Margarita Birriel (sentada) y Socorro Robles, con su libro. :: ALFREDO AGUILAR
Las profesoras Margarita Birriel y Socorro Robles coordinan esta obra divulgativa que recorre siete comarcas en distintas épocas
INÉS GALLASTEGUI | GRANADA.
La Editorial de la Universidad de Granada acaba de publicar el libro 'Las mujeres en la historia: itinerarios por la provincia de Granada', en el que cinco especialistas recuperan la memoria femenina en siete épocas distintas y otras tantas comarcas diferentes. Para las editoras del volumen, la profesora de Historia Moderna de la UGR Margarita Birriel y la catedrática de enseñanza secundaria Socorro Robles, el objetivo era llenar un vacío en la historiografía, que apenas se ha ocupado del estudio de las granadinas.
El texto, de carácter divulgativo y dirigido a todo tipo de públicos, está dividido en siete itinerarios en los que se presta especial atención a la presencia de las mujeres en determinadas épocas. En concreto, esos escenarios son: las sociedades prehistóricas del Altiplano; la época hispanorromana en la Costa; Al Andalus en la Alpujarra; la 'frontera' de finales del siglo XV en el Poniente; moriscas en el Valle de Lecrín; castellanización a partir del siglo XVI en Guadix y el Marquesado; y la Vega de Granada a comienzos del siglo XX.
«No es que las mujeres no estuvieran, es que la historiografía las ha invisibilizado -subrayó Margarita Birriel-. La historia es un producto cultural y responde a ciertas concepciones sobre qué es la sociedad, la masculinidad y la feminidad, qué es lo importante y qué no». Hace poco más de un siglo, el relato historiográfico se ocupaba exclusivamente del poder: los protagonistas eran reyes, papas, ministros, héroes... y, excepcionalmente, reinas.
A principios del siglo XX, apostilló Socorro Robles, se realizó un esfuerzo para elaborar «una historia total, es decir, de todas las personas». Pero incluso cuando la clase obrera adquirió un protagonismo histórico, las mujeres no estaban allí. «Nunca se ha considerado trabajo el que se realiza en la casa, cuando es un proceso idéntico al de fuera, en tanto que produce un bien o un servicio», recordó Birriel. Fue a partir de los años setenta cuando la historiografía feminista comenzó a hacerse nuevas preguntas e introducir nuevas categorías de análisis.
Así, por ejemplo, Margarita Sánchez, arqueóloga y directora general de Bienes Culturales de la Junta, resalta en el primer capítulo del libro que, en las sociedades primitivas del Altiplano de Granada, la caza era una actividad marginal: el 90% de la dieta era vegetal y se obtenía mediante la recolección en la naturaleza, a la que se dedicaban hombres, mujeres y niños por igual, y el resto era producto del carroñeo, para lo cual era necesario fabricar útiles de piedra y despiezar los animales muertos. «No hay pruebas arqueológicas de que fuesen los hombres los únicos que los fabricaran o usaran», advierte la profesora.
Tanto si hay una división sexual del trabajo como si no, recordó Robles, la jerarquización de las distintas funciones es «una construcción cultural». Es decir, durante mucho tiempo quien ha determinado qué tarea es importante y cuál no han sido los hombres.
Guía práctica
El libro pretende además señalar los «lugares de memoria femenina» dentro del patrimonio histórico-artístico, generalmente marginales. «Los lavaderos pueden ser tan importantes como los castillos», subrayó Birriel. Solo hay que mirar el callejero de las ciudades y observar a quién están dedicadas las estatuas para darse cuenta de que nuestros próceres son mayoritariamente hombres. Isabel la Católica y Mariana Pineda son la excepción.
Las editoras insistieron en el carácter divulgativo del libro, hasta el punto de que puede ser utilizado como una guía para conocer mejor la hermosa y a veces olvidada provincia de Granada. Eso sí, con enfoque de género.
No hay comentarios:
Publicar un comentario