La riada se ha cobrado ya al menos tres vidas. La Guardia Civil sigue buscando un desaparecido que vivía con dos de las víctimas dentro de un tubo, bajo un puente de la rambla de Albuñol.
ROSA FERNÁNDEZ CASTELL DE FERRO / ROSA FERNÁNDEZ CASTELL DE FERRO, GRANADA
Las fuertes precipitaciones del lunes en la Costa se han cobrado la vida de una tercera persona y se teme por la de otra desaparecida que, al cierre de la edición, todavía no se había dado con su paradero. La jornada de ayer estuvo marcada por la búsqueda de los dos hombres a los que no se localizaba desde el lunes. Por la mañana apareció el cadáver de uno de ellos, de 60 años, de raza blanca y nacionalidad lituana, en la playa de Castell de Ferro.
Los vecinos de la localidad no salían de su asombro cuando pensaban que el cadáver del emigrante había recorrido los más de ocho kilómetros de la rambla, y varias millas marinas más hasta que el mar lo devolvió a tierra en ese lugar. "Yo había dado un paseo a primera hora de la mañana y no he visto nada, pero ya a mediodía el viento roló a levante y las monjas desde la ventana han dado el aviso de que estaba un cadáver en el agua, por lo que los empleados municipales lo han sacado", comentó a este periódico un testigo presencial.
Precisamente a primera hora de la tarde de ese día, el de la salvaje tormenta, saltó la voz de alarma en Albuñol, después de que tres vecinos procedentes de Europa del Este hubieran desaparecido tras la ingente tromba de agua. La propia alcaldesa del municipio, María José Sánchez, reconoció que "en un pueblo como éste, de apenas 7.000 habitantes, distribuidos en cuatro núcleos de población", se conocen todos.
Al parecer, se trataba de un grupo de formado por tres hombres y una mujer que vivían juntos dentro de un tubo y que trabajaban como jornaleros en los invernaderos de la zona.
Marius y Daiva, dos amigos de la víctima encontrada ayer -que identificaron como Stepas-, explicaron a Granada Hoy que vivían cuatro personas debajo de un puente que separa la rambla del municipio, en la circunvalación de la carretera que conduce a Órgiva. "La lluvia, entre las once y las doce de la mañana, sorprendió a tres en el interior, mientras que una cuarta (una mujer) había abandonado su morada, para ir a una tienda del pueblo a comprar". Stepas era algo más mayor, podía rondar los 60, mientras que Nicola tendría unos 40, y eran de nacionalidad lituana y rusa, respectivamente, aunque llevaban 15 años en la localidad, según las mismas fuentes.
El cadáver de uno de ellos apareció el lunes en el margen de la rambla en mitad del fango, cuando un agricultor fotografiaba su finca totalmente anegada por el barro, por lo que el dispositivo de búsqueda de la Guardia Civil desde ese hallazgo se había centrado en ese punto para buscar a los demás. No obstante, pese a que uno los perros de montaña había marcado esa zona, finalmente se descartó que se tratara de restos humanos, ya que al final se comprobó que pertenecían a animales que también perecieron en la riada.
Mientras el helicóptero de la Benemérita sobrevolaba la zona en búsqueda de los dos desaparecidos desde el aire, otros agentes lo hacían en motocicleta, y otros incluso a pie en compañía de los perros, por si encontraban algún rastro. En el casco urbano, Protección Civil y Bomberos de Motril, así como técnicos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, retiraban con carretillas el barro depositado en el lugar (el tubo) en el que normalmente vivían estas personas, por si las labores arrojaban alguna señal de su paradero. Finalmente, fue determinante el aviso de una vecina.
Durante toda la jornada continuaron las labores de búsqueda del cuarto hombre, que se interrumpieron al llegar la noche y que se reanudarán hoy más cerca de la costa.
Con ésta ya son tres las víctimas mortales en la Costa de Granada debido a la fuerte tromba de agua caída, la primera de las cuales fue un hombre de 61 años y nacionalidad española, que nada tenía que ver con el grupo mencionado y que murió al intentar guarecerse en su coche aparcado en la rambla de Casarones, en el término municipal de Rubite y que fue encontrado en la playa de esta misma localidad el pasado lunes.
Los vecinos de la localidad no salían de su asombro cuando pensaban que el cadáver del emigrante había recorrido los más de ocho kilómetros de la rambla, y varias millas marinas más hasta que el mar lo devolvió a tierra en ese lugar. "Yo había dado un paseo a primera hora de la mañana y no he visto nada, pero ya a mediodía el viento roló a levante y las monjas desde la ventana han dado el aviso de que estaba un cadáver en el agua, por lo que los empleados municipales lo han sacado", comentó a este periódico un testigo presencial.
Precisamente a primera hora de la tarde de ese día, el de la salvaje tormenta, saltó la voz de alarma en Albuñol, después de que tres vecinos procedentes de Europa del Este hubieran desaparecido tras la ingente tromba de agua. La propia alcaldesa del municipio, María José Sánchez, reconoció que "en un pueblo como éste, de apenas 7.000 habitantes, distribuidos en cuatro núcleos de población", se conocen todos.
Al parecer, se trataba de un grupo de formado por tres hombres y una mujer que vivían juntos dentro de un tubo y que trabajaban como jornaleros en los invernaderos de la zona.
Marius y Daiva, dos amigos de la víctima encontrada ayer -que identificaron como Stepas-, explicaron a Granada Hoy que vivían cuatro personas debajo de un puente que separa la rambla del municipio, en la circunvalación de la carretera que conduce a Órgiva. "La lluvia, entre las once y las doce de la mañana, sorprendió a tres en el interior, mientras que una cuarta (una mujer) había abandonado su morada, para ir a una tienda del pueblo a comprar". Stepas era algo más mayor, podía rondar los 60, mientras que Nicola tendría unos 40, y eran de nacionalidad lituana y rusa, respectivamente, aunque llevaban 15 años en la localidad, según las mismas fuentes.
El cadáver de uno de ellos apareció el lunes en el margen de la rambla en mitad del fango, cuando un agricultor fotografiaba su finca totalmente anegada por el barro, por lo que el dispositivo de búsqueda de la Guardia Civil desde ese hallazgo se había centrado en ese punto para buscar a los demás. No obstante, pese a que uno los perros de montaña había marcado esa zona, finalmente se descartó que se tratara de restos humanos, ya que al final se comprobó que pertenecían a animales que también perecieron en la riada.
Mientras el helicóptero de la Benemérita sobrevolaba la zona en búsqueda de los dos desaparecidos desde el aire, otros agentes lo hacían en motocicleta, y otros incluso a pie en compañía de los perros, por si encontraban algún rastro. En el casco urbano, Protección Civil y Bomberos de Motril, así como técnicos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, retiraban con carretillas el barro depositado en el lugar (el tubo) en el que normalmente vivían estas personas, por si las labores arrojaban alguna señal de su paradero. Finalmente, fue determinante el aviso de una vecina.
Durante toda la jornada continuaron las labores de búsqueda del cuarto hombre, que se interrumpieron al llegar la noche y que se reanudarán hoy más cerca de la costa.
Con ésta ya son tres las víctimas mortales en la Costa de Granada debido a la fuerte tromba de agua caída, la primera de las cuales fue un hombre de 61 años y nacionalidad española, que nada tenía que ver con el grupo mencionado y que murió al intentar guarecerse en su coche aparcado en la rambla de Casarones, en el término municipal de Rubite y que fue encontrado en la playa de esta misma localidad el pasado lunes.
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