-La Asociación Pedagógica Francesco Tonucci (Apfrato), que defiende los derechos fundamentales de la infancia nació hace diez años. Dicen que cuando le propusieron ponerle su nombre usted se sorprendió mucho ¿por qué?
-Sí, porque en Italia para que algo así suceda la persona tiene que llevar diez años muerta. En cierto modo, creo que es correcto porque uno mientras vive puede traicionar lo que ha hecho hasta la fecha [risas]. Esperemos que no [bromea]. De hecho, en la actualidad, hay varias escuelas y esta asociación que María del Mar Romera dirige perfectamente, con mi nombre.
-¿Cuál considera que es la misión de la escuela en el siglo XXI?
-La escuela sigue teniendo el mismo compromiso de siempre, solo que nunca lo ha cumplido. Es más, me atrevería a decir que se interpretó casi al contrario de lo que debía de ser: el lugar donde la igualdad que promete la democracia se realiza, o por lo menos, donde se hace una aportación muy fuerte sobre la realización de la equidad que el nacimiento no garantiza. Hay niños que nacen con dificultades, problemas familiares, sociales, culturales... y la escuela, como promesa que hace un país democrático a la población, tendría que brindar y ofrecer las máximas posibilidades para que todos, incluidos los que tienen esa falta para puedan vivir una experiencia de igualdad.
-¿Qué puede hacer la escuela para que esto sea así?
-Reconocer la diversidad. Debe saber que está trabajando con personas desiguales y que las diferencias entre los alumnos son un recurso que hay que aprovechar y valorar. La escuela debe ayudar a que cada uno en su diversidad consiga lo máximo posible. La diversidad es un derecho, no una fatalidad.
-¿Esto debe ser la educación? ¿Y algo más?
-Sí. La educación involucra la responsabilidad de la familia, de la escuela y de la sociedad porque todos tenemos una deuda de educación hacia los que invitamos a la vida: nuestros niños. Es más, estamos llenos de compromiso con ellos.
-En muchas de sus viñetas podemos ver una escuela pensada para generar los mismos patrones, donde el maestro instruye y repite sin sentido contenidos que al niño no le llegan... ¿considera que eso está cambiando?
-Algo, aunque la escuela sigue siendo una escuela para iguales y para los pocos que se parecen a su modelo, que es reducido, pequeño, hecho de lengua, matemática y poco más, y solo los que encajen en este modelo serán los buenos e irán hacia delante...
-¿Y los otros?
-Los otros no se reconocen... tienen que cansarse y trabajar mucho para no conseguir nada, porque nacieron con otras características, inteligencias o vocaciones.. nacieron músicos o artesanos...con habilidades sociales muy importantes igual que los poetas y los matemáticos pero la escuela no sabe reconocerlos y eso es un desastre. Pero repito, esto no es un tema de hoy, es de siempre... pero hoy tenemos un sentido democrático más fuerte, vuestra Constitución dice que el papel de la educación es que cada uno pueda desarrollar sus capacidades naturales.
-Por lo tanto...
-No es conseguir el mismo nivel, no es cumplir con los programas ministeriales, es realizar sus capacidades naturales... Cada uno la suya, por esto la escuela tiene que cambiar... no al contrario, no pretender que cambien los alumnos. Milani, uno de los pedagogos más inspiradores para mí, decía que "muchas veces la escuela es como un hospital para sanos, que no sabe qué hacer con los enfermos". No necesitamos una escuela para los buenos, necesitamos una escuela para los tontos, para los perezosos, para los que no tienen buena familia para ellos si necesitamos una escuela de gran utilidad...
-¿Cuál podría ser un modelo educativo para el futuro?
-Creo que las escuelas unitarias será un modelo para mañana porque las mejores experiencias que tenemos han sido así. Niños de edades distintas donde los mayores ayudan a los menores y ambos aprenden cosas importantes de la vida.
-¿Esta la sociedad preparada para la Ciudad de los Niños?
-Sinceramente, creo que la sociedad lo necesita. Lo está esperando. En España tenéis el ejemplo de Pontevedra, que es una de las ciudades más emblemáticas desde mi punto de vista, y que está viendo los resultados 15 años después -obviamente los administradores tuvieron dificultades iniciales y tuvieron que decidir: se pusieron del lado de la gente y en contra de los coches. No podemos estar con todos. Hoy la gente está contenta y no quiere volver atrás. El problema es que tenemos una política perezosa, torpe, ignorante y preocupada solo de sus interés y a corto plazo y esto lo estamos pagando.
-Un sueño para usted...
-¿Uno personal? Tener más nietos...solo tengo dos con tres hijos...esperaba nueve [risas] ¿Y un sueño para los nietos? Una ciudad que se parezca más a la Ciudad de los Niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario