La práctica ausencia de pepitas y la vigencia de su cultivo hasta la primavera, entre sus bondades
ROSA FERNÁNDEZ MOTRIL , COSTA
A pesar de ser una fruta subtropical exquisita y que se da de forma excepcional tan sólo en la Costa granadina por su clima privilegiado y en la malagueña, el gran hándicap de la chirimoya ha sido siempre que es muy perecedera, así como su periodo corto de comercialización. Sin embargo, esto puede tocar a su fin, si finalmente se confirman los resultados de las últimas investigaciones.
Y es que tras años de estudios, el Instituto Mixto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora de Algarrobo, dependiente de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) , ha conseguido crear una nueva variedad de chirimoya con una gran calidad de fruta y que abrirá un nuevo mundo de posibilidades.
La variedad más extendida en las producciones de la Costa Tropical granadina y la Axarquía malagueña es hasta ahora la denominada fino de Jete, que copa hasta el 95% de la producción, y cuyo periodo de recolección oscila entre los meses de septiembre y diciembre, con una concentración que repercute negativamente en la caída de precios.
La nueva variedad llamada alborán se presenta como una alternativa, pues prolonga su cultivo hasta junio, además de presentar otras ventajas en cuanto a estándares de calidad, como que retrasa la maduración y permite que su salida al mercado no sea tan inmediata como la de fino de Jete, lo que representa un gran atractivo para la venta al detalle.
El investigador José María Farré, que ha estado durante años en el CIFA (Centro de Formación Agraria) de Málaga, ha presentado en Granada esta nueva variedad en las últimas jornadas de la chirimoya de Almuñécar y ha avanzado que este proceso es tan reciente que "en estos momentos se encuentra en el punto de registro europeo, por lo que tendrá salida de manera inminente".
El cultivo de esta chirimoya está calificado como una gran alternativa de producción e inversión por su rentabilidad y oportunidades que presenta en el mercado, donde la oferta de esta fruta es escasa frente a las preferencias de los consumidores.
Farré recordó que en los años 80 se empezaron a estudiar variedades de chirimoya de todo el mundo. Así, en la fase inicial superaban la treintena, en la que había introducciones de países como California, Australia, Israel o Perú. En aquel momento se exploró el chirimoyo en condiciones nativas, se realizaron intercambios, así como visitas a otros países y unos mil cruzamientos.
A partir de 1995 comenzó un estudio de mejora y se realizaron otros tantos con cuatro variedades finales, pero no fue hasta 1998 cuando se descartaron la mitad y se quedaron con solamente dos tipos, para al final seleccionar el definitivo.
En principio, esta nueva variedad no tenía un nombre y simplemente se la citaba como "nueva selección 9-24", sin embargo ya desde el laboratorio se notaban mejoras respecto a la de fino de Jete. En las primeras observaciones, presentaba menos semillas y florecía y maduraba más tarde.
Cuando se aplique, supondrá un gran avance en la comercialización, pues permitirá prolongar la temporada unos meses, hasta bien entrada la primavera (mayo e incluso junio), tendrá mayores grados brix (marcadores del sabor), más sabor y superará en este indicador a la tradicional. Además, la alborán produce frutos con una tonalidad más verde, de piel algo más gruesa y, lo que es más importante, con una calidad de azúcares superior al fino de Jete, y que se puede producir en primavera, por lo que podría estar en el mercado de manera inminente. También resiste más a la caída, una vez que está madura.
Tras días de lluvia con viento, es muy fácil comprobar que en el caso de la variedad fino de Jete caen muchos frutos al suelo, mientras que en la de alborán es muy difícil, algo que agradecerá el agricultor. También la resistencia de la piel es muy superior, tiene menos pepitas y están más concentradas en el corazón, lo que la hace más atractiva para el consumidor, pues es más fácil separar las dos partes.
"Mediante técnicas de cultivo se puede conseguir que la floración se retrase y la fruta madure en primavera, de modo que la fruta pasa el invierno en el árbol y madura en primavera (en marzo o abril), lo cual es muy útil, porque el agricultor puede producir chirimoyas más tiempo. Y la nueva variedad que hemos conseguido es muy buena además en primavera", explicó Farre.
