Solo un 42% de pacientes con cáncer conoce las opciones terapéuticas existentes
Cada vez se habla más del empoderamiento del paciente, de la necesidad de que se responsabilice de sus hábitos saludables, pero también, de que participe de forma activa en sus tratamientos. Algo que resulta difícil si no tiene una información adecuada para ello. Con el objetivo de medir si, en el caso de los pacientes oncológicos, estos disponen de un buen conocimiento sobre las nuevas terapias, especialmente sobre los tratamientos de inmunoterapia, la Fundación Más que Ideas ha realizado una encuesta online a más de 580 pacientes. De la misma se desprenden conclusiones como que 1 de cada 3 pacientes afirma que su opinión ha influido poco o nada en la toma de decisión de su tratamiento. Un dato que concuerda con que casi la mitad de los pacientes ignorase si la inmunoterapia era una opción terapéutica para su tipo de cáncer.
Solo el 42,4% pacientes conoce lo que es la inmunoterapia y de los mismos, más del 70% declara tener un conocimiento bajo sobre la misma. Peores resultados obtiene el conocimiento de las terapias dirigidas a dianas moleculares, que solo eran conocidas por el 18,3% de los pacientes. De esta forma, la principal conclusión del trabajo, tal y como la exponía Diego Villalón, cofundador de la Fundación Más que Ideas, es que “las personas que reciben una buena información son precisamente los que consideran que su opinión es tomada en cuenta”. Por ello, para involucrar más activamente a los pacientes es necesario generar mayor diálogo con los profesionales.
Para poner en práctica este hecho, a la presentación de este informe acudían expertos comoJosé A. López Martín, oncólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre, que aclaraba que al igual que hay tipos muy diferentes de cáncer, hay también diferentes tipos de inmunoterapia. En este sentido adelantaba que si bien cada vez hay nuevos estudios sobre buenos resultados diversos tipos de cáncer, actualmente este tratamiento actualmente se centra en grupos concretos de pacientes en cáncer de pulmón, melanoma y cánceres hematológicos. Sin embargo, supone una gran revolución ya que “ha aumentado de forma sustancial la esperanza de vida en diferentes tumores y nos está haciendo repensar la forma en la que definimos las enfermedades”. “Hemos pasado 20 años pensando como atacar el cáncer, ahora también nos estamos centrando en saber las armas que ya tiene el cuerpo para defenderse”, señala.
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