El día universal de los derechos del niño tendría que convertirse en un recordatorio permanente de las diferencias que existen, pues lo único que poseen en común los menores del mundo son sus derechos.
GUMERSINDO RUIZ
EN 1954, Naciones Unidas resuelve crear un día universal para la reflexión y realizar actividades en torno al bienestar de los niños. El día universal de los derechos del niño, que acabamos de celebrar, tendría que convertirse en un recordatorio permanente de las desigualdades que existen, pues lo único que poseen en común los niños del mundo son sus derechos. Unicef, que es quizás la organización con más capacidad de alcance sobre esta cuestión, aprovecha 2015 para publicar el informe Para cada niño, una oportunidad. La promesa de la equidad, donde por una parte se comprueba que los esfuerzos que se realizan no son inútiles, pues en países donde hay cierta estabilidad política mejora la esperanza de vida en los primeros años de vida, la nutrición y la escolarización; pero, por otra, tanto en países ricos como en pobres, persiste una profunda injusticia para las niñas y niños más desfavorecidos.
Esta injusticia se hace evidente, por ejemplo, en el efecto que en Estados Unidos ha provocado la campaña de la cantante Shakira, y la vergüenza causada al país que tiene las mejores universidades del mundo, al verse institucionalmente incapaz de proporcionar una cobertura digna de guarderías para sus niños. O los abusos y privaciones que sufren en China los niños que sus padres dejan atrás cuando emigran para continuar haciendo de ese país la primera economía del planeta.
Este periódico dedicó atención en su día el informe de Salvador Pérez Moreno y otros profesores de las universidades andaluzas La infancia en Andalucía, donde hay información rigurosa sobre el total de 1.632.962 de niños y adolescentes que viven aquí, un porcentaje considerable de los cuales sufre riesgo de pobreza o exclusión social. La fuerte repercusión que esto tiene en Andalucía se debe a las características de nuestra economía y los devastadores efectos de la crisis, pues los bajos salarios y la baja intensidad de trabajo en los hogares, llevan a situaciones de precariedad en la vida diaria. No hay dudas de la voluntad del gobierno autónomo para proteger a la infancia; de hecho, entre 2007 y la actualidad, el gasto dedicado a la infancia en educación, salud, bienestar social y prestaciones se mantiene, pese al recorte general de presupuesto, y elPlan integral de atención a la infancia en Andalucía 2003-2007 tuvo efectos positivos que se vieron cercenados por la crisis, pero hay una tarea inmensa que hacer afrontando situaciones concretas de vulnerabilidad.
Unicef propone un compromiso sobre la infancia para los partidos políticos ante la campaña en que estamos. Porque no todo depende de la recuperación del producto bruto, sino de acciones concretas, tanto en el estado, la comunidad autónoma o los ayuntamientos. El profesor Pérez Moreno y su equipo han encontrado amplia evidencia internacional de que aunque hay cierta correlación entre bienestar de los niños y aumento del producto de la economía, no es proporcional y simétrica, ni afecta por igual a todos, sino que depende mucho de las políticas que se sigan para que los derechos de las niñas y niños no sean mera retórica, y pasen de la toma de conciencia a los hechos.
Esta injusticia se hace evidente, por ejemplo, en el efecto que en Estados Unidos ha provocado la campaña de la cantante Shakira, y la vergüenza causada al país que tiene las mejores universidades del mundo, al verse institucionalmente incapaz de proporcionar una cobertura digna de guarderías para sus niños. O los abusos y privaciones que sufren en China los niños que sus padres dejan atrás cuando emigran para continuar haciendo de ese país la primera economía del planeta.
Este periódico dedicó atención en su día el informe de Salvador Pérez Moreno y otros profesores de las universidades andaluzas La infancia en Andalucía, donde hay información rigurosa sobre el total de 1.632.962 de niños y adolescentes que viven aquí, un porcentaje considerable de los cuales sufre riesgo de pobreza o exclusión social. La fuerte repercusión que esto tiene en Andalucía se debe a las características de nuestra economía y los devastadores efectos de la crisis, pues los bajos salarios y la baja intensidad de trabajo en los hogares, llevan a situaciones de precariedad en la vida diaria. No hay dudas de la voluntad del gobierno autónomo para proteger a la infancia; de hecho, entre 2007 y la actualidad, el gasto dedicado a la infancia en educación, salud, bienestar social y prestaciones se mantiene, pese al recorte general de presupuesto, y elPlan integral de atención a la infancia en Andalucía 2003-2007 tuvo efectos positivos que se vieron cercenados por la crisis, pero hay una tarea inmensa que hacer afrontando situaciones concretas de vulnerabilidad.
Unicef propone un compromiso sobre la infancia para los partidos políticos ante la campaña en que estamos. Porque no todo depende de la recuperación del producto bruto, sino de acciones concretas, tanto en el estado, la comunidad autónoma o los ayuntamientos. El profesor Pérez Moreno y su equipo han encontrado amplia evidencia internacional de que aunque hay cierta correlación entre bienestar de los niños y aumento del producto de la economía, no es proporcional y simétrica, ni afecta por igual a todos, sino que depende mucho de las políticas que se sigan para que los derechos de las niñas y niños no sean mera retórica, y pasen de la toma de conciencia a los hechos.
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