El presidente del Consejo Regulador de la Chirimoya, Antonio Rodríguez, se mostró ilusionado ante su presentación, no obstante, señaló que "es aún pronto para realizar una valoración, pues habrá que comprobar el comportamiento de esta fruta en el campo".
Y es que tras años de estudios, el Instituto Mixto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora de Algarrobo, dependiente de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) , ha conseguido crear una nueva variedad de chirimoya con una gran calidad de fruta y que abrirá un nuevo mundo de posibilidades.
La variedad más extendida en las producciones de la Costa Tropical granadina y la Axarquía malagueña es hasta ahora la denominada fino de Jete, que copa hasta el 95% de la producción, y cuyo periodo de recolección oscila entre los meses de septiembre y diciembre, con una concentración que repercute negativamente en la caída de precios.
La nueva variedad llamada alborán se presenta como una alternativa, pues prolonga su cultivo hasta junio, además de presentar otras ventajas en cuanto a estándares de calidad, como que retrasa la maduración y permite que su salida al mercado no sea tan inmediata como la de fino de Jete, lo que representa un gran atractivo para la venta al detalle.
El investigador José María Farré, que ha estado durante años en el CIFA (Centro de Formación Agraria) de Málaga, ha presentado en Granada esta nueva variedad en las últimas jornadas de la chirimoya de Almuñécar y ha avanzado que este proceso es tan reciente que "en estos momentos se encuentra en el punto de registro europeo, por lo que tendrá salida de manera inminente".
El cultivo de esta chirimoya está calificado como una gran alternativa de producción e inversión por su rentabilidad y oportunidades que presenta en el mercado, donde la oferta de esta fruta es escasa frente a las preferencias de los consumidores.
Farré recordó que en los años 80 se empezaron a estudiar variedades de chirimoya de todo el mundo. Así, en la fase inicial superaban la treintena, en la que había introducciones de países como California, Australia, Israel o Perú. En aquel momento se exploró el chirimoyo en condiciones nativas, se realizaron intercambios, así como visitas a otros países y unos mil cruzamientos.
A partir de 1995 comenzó un estudio de mejora y se realizaron otros tantos con cuatro variedades finales, pero no fue hasta 1998 cuando se descartaron la mitad y se quedaron con solamente dos tipos, para al final seleccionar el definitivo.
En principio, esta nueva variedad no tenía un nombre y simplemente se la citaba como "nueva selección 9-24", sin embargo ya desde el laboratorio se notaban mejoras respecto a la de fino de Jete. En las primeras observaciones, presentaba menos semillas y florecía y maduraba más tarde.
Cuando se aplique, supondrá un gran avance en la comercialización, pues permitirá prolongar la temporada unos meses, hasta bien entrada la primavera (mayo e incluso junio), tendrá mayores grados brix (marcadores del sabor), más sabor y superará en este indicador a la tradicional. Además, la alborán produce frutos con una tonalidad más verde, de piel algo más gruesa y, lo que es más importante, con una calidad de azúcares superior al fino de Jete, y que se puede producir en primavera, por lo que podría estar en el mercado de manera inminente. También resiste más a la caída, una vez que está madura.
Tras días de lluvia con viento, es muy fácil comprobar que en el caso de la variedad fino de Jete caen muchos frutos al suelo, mientras que en la de alborán es muy difícil, algo que agradecerá el agricultor. También la resistencia de la piel es muy superior, tiene menos pepitas y están más concentradas en el corazón, lo que la hace más atractiva para el consumidor, pues es más fácil separar las dos partes.
"Mediante técnicas de cultivo se puede conseguir que la floración se retrase y la fruta madure en primavera, de modo que la fruta pasa el invierno en el árbol y madura en primavera (en marzo o abril), lo cual es muy útil, porque el agricultor puede producir chirimoyas más tiempo. Y la nueva variedad que hemos conseguido es muy buena además en primavera", explicó Farre.
El presidente del Consejo Regulador de la Chirimoya, Antonio Rodríguez, se mostró ilusionado ante su presentación, no obstante, señaló que "es aún pronto para realizar una valoración, pues habrá que comprobar el comportamiento de esta fruta en el campo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario