Alonso Terrón deseaba que Motril se convirtiese en "un pequeño Bilbao" El despegue turístico y económico pasó de largo El tren siempre fue el sueño dorado de la comarca
ROSA FERNÁNDEZ MOTRIL
La Costa Tropical es una de las franjas de litoral en España en el que su desarrollo nunca fue el esperado. La comarca de las "potencialidades" -así la han bautizado algunos empresarios- vio cómo a otras vecinas de Málaga y de Almería llegaba el despegue turístico y económico y pasaba de largo de esta zona granadina. La clave siempre estuvo en la falta de infraestructuras, tal y como reflejan algunas referencias bibliográficas de los siglos XVIII, XIX y XX. Y en el XXI aún existe una deuda histórica en este sentido, a pesar de que la inauguración de buena parte de los tramos de la A-7 haya revolucionado los sistemas de comunicación de esta hasta ahora aislada Costa.
Así, en 1926, en el Litoral Granadino (una publicación centrada en aspectos geográficos, históricos y económicos de Motril y su entorno), Antonio Alonso Terrón habla en el artículo titulado El porvenir de Motrilde que "indudablemente y cualesquiera que sean las circunstancias adversas y retardatarias que de momento dificultan el desarrollo y la prosperidad de Motril, el porvenir de nuestro pueblo tiene vislumbres de grandeza, por la fertilidad de su suelo incomparable; por las obras públicas en construcción, que ha de promover la actividad humana; por la existencia de incalculables riquezas inexplotadas; y sobre todo, por su proximidad a África, hacia cuyo Continente sería el camino de Europa, si Granada no fuera una excepción dolorosa de todas las provincias de España con litoral, en lo atinente a la red de ferrocarriles, pues siendo éstos de sistema radial, -del centro a la periferia- se da el caso, como todos sabemos, que carece de ferrocarril propio, no sólo a la costa, sino de enlace con el centro, que es Madrid, y así resulta que 'nuestras líneas' mueren en Bobadilla y Moreda y somos tributarios de Málaga y Almería".
El periodista motrileño fundador del Faro añade que "el problema de Motril, en sus aspectos agrícola, industrial y comercial, es problema esencialmente de comunicaciones, y por ello merecen nuestra gratitud y nuestro concurso hombres de la valía e iniciativas de Alfredo Velasco, que ha centuplicado la vida comercial de Granada mediante la red de tranvía a los más importantes pueblos que la circunda, y que con el tranvía a Dúrcal y con cable a Motril, hará factible la explotación minera de la Alpujarra y convertir nuestro pueblo en un pequeño Bilbao".
En la misma publicación, Julio Están escribe Tierra de promisión y enumera los esfuerzos baldíos para conseguir del Estado el tren, así como sus múltiples ventajas para la comarca y concluye: "el ferrocarril a la costa forma la médula de nuestro organismo económico; que mientras no se consiga, difícilmente reconstruiremos nuestra prosperidad, y que para obtenerlo es necesario el esfuerzo perseverante y colectivo de todos los pueblos interesados".
En ese mismo año se anuncia la finalización del ferrocarril aéreo (el famoso cable) de Motril a Dúrcal, que se inauguró en 1927 y funcionó hasta 1948.
Los libros de fiestas también se han hecho eco de los problemas de infraestructuras en la Costa. Hace más de tres décadas, en concreto, en 1981, María Gloria Domínguez Molinero describe que "en Motril las comunicaciones son muy deficientes, lo que dificulta su desarrollo económico; son malas por tierra debido, en principio, a la disposición de las cordilleras que rodean la comarca y por mar, porque su puerto no tiene la importancia que la ciudad se merece". Y continúa: "A pesar de todos estos problemas, se podían haber resuelto si las inversiones fueran mayores".
Inmaculada Andrade Ortega hace una autocrítica de la falta de despegue turístico y cree que se ha debido "a la concentración de la actividad económica motrileña en el sector agrícola e industrial".
En 1987, el afamado economista motrileño Julio Rodríguez resume que "la insuficiencia de las comunicaciones, la escasa incidencia y aprovechamiento del puerto de Motril, la limitada regulación de los recursos hidráulicos procedentes del río Guadalfeo, el desvío de recursos agrícolas hacia producciones sin futuro, el mantenimiento de formas individuales de cultivo que implican unos costes de producción muy elevados y, en fin, la insuficiente conciencia popular y política de las excepcionales condiciones económicas costeras, están dando lugar a una limitada utilización de los recursos productivos disponibles". Asimismo, defiende la importancia de la Presa de Rules ante "la escasez creciente de agua para nuevos cultivos hortofrutícolas".
