Uno de los grandes hándicaps de la esclerosis múltiple es que, por norma general, la enfermedad aparece precisamente cuando la persona comienza a embarcarse en más proyectos vitales y profesionales, en torno a los 30 años. Así, si bien cada vez hay mejores tratamientos, el impacto en la calidad de vida de una patología que no sólo es crónica, sino que también es progresiva, es realmente importante.
En este sentido, nuevos fármacos como cladribina en comprimidos, ya aprobado en el Sistema Nacional de Salud y comercializado por Merck, supone un verdadero avance no solo en cuestión de eficacia y seguridad, sino sobre todo a la hora de facilitar el tratamiento a los pacientes con Esclerosis Múltiple Recurrente, es decir, que padezcan brotes.
Como explica Celia Oreja Guevara, jefa de Sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos, el nuevo tratamiento permite controlar la patología durante 4 años con un máximo de 20 días de tratamiento, 10 días el primer año y otros 10 días el segundo año. Esto permite, entre otras cosas, reducir la monitorización del paciente y las visitas constantes al especialista, al tener que realizarse simplemente tres analíticas de sangre en el primer año y tres en el segundo.
Este fármaco llega a España este junio, pero ya cuenta con una experiencia de 8 años de investigación con un total de 2.000 pacientes, y con algo más de experiencia en otros países. Respecto a su funcionamiento, la experta aclara que “en la Esclerosis Múltiple se producen una serie de linfocitos que son perjudiciales, de forma que el tratamiento elimina los mismos en una primera fase”. En una segunda fase se produce su reconstitución, con efectos mínimos sobre otras células que componen la inmunidad innata, “por eso el efecto del fármaco es tan a largo plazo”.
Así, 8 de cada 10 pacientes no han presentado brotes en esos 4 años de tratamiento, y 9 de cada 10 tampoco han avanzado en su discapacidad. No se trata de una cura, pero sí de un gran paso, ya que si bien tras esos cuatro años hay pacientes que deben volver a iniciar el ciclo, o han de cambiar de fármaco, en estos ocho años, según los registros, el 50% de los pacientes no ha tenido que volver al tratamiento. Igualmente, cladribina tiene pocos efectos secundarios, que además, según la experta son “tratables, manejables y reversibles”. En cuanto a un efecto más permanente, Oreja explica que las líneas de investigación en este sentido se centran en la búsqueda de formas de reestablecer la mielina, una sustancia que protege y recubre las células nerviosas, y que se ve afectada directamente por la esclerosis múltiple, para tratar no solo de evitar su destrucción, sino también lograr su recomposición, si bien todavía no se ha encontrado un fármaco que logre este efecto.
Otro de los datos a tener en cuenta es que, tal y como citaba Isabel Sánchez, directora médica de Merck, la incidencia de la esclerosis múltiple es tres veces mayor en las mujeres. Teniendo en cuenta esto, otra de las ventajas de cladribina es que permite una mejor planificación familiar. Así, si bien ni la mujer ni el hombre pueden buscar el embarazo durante el tratamiento, el efecto a largo plazo de cladribina permite quedarse embarazada 6 meses después de la última toma del segundo ciclo, es decir, alrededor de unos 20 meses después de iniciar el tratamiento.
Por último, Cristina Soria, psicóloga de la asociación AEFEM Henares insistía en que mejorar la calidad de vida delos pacientes no solo pasa por mejorar los fármacos, sino también por tener el apoyo social, familiar y en el caso de que sea necesario, también el apoyo psicológico necesario. Así recordaba que en el 50% de los casos los pacientes de EM presentan un cuadro de depresión, y en torno al 20-35% un trastorno de ansiedad. Para estos casos existe ayuda psicológica especializada, aunque no siempre accesible.
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