El recorrido por la Rambla de los Yesos y el Cordel de la Solana encierra un paisaje singular, en el extremo oriental y más bajo del macizo nevadense, en la confluencia de los ríos Nacimiento y Andarax.
IGNACIO HENARES
MUY cerca de Sierra Nevada se encuentran las Hoyas de Guadix y Baza y el desierto de Tabernas, que constituyen quizás los ejemplos más representativos del paisaje acarcavado subdesértico conocido como bad-lands. Pero en las propias estribaciones orientales de la Sierra se esconde uno de los paisajes más sobrecogedores del sur de Europa, lejos de las cimas nevadas, de las grandes cotas y contrapunto del desierto frío de la alta montaña. La Rambla de los Yesos es un lugar que merece la pena visitar por su singular paisaje, al que se asocia una flora y fauna especialmente adaptada a las condiciones de extrema aridez y a la acusada amplitud térmica entre la noche invernal y el tórrido mediodía estival.
Para conocer este paraje vamos a aprovechar un sendero de pequeño recorrido señalizado denominado Rambla de los Yesos y Cordel de la Solana.
El recorrido arranca en la plaza del pueblo de la localidad de Alboloduy a 35 kilómetros de la capital almeriense y a 125 kilómetros de la capital granadina. Este pueblo, junto a su estampa norteafricana, guarda un árbol singular, de origen americano: una imponente araucaria, plantada a finales del siglo XIX, y con más de 30 metros de altura, que preside la plaza compitiendo en protagonismo con la iglesia de estilo mudéjar. Ascenderemos hasta el punto más alto del pueblo en donde se hallan los carteles interpretativos y mapas que nos mostrarán nuestro itinerario. Las balizas nos marcarán la ruta a seguir, que en este primer tramo coincide con dos senderos: Senda del Caballo y Rambla de los Yesos y Cordel de la Solana (PR-A16).
Unos metros más arriba iniciamos la bajada, junto a un peñón calizo característico cuya ladera está cubierta de chumberas. Al otro lado del río Nacimiento está el Peñón de la Reina, donde se han encontrado restos arqueológicos, que demuestran que esta zona ha estado habitada desde hace miles de años.
El sendero va paralelo al río. Junto al camino, a nuestra derecha, se suceden pequeñas huertas con diversos árboles: olivos, granados, naranjos… Nos internamos posteriormente en un bosquete de pino carrasco, avistando al mismo tiempo las vegas de frutales de la ancha rambla.
Continuando nuestra ruta, descendemos por la vereda para seguir un murete de piedra bordeado de cañaveras y candilillos para remontar hacia la izquierda, hasta acabar en la misma rambla atravesando un bosquete de pinos por una vereda escalonada junto a una antigua yesera y un aprisco.
El sendero gira a la izquierda a la altura del cruce de la Rambla de los Yesos con el río Nacimiento. En unos metros la senda desciende a la rambla hasta un alto dique de contención que hay que rodear serpenteando por la izquierda. Continuaremos hasta llegar al área recreativa denominada Salto del Caballo. Tras tomar un respiro continuamos nuestro camino para volver a conectar con la gran rambla que comenzamos a ascender.
Según remontamos el cauce seco del valle, en el que crecen grupos de adelfas y tarajes solitarios, éste se va estrechando hasta llegar a un espectacular cañón de paredes de barro y yeso. Estas paredes verticales se alzan separándose en algunos tramos tan sólo unos metros. Un kilómetro más arriba por esta garganta llegamos a una formación característica denominada chimenea de hadas que localmente recibe el nombre de La Seta. La angosta rambla de la derecha es muy difícil de andar y es propensa a derrumbes en época de lluvias, por lo que no se aconseja seguir por ella. Subimos con precaución y lentamente por la Rambla del Arquillo, a la izquierda, siguiendo siempre las balizas indicadoras.
Según remontamos el cauce vamos acercándonos a la parte alta del barranco, hasta alcanzar el Cordel de la Solana, donde podremos disfrutar de unas bellas panorámicas del Valle del Andarax y la Sierra de Gádor, a cuyas faldas están pueblos como Íllar o Instinción.
Hacia el este podemos ver Sierra Alhamilla y aún más lejos el parque natural del Cabo de Gata. Conforme avancemos aparecerán a nuestra derecha más pueblos como Canjáyar o Padules, mientras que a nuestra espalda se encuentra Montenegro, una de las zonas más interesantes del parque nacional de Sierra Nevada.
Este camino finaliza en una pequeña charca desde la que mejora la vista, ya que a todo lo anterior, sumamos la visión del valle del río Nacimiento, pudiendo contemplar Santa Cruz, Alsodux y Alhabia.
