domingo, 13 de octubre de 2013

Un milenio de memoria recuperada granadahoy.com

La plaza Bib-Rambla, Romanilla y Pasiegas fueron ayer escenario de una particular Alcaicería, el mercado de seda que hizo popular en Europa al Reino de Granada
ALBA MARTÍN GRANADA
El bullicio que se oía ayer por las calles despertaba el alborozo entre los transeúntes. Sabían que era un día importante para España, pero se toparon con una Granada que quiso festejar a lo grande, y que lo hacía, además, de un modo muy peculiar. 

Cientos de personas se agolpaban ante un baile de color con reminiscencias árabes en las plazas más céntricas de la ciudad. No podía ser menos, pues personajes históricos como Zawi Ibn Ziri (el primer rey taifa de Granada) se dejaron ver por la legendaria plaza Bib-Rambla. Junto a él, un séquito de mercaderes invitaban a conocer los productos que un día convirtieron al Reino en uno de los más importantes de Europa. Bienvenidos a la Alcaicería de Granada. Un viaje en el tiempo que se vislumbró a través de arcos traídos del recién desintegrado Califato de Córdoba; entre sabores intensos y vaporosas sedas, un oficio que se hizo fuerte mil años atrás por ser considerado el de mayor calidad del peculiar continente europeo allá por el medievo. 

Entre las múltiples alternativas de ocio que se presentaron en el día de la Hipanidad, la de viajar mil años atrás atrajo a cientos de turistas, que disfrutaron a la par que los granadinos del lugar en el que se fraguó la vida comercial de la ciudad -especialmente en época Nazarí-, como nunca antes había sido visto. En la Alcaicería no faltó la ambientación entre los mercaderes. En sus puestos se pudo comprar la comida más típica de la época; disfrutar de las representaciones de los oficios de los herreros, el trabajo artesanal de la seda, la lana o la perfumería. Además, una singular narradora, envuelta entre notas de un laúd, introdujo al público en la historia del reino. 

Para un granadino, pasear por los estrechos pasajes de la ciudad e imaginar cabezas engalanadas con turbantes es casi un ejercicio diario. Por eso, la ambientación de ayer invitó a recrear un mundo muy distinto al actual, pero que es un reflejo de lo que hoy es la provincia. Y quién mejor que los niños para disfrutar y aprender del legado andalusí. Para ellos se organizaron juegos, actividades y teatros. Los que hasta allí se acercaron disfrutaron de las azañas de tres personajes que desvelaron el interés que la gastronomía despertaba entre la cultura de aquella época; también conocieron los poemas más bellos de la Alhambra. Además, en la plaza de la Romanilla tuvo lugar una exhibición de cetrería y en la de las Pasiegas, diversos conciertos a lo largo del día, todos ellos en honor al Milenio. 

Antes de que la Alcaicería echase el cierre, el pasacalles 'Al-Mariyya, Espejo de Al-Andalus' inundó el centro de Granada. Ese que disfrutaba al mismo tiempo del arte intercultural de los países hispanohablantes y que había sido testigo además, de representaciones de épocas venideras, de escenas católicas, de actos oficiales, y del ir y venir de turistas, que posiblemente se hayan quedado con ganas de más. Para quienes no pudieron disfrutarlo, los mercaderes vuelven hoy a desdoblar los toldos de sus tiendas. Nuevos conciertos, historias y leyendas, están esperando ser vistas y escuchadas. No se cumplen mil años todos los días.

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