domingo, 19 de abril de 2020

Ayuda a domicilio en Granada: mucho más que cuidadoras granadahoy.com

TRIBUNA


OLVIDO DE LA ROSA
diputada provincial de Bienestar Social

Unas 2.300 trabajadoras prestan el servicio en los municipios de menos de 20.000 habitantes Su trabajo es un respiro para las personas dependientes y sus familias

Imagen de una trabajadora de la Ayuda a Domicilio EFE/MARCIAL GUILLÉN
Detrás de las cifras siempre hay personas, como Ángeles, que cumplió 84 años el pasado 5 de marzo. Vive en un pequeño pueblo de la provincia y cuenta, desde hace dos años, con el servicio de ayuda a domicilio. Su situación personal, con grandes dificultades de movilidad para realizar las tareas diarias de aseo personal, para cocinar o para la higiene del hogar, la convierten en una gran dependiente.
Ángeles podía haber optado por irse a una residencia cuando pidió la ayuda asistencial prevista en la Ley de Dependencia, pero prefirió seguir en su vivienda habitual y permanecer cerca de su familia y de su vecindario.
A casa de Ángeles acude todos los días Mercedes, la auxiliar de ayuda a domicilio, que cada mañana le da los buenos días, la levanta, la asea, le da el desayuno, le prepara la medicación, hace la limpieza y la comida… Y charla con ella, la escucha, dan un paseo por el pueblo, le hace la compra… Y se despide con un besico, hasta el día siguiente, porque a las 11 tiene que atender a otra usuaria, que tendrá otras necesidades que cubrir.
Este es el día a día de algunas de las más de 7.000 personas dependientes, como Ángeles, a los que atendemos desde la Diputación de Granada, conjuntamente con los diferentes ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes de la provincia que prestan el servicio, ya sea directamente o a través de empresas de gestión.
PESE A TRATARSE DE UN TRABAJO ESENCIAL, NADIE DIO INSTRUCCIONES CLARAS SOBRE CÓMO PROCEDER
Unas 2.300 trabajadoras prestan el servicio de ayuda a domicilio en los municipios de menos de 20.000 habitantes de la provincia. Su trabajo, desconocido para muchos hasta hace escasas semanas, es un auténtico respiro para las personas dependientes y para sus familias. Lo ha sido siempre, pero mucho más ahora, en la situación excepcional que vivimos.
Pese a tratarse de un trabajo esencial, nadie dio instrucciones claras sobre cómo debíamos proceder con el Servicio de Ayuda a Domicilio tras la declaración del estado de alarma. El pasado 16 de marzo, la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación remitió un escrito a las entidades locales, después de insistentes peticiones por parte de todas ellas, en el que aconsejaba que las diputaciones establecieran los servicios mínimos garantizados y manifestaba que apoyaría el suministro de los equipos de protección individual para poder cumplir con los documentos y recomendaciones técnicas establecidas por la propia Consejería.
Desde la Diputación de Granada mostramos nuestra disconformidad al entender que el establecimiento de estos servicios mínimos corresponde a la Consejería, ya que es una de sus competencias propias que está recogida en la Ley de Dependencia. Pese a ello, el mismo día 16 de marzo trasladamos a todos los ayuntamientos unas recomendaciones mínimas para la reorganización del servicio ante la situación excepcional existente, agravada por la falta de suministro de material de protección. Nuestra prioridad absoluta y urgente era proteger la salud de las personas dependientes y del personal que presta el servicio.
LA LABOR DEL PERSONAL DE LA AYUDA A DOMICILIO EN LA PROVINCIA HA SIDO SIEMPRE Y ES EJEMPLAR
Por esa razón, desde los Servicios Sociales Comunitarios se habló con todos los usuarios y con sus familiares, con el propósito de conocer sus necesidades reales y reorganizar las tareas. Tratábamos, por tanto, de aplicar el sentido común y atender a quienes ahora necesitan el servicio más que nunca y, a su vez, de readaptarlo para incorporar nuevas demandas de atención urgente derivadas, en muchos casos, del cierre de los centros de día y de ofrecer atención telefónica, asumiendo los encargos de las compras y medicamentos, pero evitando, en la medida de lo posible, el contacto directo con las personas mayores para preservar ante todo su salud.
La labor de las trabajadoras de la ayuda a domicilio ha sido siempre y es ejemplar. En estos momentos de excepcionalidad han demostrado, una vez más, su buen hacer, y pese a los pocos medios con que cuentan, han estado y están al frente del servicio. Porque son mucho más que cuidadoras. Son un auténtico salvavidas para las personas usuarias de la ayuda a domicilio.Vaya para ellas mi más sincero agradecimiento.

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