Estos sentimientos no suelen confesarse pero están ahí.
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En el caos que supone ser padres por primera vez, muchas personas se preguntan: "¿Por qué nadie habla de lo difícil que es realmente?".
Estás siempre en marcha, siempre solicitado, siempre exprimiéndote al máximo, especialmente en la época en la que tus hijos dependen de ti completamente y para cualquier cosa. Hay una lista de asuntos sobre la paternidad de los que no se habla hasta que toca vivirlos. Un ejemplo es el resentimiento o rencor hacia tus hijos.
Estos sentimientos —ya sea el simple deseo de tener más tiempo para ti mientras te lamentas porque tus pequeños te necesitan tanto, o pensamientos más fuertes como arrepentirse de haber tenido hijos— solo suelen confesarse en la seguridad de una sesión de terapia profesional o entre los amigos más íntimos.
Sin embargo, hay madres que se sinceran, aunque en este artículo sus nombres han sido modificados a petición propia por motivos de privacidad.
Ser padres puede parecerse más a sobrevivir
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Breanne Díaz, madre de tres chicos, no se dio cuenta hasta hace poco de que siente rencor hacia sus propios hijos.
"Cuando se me pasan esas ideas por la cabeza, vienen junto con otros sentimientos de tristeza y decepción. Tristeza por no poder conectar con ellos y criarlos de la forma en que siempre había deseado y decepción porque el tiempo que paso con ellos no es tiempo de calidad", confiesa.
También admite que cuando habla de sus hijos, suele ser en términos de "supervivencia". A sus cuatro, seis y ocho años, todavía necesitan mucha ayuda.
"Si algún amigo o compañero de trabajo me pregunta qué voy a hacer con mis hijos en vacaciones, por ejemplo, mi respuesta suele ser 'sobrevivir'. Hablo con mucha negatividad, que parece surgir del sentimiento inicial de resentimiento", prosigue.
Díaz cuenta que alguna vez piensa en cómo sería su vida si sus hijos fueran "normales", si el mayor no tuviera autismo, si el mediano no sufriera pérdida de audición y si el pequeño no hubiera sido un embarazo sorpresa.
Puede surgir ese "remordimiento del comprador"
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Las diferencias entre las expectativas y la realidad de la paternidad son una fuente frecuente de remordimientos entre los padres, explica al HuffPost Canadá Gary Direnfeld, trabajador social que ofrece asesoramiento familiar.
"Los padres a veces tienen esa sensación de remordimiento de '¿Por qué me metí en esto?' y 'Mi vida sería mucho más sencilla si...", señala. Si se dan esas circunstancias, lo que necesitan los padres es sentirse apoyados en sus esfuerzos por cuidar de sí mismos.
"Ciertamente, sentir remordimientos es un indicador de que algo pasa. A esos padres les queremos ayudar a entender qué es lo que pasa, de forma que podamos satisfacer sus necesidades, y ellos, las de sus hijos", apunta.
Los padres necesitan descansar, pero no siempre es posible
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Katherine Jacobson, madre de tres chicos, afirma que no suele sentir resquemor hacia sus hijos, aunque confiesa: "Es como un monstruo que se cuela en mi mente cuando quiero que mis hijos me hagan caso si les pido algo".
Jacobson asegura que consigue resistir los malos momentos y que es una prioridad para ella tomarse mucho tiempo para para sí misma más allá de su papel como madre: "Estar todo el rato en el papel de madre genera rabia y agotamiento, de modo que me esfuerzo activamente por llevar una vida real de persona adulta. Darte un respiro y permitirte dedicar tiempo a tus aficiones es importante para mantener la cordura como padres".
Breanne Díaz considera que parte de sus sentimientos podrían aliviarse si contara con más ayuda: "Me pregunto si las personas que disponen de refuerzos albergan menos resentimiento que las personas que lo hacemos todo por nuestra cuenta sin ayuda".
Para Katherine Jacobson, la falta de apoyos externos impide que los padres recarguen las pilas, por así decirlo.
