Imagen de la última manifestación en Granada el pasado 8 de marzo.
PILAR RONDÓN
El asilo o refugio es una condición que viene siendo conocida por la población española a raíz de la huída masiva de personas buscando protección, procedentes de la guerra en Siria. Por ello, el concepto de refugiado y/o asilado lo entendemos generalmente como la protección que se confiere a las personas que van huyendo de conflictos armados, o bien, en menor medida, como persecución individual/colectiva por motivos de ideas políticas o religiosas. La orientación sexual o la violencia de género son también otras causas por las cuales una persona puede ser perseguida y susceptible de protección como asilada /refugiada. Es ésta última, la cuestión de la violencia contra las mujeres y su necesidad de protección internacional como refugiadas, a la que nos hemos acercado a través del trabajo que realizamos con mujeres inmigrantes en Granada Acoge. La protección por "motivos de género", es la violencia que se ejerce sobre la mujer por el hecho de serlo y que se manifiesta de muchas formas: maltrato físico y psicológico, violencia sexual, matrimonios forzado ,mutilación genital, etc. Aunque es cierto que la violencia contra las mujeres se produce en todo el mundo, hace más vulnerable a la mujer que ni siquiera cuenta con un marco legal de protección. Según la ONU, la violencia sobre las mujeres en el mundo es "el abuso contra los derechos humanos más generalizado. 1 de cada 3 mujeres en el mundo sufre violencia física o sexual, principalmente por su compañero sentimental".
En España, aunque la violencia contra las mujeres es una realidad social como en el resto del mundo, contamos con un sistema de protección legal y, al menos, desde el punto de vista formal, los derechos de las mujeres son protegidos. Este deber de protección legal se extiende también a las mujeres que, o bien acaban de llegar a nuestro país o bien ya residen en él. Según Naciones Unidas en su Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer: Asamblea General de 20 de Diciembre de 1993.Resolución 48/104, "la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales, e impide a ésta gozar total o parcialmente de dichos derechos y libertades. Por lo tanto es un deber de los Estados, prevenir, erradicar y castigar los actos de violencia contra las mujeres".
También, El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, en su informe sobre España de 2009, insta a nuestro país a que otorgue plena protección a las mujeres víctimas que pidan asilo por motivos de género. En el mismo sentido se expresa el Comité de Naciones Unidas contra la Tortura, y el Comité de los Derechos del niño.
En el marco de la transposición de las directivas europeas sobre asilo que ha realizado España, la Ley 12/2009 de 30 de octubre reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria, en su artículo 7, reconoce expresamente la persecución por motivos de género o de edad, entre otros. El artículo 6 de dicha Ley, contempla como actos de persecución "actos de violencia física o psíquica contra la mujer, incluidos los actos de violencia sexual".
Por lo tanto, existe la obligación legal de proteger estas situaciones, pero es más cierto que si se toma conciencia del sufrimiento de estas mujeres, y la situación que padecen, es una obligación moral. En nuestro trabajo diario, hemos atendido a mujeres que viven en España con sus hijos, atemorizadas con la idea de volver a su país y seguir siendo maltratadas y /o asesinadas y, además, de manera impune. La legislación de muchos países no contempla el maltrato a la mujer como delito, y si lo hace, los casos suelen quedar como una riña familiar, o bien las denuncias son sistemáticamente archivadas. La inexistencia de un marco legal, de una protección efectiva y de un rechazo social a estas agresiones, suponen un riesgo para la vida de estas mujeres: la violencia de género es una suerte de guerra contra ellas donde viven su particular infierno sin la esperanza de que las leyes o el Estado donde viven las proteja. Por desgracia, muchas de ellas mueren y, la mayoría claudican por impotencia, pero otras deciden huir y llegar a países como el nuestro, con la intención de sobrevivir a la violencia y, encontrar un lugar seguro para poder vivir junto a sus hijos.
Desde instituciones como ACNUR se impulsa el reconocimiento de estas situaciones como asilo o protección subsidiaria. Como expuse al principio, en Granada Acoge trabajamos con mujeres inmigrantes que han padecido violencia de género y que buscan en nuestro país refugio para que su vida y la de sus hijos deje de correr peligro. Para poder conseguir que la protección sea efectiva, es necesario que se les reconozca que son perseguidas por esta cuestión y accedan a todos los mecanismos de protección, tanto documental como social, al igual que el resto de personas que vienen huyendo por otras causas.
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