"Cuando abordes el tema, hazlo con seriedad, como harías con cualquier otra enfermedad. No le restes importancia a su gravedad ni emitas juicios".
SKYNESHER VIA GETTY IMAGES Mantener conversaciones productivas en torno al tema del suicidio ayuda a combatir estigmas y podría salvar vidas.
Las muertes por suicidio, como la de la diseñadora Kate Spade y el chef Anthony Bourdain, que tuvieron lugar la semana pasada, nos recuerdan de forma trágica que los problemas de salud mental no dependen del éxito de la persona. Los problemas de salud mental pueden esconderse a plena vista: a veces para los seres queridos y otras para la persona que lo sufre.
Un estudio reciente publicado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU reveló que la tasa de suicidio ha aumentado más de un 25% desde 1999. Lo que resulta especialmente alarmante es que el 54% de las personas que se suicidaron en 2015 no tenían problemas de salud mental conocidos, es decir, es probable que no recibieran tratamiento o que tuvieran problemas en sus relaciones, con el dinero u otras crisis personales.
Todo esto quiere decir que debe existir un diálogo más adecuado en torno a la salud mental, y no únicamente después de tragedias públicas, cuando ya es demasiado tarde. Es cierto que cuando se está comiendo con amigos o cenando con la familia no resulta muy agradable sacar a colación el problema de la autolesión. El suicidio puede ser un tema difícil de abordar, pero es una conversación que debe mantenerse con cierta regularidad.
A continuación, varios expertos ofrecen consejos para mantener conversaciones productivas sobre el suicidio y explican por qué no conviene evitarlas, independientemente de si la persona tiene o no problemas evidentes. Una sola conversación podría servir para salvar una vida.
Entiende que la autolesión puede ocurrirle a alguien conocido
Muchas personas creen que el suicidio y la autolesión son temas angustiosos, pero también piensan que es algo que no les va a afectar, por lo que evitan hablar sobre ello, señala Dan Reidenberg, director ejecutivo de la asociación Suicide Awareness Voices of Education.
"Hay que hablar sobre el suicidio de forma abierta y sincera. Mucha gente siente miedo solo con oír la palabra, por lo que prefiere no hablar de ello. Tienen nociones preconcebidas de lo que implica y piensan que nunca va a ocurrir, así que no hablan de ello", apunta Reidenberg.
La realidad es que el suicidio es la décima causa de muerte en Estados Unidos. Allí se suicidan cada año unas 45.000 personas. Por otra parte, las tasas de intentos de suicidio y autolesión son incluso mayores. Así pues, el suicidio no es un problema ajeno, es algo que nos concierne a todos.
Sacar el tema no va a hacer que empeore la situación
Hablar sobre suicidio ayuda a solucionar el problema, no a empeorarlo.
"El mejor consejo es mantener una conversación atenta. Está demostrado que hablar sobre este tema no hace que aumenten los suicidios", explica Colleen Carr, director de la asociación de prevención de suicidios National Action Alliance for Suicide Prevention. "Al contrario, hablar abiertamente sobre pensamientos o sentimientos suicidas aumenta la esperanza de una persona y contribuye a su recuperación".
Habla sobre el suicidio igual que harías con cualquier enfermedad
No resulta vergonzoso hablar sobre otros problemas de salud, tampoco debe ser así con el suicidio.
"Debemos abordar el tema del suicidio al igual que lo haríamos con la diabetes, independientemente de si estamos o no con una persona que se autolesiona o tiene pensamientos suicidas. Por ejemplo, cientos de miles de personas acuden a carreras por el cáncer de mama o la diabetes, conozcan o no a alguien que padezca la enfermedad", argumenta Reidenberg.
Ábrete y habla sobre experiencias difíciles que estés atravesando
Hablar sobre los problemas anima a los demás a hacer lo mismo. Si se conoce a alguien que está atravesando un momento difícil, hay que hacerle saber que se es consciente y que es importante. Se puede empezar con preguntas como "¿Qué estás haciendo para superar este problema?" o "Últimamente estás distinto, ¿te ocurre algo?", recomienda Reidenberg.
El suicidio es un problema complejo que no es fruto de un único factor (por ejemplo, una enfermedad mental), sino que es más bien consecuencia de un conjunto de factores como problemas legales o financieros, problemas en una relación, de salud, de trabajo, abuso de sustancias, etcétera. Podemos ofrecernos a ayudar a amigos, seres queridos o a cualquier otra persona que esté pasando por un mal momento o luchando contra una enfermedad mental, al igual que lo haríamos con alguien que sufre una enfermedad física", añade Carr.
Escucha atentamente a los demás durante la conversación
No solo es de vital importancia que las personas se abran, también lo es escuchar de forma activa lo que dice y reflejarlo en la respuesta.
"Es esencial trasladar la preocupación por esas personas, siendo transparentes. Si de verdad te importa alguien, asegúrate de que lo sepa y que no piense que solo preguntas por preguntar y que no tienes la intención de escuchar y ayudar", aconseja Reidenberg.
Haz preguntas directas
Es fundamental ser directo con amigos o seres queridos si se tiene la sensación de que están en riesgo, asegura Victor Schwartz, médico jefe en la organización de salud mental The Jed Foundation.
"Si alguien parece estar pasando por un momento complicado, es conveniente preguntarle si tiene pensamientos suicidas o de autolesionarse. Si es así, es útil preguntar si piensan hacer algo al respecto. También es útil preguntar qué cosas pueden ayudar a que esa persona recobre esperanzas para el futuro", sugiere el experto.
Deja tus prejuicios de lado
De acuerdo con Reidenberg, no es productivo ni tiene mérito debatir sobre la validez de las enfermedades mentales y sus consecuencias. De hecho, todos esos sesgos deberían dejarse atrás cuando se hable de una cuestión de vida o muerte.
"Cuando hables sobre el suicido con alguien con este tipo de problemas, deja atrás tus prejuicios y creencias morales", señala. "No es el momento adecuado de aleccionar a alguien que está lidiando con una enfermedad y cuya vida puede estar en riesgo", añade.
Acepta que te resulta incómodo hablar y que no pasa nada
Es mejor sentir un poco de incomodidad que evitar hablar sobre un tema de este calibre, asegura Schwartz.
"Estar dispuesto a escuchar a alguien hablar sobre su dolor y sus problemas y ayudarle puede salvar una vida. Esta conversación siempre va a ser difícil. Resulta inquietante sentarse a hablar con alguien con problemas serios. No es posible normalizar la conversación, pero sí se puede aceptar ese punto de incomodidad y entender que se está haciendo lo correcto pese a todo", sugiere el especialista.
No minimices el problema
El suicidio es un tema grave. Punto.
"Cuando hables sobre el tema, asegúrate de hacerlo con seriedad, como lo harías con cualquier otra enfermedad. No lo minimices o sugieras que no existen las enfermedades mentales, no le restes importancia a su gravedad y no emitas juicios... Nunca le dirías a alguien con cáncer que 'lo supere", explica Reidenberg.
Habla, no te quedes callado
Si en algún momento se tienen dudas de si se debería o no sacar el tema del suicidio, conviene inclinarse por el sí, resalta Redenberg.
"Si todos están dispuestos a iniciar una conversación sobre el suicidio, es posible crear un sistema comprensivo para salvar más vidas. El hecho de preguntar sobre el suicidio no va a conducir a que alguien quiera quitarse la vida. En realidad es al contrario: hablar de ello puede contribuir a reducir la ansiedad, la preocupación y, potencialmente, salvar su vida", zanja el experto.
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