Es normal sentir remordimientos a veces, pero buscad apoyo si interfieren en vuestra labor de padres
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Gary Direnfeld reitera la necesidad de ayudar a los padres que sientan estos remordimientos, aunque destaca que este tipo de sentimientos suelen formar parte de la normalidad.
"No digáis: 'Vaya, debemos de ser unos padres horribles por sentir esto'. Decid, 'Probablemente somos unos padres normales a los que les está costando solucionar un problema relativo a las necesidades de nuestros hijos'. E interpretad eso como una señal de que quizás necesitéis algo de ayuda", plantea Direnfeld.
Como humanos, no lo hacemos todo de forma instintiva.
El experto indica que a menudo se espera de los padres —y particularmente de las madres— que lo sepan todo de forma instintiva y, si no tienen este instinto, se piensa que algo no les funciona bien.
"Como humanos, no lo hacemos todo de forma instintiva. Somos la especie que más tiene que aprender de los demás, de modo que si no sabemos algo, vamos y lo aprendemos de otra persona", explica.
También señala que gran parte de las falsas expectativas pueden atenuarse en las revisiones prenatales rutinarias. Los matrones, obstetras y ginecólogos deberían realizar algún tipo de observación, de tal forma que si perciben que unos futuros padres tienen unas expectativas irreales o necesitan más apoyo, puedan ser derivados a unos servicios adecuados antes del nacimiento del bebé.
Si tus remordimientos han llegado a un punto en el que interfieren con el cuidado de tus hijos, busca apoyo de forma inmediata, insta Direnfeld. Si uno de tus hijos llora y tú te vas en sentido contrario, le golpeas, recurres al alcohol o a las drogas, tu resentimiento ha alcanzado un punto problemático, aclara.
"Nos podemos exasperar y frustrar. Lo que no podemos hacer es pagar esa exasperación y frustración con un hijo. Eso no ayuda a nadie y solo acentúa los problemas", sentencia.
Algunos padres tienen hijos para cubrir sus propias necesidades de cariño
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Otro motivo por el que los padres pueden sentir remordimientos hacia sus hijos, según Gary Direnfeld, es que algunas personas tienen hijos para recibir el amor que se sentían con derecho a recibir cuando crecían, pero que no recibieron. En cierto modo, buscan que los hijos les quieran y que estos satisfagan sus propias necesidades, lo que es una expectativa irreal, tratándose de niños.
"Los hijos no están ahí para cubrir las necesidades de los padres, son los padres los que tienen que cubrir las necesidades de los niños", apunta. En muchos casos, la forma en que una persona fue criada afecta directamente a sus estrategias y sentimientos relativos a la paternidad, añade el especialista.
Breanne Díaz considera que esto se cumple en su caso, ya que su padre les dijo abiertamente que se arrepentía de haberlos tenido a ella y a sus hermanos cuando eran más pequeños: "Nos dejó muy claro que le importaba mucho más nuestra madre que nosotros. Tengo que asegurarme de que mis hijos jamás sientan eso".
Así las cosas, su marido y ella deben salir del paso lo mejor posible con muy poca ayuda y con unos recursos inadecuados: "Nunca parece que lo estemos haciendo lo suficientemente bien. Es como si yo no lo estuviera haciendo bien. Y esto tampoco está muy bien visto desde fuera. Tener remordimientos me hace sentirme terriblemente avergonzada. Otra lacra en mi aptitud como madre".
Sentir remordimientos no os convierte en malos padres
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A Breanne Díaz le gustaría que los padres pudieran hablar abiertamente de esta clase de sentimientos sin miedo a ser tachados de malos padres o a que alguien llame a una asociación de protección de menores.
"Ojalá el resto de padres con sentimientos similares supieran que no están solos. Ojalá todo el mundo, en especial los adultos que no tienen hijos, pudieran entender que ser padres es una tarea casi imposible", desea Díaz.
"Dedicarle una sonrisa de apoyo a una madre o a un padre cuando piensas que tienen algún problema puede ser lo más amable que hagas ese día", apunta.
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