrofísica de Andalucía tiene instalados también en la Sierra. La parte del radiotelescopio del IRAM (el consorcio que integran Francia, Alemania y España), la explica Israel Hermelo, astrónomo de soporte. Primero con una charla de divulgación científica, luego con una visita a ambas instalaciones, estos peculiares guías acercan la Astronomía y las técnicas que se emplean para conocer el Universo en un lenguaje ameno para todos los públicos.
El más entusiasmado con la visita el pasado sábado, 18 de julio, era Andrés, un pequeño llegado desde Lorca con su familia y gran aficionado a la Astronomía. Andrés, con la ayuda de Víctor Casanova, uno de los técnicos de soporte, cumplió su pequeño deseo de abrir las compuertas del telescopio. Pero igual de sorprendidos estaban madrileños, motrileños, almerienses y malagueños llegados hasta el Albergue Universitario atraídos por la propuesta.
Son duras las condiciones en las que trabaja el personal del observatorio, particularmente en invierno. La máquina quitanieves aparcada a un costado del OSN es testigo. Por eso en verano hay máxima actividad. Luego llegarán las nieves y para entonces todo debe estar listo para que la actividad científica no se detenga.
A 2850 metros de altura, desde la loma de Dílar y cerca del Veleta, el Universo parece más cerca. Pero también lo está más abajo, en el Albergue Universitario, donde en la noche y siempre que la climatología lo permita, la visita concluye con una observación desde telescopios de aficionados. “Probablemente la Astronomía es de las ciencias donde se pueden hacer más cosas interesantes con los aficionados”, comenta Víctor.
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