Así, pues, las conducciones del embalse de Rules y, sobre todo, el tren es el sueño dorado de los habitantes de la Costa, que tras la pronta consecución de la A-7 van a centrar en él sus reivindicaciones. Ojalá que consigan más que las generaciones anteriores.
Así, en 1926, en el Litoral Granadino (una publicación centrada en aspectos geográficos, históricos y económicos de Motril y su entorno), Antonio Alonso Terrón habla en el artículo titulado El porvenir de Motrilde que "indudablemente y cualesquiera que sean las circunstancias adversas y retardatarias que de momento dificultan el desarrollo y la prosperidad de Motril, el porvenir de nuestro pueblo tiene vislumbres de grandeza, por la fertilidad de su suelo incomparable; por las obras públicas en construcción, que ha de promover la actividad humana; por la existencia de incalculables riquezas inexplotadas; y sobre todo, por su proximidad a África, hacia cuyo Continente sería el camino de Europa, si Granada no fuera una excepción dolorosa de todas las provincias de España con litoral, en lo atinente a la red de ferrocarriles, pues siendo éstos de sistema radial, -del centro a la periferia- se da el caso, como todos sabemos, que carece de ferrocarril propio, no sólo a la costa, sino de enlace con el centro, que es Madrid, y así resulta que 'nuestras líneas' mueren en Bobadilla y Moreda y somos tributarios de Málaga y Almería".
El periodista motrileño fundador del Faro añade que "el problema de Motril, en sus aspectos agrícola, industrial y comercial, es problema esencialmente de comunicaciones, y por ello merecen nuestra gratitud y nuestro concurso hombres de la valía e iniciativas de Alfredo Velasco, que ha centuplicado la vida comercial de Granada mediante la red de tranvía a los más importantes pueblos que la circunda, y que con el tranvía a Dúrcal y con cable a Motril, hará factible la explotación minera de la Alpujarra y convertir nuestro pueblo en un pequeño Bilbao".
En la misma publicación, Julio Están escribe Tierra de promisión y enumera los esfuerzos baldíos para conseguir del Estado el tren, así como sus múltiples ventajas para la comarca y concluye: "el ferrocarril a la costa forma la médula de nuestro organismo económico; que mientras no se consiga, difícilmente reconstruiremos nuestra prosperidad, y que para obtenerlo es necesario el esfuerzo perseverante y colectivo de todos los pueblos interesados".
En ese mismo año se anuncia la finalización del ferrocarril aéreo (el famoso cable) de Motril a Dúrcal, que se inauguró en 1927 y funcionó hasta 1948.
Los libros de fiestas también se han hecho eco de los problemas de infraestructuras en la Costa. Hace más de tres décadas, en concreto, en 1981, María Gloria Domínguez Molinero describe que "en Motril las comunicaciones son muy deficientes, lo que dificulta su desarrollo económico; son malas por tierra debido, en principio, a la disposición de las cordilleras que rodean la comarca y por mar, porque su puerto no tiene la importancia que la ciudad se merece". Y continúa: "A pesar de todos estos problemas, se podían haber resuelto si las inversiones fueran mayores".
Inmaculada Andrade Ortega hace una autocrítica de la falta de despegue turístico y cree que se ha debido "a la concentración de la actividad económica motrileña en el sector agrícola e industrial".
En 1987, el afamado economista motrileño Julio Rodríguez resume que "la insuficiencia de las comunicaciones, la escasa incidencia y aprovechamiento del puerto de Motril, la limitada regulación de los recursos hidráulicos procedentes del río Guadalfeo, el desvío de recursos agrícolas hacia producciones sin futuro, el mantenimiento de formas individuales de cultivo que implican unos costes de producción muy elevados y, en fin, la insuficiente conciencia popular y política de las excepcionales condiciones económicas costeras, están dando lugar a una limitada utilización de los recursos productivos disponibles". Asimismo, defiende la importancia de la Presa de Rules ante "la escasez creciente de agua para nuevos cultivos hortofrutícolas".
Así, pues, las conducciones del embalse de Rules y, sobre todo, el tren es el sueño dorado de los habitantes de la Costa, que tras la pronta consecución de la A-7 van a centrar en él sus reivindicaciones. Ojalá que consigan más que las generaciones anteriores.
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