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Los días largos, el calor, las noches de fiesta... El verano es una época social, pasamos más tiempo con amigos que durante todo el resto del año, y esto es genial: nos da felicidad, alegría y sosiego personal, pero para algunos puede llegar a ser un momento difícil por la alimentación. Para aquellos que son nuevos en el tema de comer bien y saludable y el bienestar a largo plazo, el verano y todos sus eventos sociales puede hacerles sentir como si estuviesen andando por un campo de minas, lleno de tentaciones relacionadas con la comida. Entonces, ¿cómo comer bien y no alterar tu estilo de vida saludable cuando no tienes control sobre el menú? Aquí te dejo algunos consejos para hacer que comer bien este verano sea mucho más sencillo y delicioso:
1. Come primero, sal de fiesta después
Ya sea que estés intentado bajar de peso, o simplemente estés tratando de comer de la forma más sana posible, adquiere el hábito de comer primero, antes de salir a tus citas de verano. Tómate un batido sustancioso o una comida ligera que contenga una cucharada de semillas de chía para evitar el hambre y asegurarte de que no llegas al evento hambriento y comas de más de esos alimentos que tanto proliferan en las fiestas y que no son tan saludables.
2. Sáltate los clásicos aperitivos
Miniquiches, mini salchichas envueltas en bacon, patatas fritas, empanadillas fritas... Estos aperitivos son bastante típicos en las fiestas y celebraciones. Un par de estos bocados sin pensar antes de la comida principal pueden hacer descarrilar una buena dieta saludable, así que mantén la distancia y resiste el impulso de picar durante la hora del cóctel. ¿No puedes resistirte cuando los ponen delante? Pues llega tarde, cuando el servicio de aperitivos haya terminado.
3. Aporta una opción saludable
Para reuniones más casuales, puedes traer una bandeja de algo delicioso (y saludable). Ayudarás al anfitrión, mejorarás tu reputación como amable invitado y, lo mejor de todo, estarás asegurándote de que haya una alternativa nutritiva para que disfrutes tú y el resto de comensales. Piensa en snacks nutritivas como aceitunas caseras marinadas con queso feta, pimientos cherry rellenos de atún, hummus con verduras cortadas en bastones, etc.
4. Encuentra el arcoíris y cómetelo
En las reuniones de verano o cuando estás de vacaciones en un hotel con pensión completa a menudo te encuentras con buffets repletos de comidas deficientes en nutrientes como ensalada de pasta, ensalada de patatas o gominolas con nubes de algodón. Todas estas opciones están cargadas con mayonesa y azúcares, de las que deberíamos prescindir. Mi consejo es pasar de ellos, dejarlos sobre la mesa y buscar el arcoíris. Busca cualquier verdura roja, verde, amarilla, naranja o morada, lo más natural posible, sin aliños ni mayonesas, incluso si solo están para decorar las bandejas, cógelas y llena tu plato con ellas.
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5. No te enfrentes a los que te retan a tomar alcohol en exceso
En verano, el alcohol tiene varios efectos, algunos de ellos buenos. Para empezar, el azúcar en las bebidas alcohólicas provoca e incita el hambre, y el alcohol hace que seas menos resistente y cedas más. Para cuando llega la segunda bebida, tienes menos control sobre tu apetito y es más probable que comas en exceso para responder a los antojos producidos por el alcohol. Si bebes para refrescarte, no te engañes: el alcohol hace incrementar la temperatura de tu cuerpo. Y cuando los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel comienzan a dilatarse, las glándulas sudoríparas responden bombeando sudor, lo que hace que no te veas todo lo atractivo que te gustaría.
6. Controla las porciones
Si, a pesar de la sudoración, todavía sientes que una trago es lo que necesitas, elige sabiamente, opta por bebidas con bajo contenido en azúcar, como el vodka o el tequila. Evita las mezclas dulces y afrutadas, y cambia las tónicas por agua con gas. Si el vino es lo tuyo, elige vinos muy secos y bajos en azúcar como el sauvignon blanc, el pinot grigio italiano y el chardonnay son apuestas decentes. Pero sea cual sea tu bebida favorita, disfrútala, no la engullas, y para después de la segunda ronda. A partir de ahí, opta por agua o agua con gas con mucho hielo para combatir los efectos del calor del verano y la deshidratación inducida por el alcohol. Vuelve a casa con la cabeza despejada y para despertarte sin resaca.
7. Festeja conscientemente, saborea sin devorar
¿Vas a una cena informal en un restaurante? Entonces debería ser bastante fácil comer conscientemente y poder elegir bien. Sin embargo, cuando estamos en la barbacoa de un amigo o del vecino y hay pica pica con platos que van de un lado para otro, puede convertirse en todo un reto elegir conscientemente nuestros bocados, pero esfuérzate en hacerlo. Si lo haces, comerás menos, mejorarás tu digestión y ayudarás a controlar tu apetito, ya que le das tiempo a las hormonas de saciedad de tu cerebro a ponerse al día con tu estómago, y esto te permitirá saber que estás lleno. ¿Cómo hacerlo? Tómate un momento para mirar la comida. Respira el aroma de la comida en tu plato. Come pequeños bocados y realmente saborea cada uno, mastícalo completamente antes de tragarlo. Toma un sorbo de agua cada pocos bocados, luego reposa tu cuchillo y tenedor y toma un respiro. Repite el proceso de mirar, respirar, saborear, masticar, pausar durante el resto de la comida, para saborear cada plato, cada ingrediente.
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