El virus y sus víctimas, como antaño lo fueron las víctimas de ETA, no pueden convertirse en un instrumento de confrontación política
Responsabilidades |
Un refrán dice que "a toro pasado todos somos Manolete". Es un refrán aplicable a algunos políticos y periodistas convertidos en profetas del coronavirus. Declaraciones como "ya se conocía que esto iba a ocurrir", "¿cómo no se habían previsto con la suficiente antelación las camas, mascarillas y test necesarios?", ¿cómo no se adopto antes el confinamiento?, etc., para a continuación exigir responsabilidades al Gobierno. Me viene a la cabeza cómo ahora alabamos el éxito de China en la lucha contra el virus y su ayuda a otros países afectados, pero olvidamos su ocultación de la verdad sobre la aparición y la propagación del virus.
Cuando el virus recorría el planeta a gran velocidad sin que lo supiéramos, nadie previó el cierre de fronteras, la suspensión de los transportes y el confinamiento. Sin embargo, es lógico que los ciudadanos se pregunten cómo países como España, modernos, avanzados tecnológicamente, con potentes sistemas sanitarios, no la hubieran previsto ni estuvieran preparados contra la pandemia. Estados Unidos y China, las dos grandes potencias mundiales, epicentros de la crisis junto a Europa, evidencian su debilidad ante la crisis. En definitiva, los sistemas sanitarios presentan graves carencias previas para afrontar una crisis de esta naturaleza. Consideremos que algo ha fallado en lo global tanto en la prevención como en la respuesta a la pandemia. Debemos aprender para el futuro.
El virus no tiene fronteras pero los sistemas sanitarios sí las tienen. Los estados mantienen las competencias sanitarias y aquellas que tiene la UE, según sus tratados, no se ejercen. No ha existido apoyo económico ni coordinación europea y, por ello, los ciudadanos de países como Italia y España dudan de la utilidad de la propia UE. Algunos jefes de Gobierno ya han señalado que si la UE es incapaz de reaccionar pondrá en entredicho el proyecto comunitario lo que sería un punto de inflexión irreversible. Enrico Letta, que fue jefe del Gobierno italiano, no lo ha podido decir más claro: "El mensaje más negativo sería que sólo podemos contar con China y no con Europa". La Unión Europea debe ejercer sus competencias, dar respuesta global a la pandemia y estar preparada para las que vengan. Algunos expertos reclaman la creación de un Banco Europeo de Salud que junto a otras instituciones apoye la investigación científica, aumente, con los estados, los recursos sanitarios y favorezca la producción de medicamentos para evitar la dependencia de otros países. Por otra parte, en España, el sistema sanitario público se ha visto debilitado por los recortes presupuestarios y las privatizaciones llevadas a cabo en determinadas comunidades autónomas. Por ello, los presupuestos de reconstrucción deberían garantizar una mayor inversión en la sanidad pública.
La responsabilidad de los españoles ha sido un factor importante en el combate contra la enfermedad. En España, como en otros países, se han cometido errores, seguramente por la incertidumbre ante la evolución del virus. En democracia, la responsabilidad debe ser exigida también al Gobierno, por sus decisiones, y a los partidos de la oposición por el ejercicio de la misma. Es evidente que los ciudadanos van a valorar el liderazgo de ambos ante la crisis y todos los partidos deben pensar que su credibilidad y la confianza ciudadana en las instituciones democráticas están, una vez más, en juego. El virus y sus víctimas, como antaño lo fueron las víctimas de ETA, no pueden convertirse en un instrumento de confrontación política. Los ciudadanos exigen vencer juntos al virus. Por eso, no es el momento de la "crítica" feroz, de la descalificación, del insulto y de la criminalización sino de la política de entendimiento mutuo, de la propuesta, del diálogo y de la unidad de acción.
El presidente del Gobierno asumió públicamente toda la responsabilidad por la gestión de la crisis y la oposición debe medir si es el momento de la confrontación, de sus intereses partidistas o debe exigir esta responsabilidad cuando todos, "remando juntos", hayamos vencido al coronavirus. Creo que esto es lo que espera la mayoría de los ciudadanos españoles.
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