La música urbana parece tener mucha más trascendencia fuera de España. ¿Qué radiografía hace de este estilo en nuestro país?
-Está todavía en la adolescencia. Se ha encontrado un público bastante bueno en nuestro país y los medios generalistas empiezan a interesarse pero todavía está en periodo de adaptación. La gente todavía no sabe muy bien qué es cada cosa, qué significa o de dónde viene, entonces están como cazando mariposas.
-Flamenco, electrónica, ritmos latinos... Cada vez gusta menos etiquetar a los artistas pero, ¿su estilo es un saco en el que cabe de todo?
-Totalmente. De hecho, lo último que he grabado, que no sé cuándo va a salir, tiene muchos tintes de metal y de rock andaluz. Siempre he dicho que hago lo que puedo con lo que tengo a mi alcance. No me gusta ceñirme a ningún tipo de género.
-Pese a que cada vez es más popular, este estilo tiene muchos detractores, sobre todo entre los más puristas. ¿Cree que festivales como Ron Barceló Desalia ayudan a dar visibilidad a la música urbana?
-Hay que normalizar lo nuevo, que, además, ya está más que asentado. La fusión y la mezcla es algo muy bonito y muy propio de nuestro país, así que normalizar eso es muy importante para que tenga su hueco en el panorama musical.
-¿Por qué cree que la música de antes se considera mejor que la de ahora?
-Por añoranza. Cualquier tiempo pasado fue mejor, ¿no? A mí, por ejemplo, ahora me ha dado por escuchar Manolo García y cuando lo oían mis padres no me gustaba nada.
-El público juvenil es el que más música escucha. ¿La consume más pero profundiza en ella menos?
-Totalmente. El mercado se ha vuelto de comida rápida, la gente escucha y no presta atención, por eso se está perdiendo el formato LP. Un músico ya no se esmera en hacer una producción tan compleja para que luego sólo lo escuchen una vez. También hay que saber adaptarse. El formato está cambiando y la forma de consumir, sólo hay que saber adecuarse. Pero no creo que eso sea ni bueno ni malo, sólo diferente.
-Hay una generación que ha crecido con la canción protesta, ¿cómo se les dice que la música de ahora también sirve para hacer crítica?
-El problema es que en esa época era algo bastante necesario. Ahora, dentro de lo que cabe, hay más libertad. La música va mucho con las necesidades de las distintas generaciones y ahora no es tan necesario protestar por algo tan gordo. Aun así, hay gente que hace canción protesta y personas a las que quieren meter presas por la música que hacen. Todo va con las generaciones y a ésta le toca algo diferente.
-Es de Granada y no hace flamenco. ¿Es difícil ser andaluz, triunfar y quitarse de encima ese cliché tan manoseado?
-Ser andaluz es una barrera para todo en general, incluso para el flamenco. A mí me ha pasado en algunos proyectos en los que he dado lo más puro de Andalucía y han preferido a otro que no era de la tierra. Siempre he sentido que el que es andaluz tiene un nivel más de dificultad a la hora de destacar.
-A pesar de los estigmas y de lo convencionales que somos a la hora de consumir música, ¿se puede ser profeta en la propia tierra con un estilo tan poco conservador como el suyo?
-En ese sentido he tenido mucha suerte porque me siento muy querido. Cada vez que toco en mi tierra me va muy bien, siempre agotamos entradas antes de lo previsto.
-Si tuviera que encasillar a Rajoy o Susana Díaz en un estilo musical, ¿cuál sería?
-(Risas) En algo muy muy muy aburrido. Pero no quiero dejar mal a ningún género musical.
-Se dedica a hacer un tipo de música pero imagino que escuchará de todo. ¿Qué suena en su MP3?
-Hasta hace no mucho lo que más consumía era flamenco y, sobre todo, por la radio. Ahora estoy nostálgico y me ha dado por escuchar la música de mis padres. Manu Chao, Manolo García... Creo que todo ha sido a raíz de que Spotify me recomendará oír mi cápsula del tiempo. Me metí y fue como... ¡Joder, yo escuchaba estas canciones en mi infancia!
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