Alicante,- La doctora Elisabet Silvestre, experta en Biología del Hábitat, ha alertado sobre los riesgos invisibles a los que las personas estamos expuestos día a día debido al contacto con las sustancias químicas derivadas de los productos de limpieza, los cosméticos e, incluso, los alimentos y el agua.
Así lo ha puesto de manifiesto esta experta durante una conferencia impartida esta semana en la Universidad de Alicante y que sirvió también para presentar su libro 'Vivir sin tóxicos'.
Según Silvestre, los seres humanos estamos expuestos sólo en nuestro domicilio a alrededor de 140.000 sustancias químicas presentes en alimentos, agua detergentes, cosméticos o juguetes.
Ha puesto como ejemplo los pesticidas con los que se tratan los alimentos o los recipientes de plástico donde se calienta la comida y que contienen sustancias como "ftalatos o bisfenol A" o las sartenes, "que incluyen compuestos perforados".
A eso se le suman "un sin fin de equipos electrónicos, sistemas de comunicación sin cable, el intercomunicador del bebé, telefonía móvil, inalámbricos", ha agregado en declaraciones a Efe.
"Al ser tan omnipresentes en el día a día, de uso diario, se convierte en una exposición permanente, y a pesar de que son dosis bajas, la evidencia científica indica cómo son suficientes para desequilibrar el sistema biológico y por consiguiente, aparecen síntomas adversos de salud", ha explicado.
Todas estas circunstancias hacen que altere el sistema hormonal, principalmente en los más sensibles como los bebés o niños, según Silvestre.
Ha incidido en que "los momentos del desarrollo intrauterino son los más sensibles a la exposición a agentes tóxicos, por lo que las mujeres embarazadas, los bebés y niños son población de riesgo, los más vulnerables y los que se debería cuidar de forma prioritaria".
A pesar de esto, ha insistido que la exposición es en dosis muy bajas pero, eso sí, reiteradas en el tiempo. "Sus efectos no se muestran en el momento de la exposición, se conoce un tiempo de latencia largo manifestándose los síntomas muchos años después, en la etapa adulta", ha añadido.
Entre las consecuencias que se pueden derivar de las mismas, ha mencionado "problemas en el desarrollo prenatal, pubertad precoz, hiperactividad, infertilidad, obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares o cánceres de tipo hormonodependientes, como el de mama"
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