Para el regreso giraremos 90 grados respecto al camino que nos ha traído hasta aquí. La vegetación ahora será un matorral bajo, albardinal y espartal que nos acompañará en nuestro sendero que ahora será de descenso, en ocasiones con bruscas revueltas.
Pasamos junto a una pequeña era abandonada que hay junto a un precipicio. De repente, a través de un cortado aparecerá la imagen del pueblo de Alboloduy, justo debajo de nosotros, completamente blanco y rodeado de pencas.
El sendero muere en la ermita del Santo Cristo, desde donde volvemos a nuestro punto de partida.
Para conocer este paraje vamos a aprovechar un sendero de pequeño recorrido señalizado denominado Rambla de los Yesos y Cordel de la Solana.
El recorrido arranca en la plaza del pueblo de la localidad de Alboloduy a 35 kilómetros de la capital almeriense y a 125 kilómetros de la capital granadina. Este pueblo, junto a su estampa norteafricana, guarda un árbol singular, de origen americano: una imponente araucaria, plantada a finales del siglo XIX, y con más de 30 metros de altura, que preside la plaza compitiendo en protagonismo con la iglesia de estilo mudéjar. Ascenderemos hasta el punto más alto del pueblo en donde se hallan los carteles interpretativos y mapas que nos mostrarán nuestro itinerario. Las balizas nos marcarán la ruta a seguir, que en este primer tramo coincide con dos senderos: Senda del Caballo y Rambla de los Yesos y Cordel de la Solana (PR-A16).
Unos metros más arriba iniciamos la bajada, junto a un peñón calizo característico cuya ladera está cubierta de chumberas. Al otro lado del río Nacimiento está el Peñón de la Reina, donde se han encontrado restos arqueológicos, que demuestran que esta zona ha estado habitada desde hace miles de años.
El sendero va paralelo al río. Junto al camino, a nuestra derecha, se suceden pequeñas huertas con diversos árboles: olivos, granados, naranjos… Nos internamos posteriormente en un bosquete de pino carrasco, avistando al mismo tiempo las vegas de frutales de la ancha rambla.
Continuando nuestra ruta, descendemos por la vereda para seguir un murete de piedra bordeado de cañaveras y candilillos para remontar hacia la izquierda, hasta acabar en la misma rambla atravesando un bosquete de pinos por una vereda escalonada junto a una antigua yesera y un aprisco.
El sendero gira a la izquierda a la altura del cruce de la Rambla de los Yesos con el río Nacimiento. En unos metros la senda desciende a la rambla hasta un alto dique de contención que hay que rodear serpenteando por la izquierda. Continuaremos hasta llegar al área recreativa denominada Salto del Caballo. Tras tomar un respiro continuamos nuestro camino para volver a conectar con la gran rambla que comenzamos a ascender.
Según remontamos el cauce seco del valle, en el que crecen grupos de adelfas y tarajes solitarios, éste se va estrechando hasta llegar a un espectacular cañón de paredes de barro y yeso. Estas paredes verticales se alzan separándose en algunos tramos tan sólo unos metros. Un kilómetro más arriba por esta garganta llegamos a una formación característica denominada chimenea de hadas que localmente recibe el nombre de La Seta. La angosta rambla de la derecha es muy difícil de andar y es propensa a derrumbes en época de lluvias, por lo que no se aconseja seguir por ella. Subimos con precaución y lentamente por la Rambla del Arquillo, a la izquierda, siguiendo siempre las balizas indicadoras.
Según remontamos el cauce vamos acercándonos a la parte alta del barranco, hasta alcanzar el Cordel de la Solana, donde podremos disfrutar de unas bellas panorámicas del Valle del Andarax y la Sierra de Gádor, a cuyas faldas están pueblos como Íllar o Instinción.
Hacia el este podemos ver Sierra Alhamilla y aún más lejos el parque natural del Cabo de Gata. Conforme avancemos aparecerán a nuestra derecha más pueblos como Canjáyar o Padules, mientras que a nuestra espalda se encuentra Montenegro, una de las zonas más interesantes del parque nacional de Sierra Nevada.
Este camino finaliza en una pequeña charca desde la que mejora la vista, ya que a todo lo anterior, sumamos la visión del valle del río Nacimiento, pudiendo contemplar Santa Cruz, Alsodux y Alhabia.
Para el regreso giraremos 90 grados respecto al camino que nos ha traído hasta aquí. La vegetación ahora será un matorral bajo, albardinal y espartal que nos acompañará en nuestro sendero que ahora será de descenso, en ocasiones con bruscas revueltas.
Pasamos junto a una pequeña era abandonada que hay junto a un precipicio. De repente, a través de un cortado aparecerá la imagen del pueblo de Alboloduy, justo debajo de nosotros, completamente blanco y rodeado de pencas.
El sendero muere en la ermita del Santo Cristo, desde donde volvemos a nuestro punto de partida.
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