La crisis obliga al ganadero granadino a plantearse sacrificar una colonia de 16 asnos andaluces, una raza en grave peligro de extinción
ANDRÉS CÁRDENAS | MONACHIL
Rafael Fuentes, con algunos ejemplares de su colonia de asnos. :: GONZÁLEZ MOLERO |
«No puedo más, me siento como un náufrago en una isla. Voy a tener que llevar a mis burros al matadero porque ya no puedo mantenerlos». El SOS es de Rafael Fuentes, un filántropo de los animales que hace varios años creó una reserva de burros andaluces con la que pretendía luchar contra extinción de esta raza. Rafael se aferra a la idea de que alguien puede ayudarle a que sus burros sigan viviendo y que su sueño no termine en el sacrificio que no quiere hacer. Son 16 burros los que les queda y que son de los pocos que existen en Andalucía de esta raza.
Aurora Moreno y Rafael Fuentes es un matrimonio enamorado de los animales, especialmente de los asnos andaluces, animales autóctonos y en peligro de extinción. Un día se dieron cuenta de que nuestro asno andaluz podría desaparecer como consecuencia de no hacer uso del mismo. A partir de ese momento comenzaron a localizar burros que estuvieran dentro de la citada raza. Al final, en un terreno cerca de Monachil, consiguieron montar una reserva con casi una veintena de ejemplares de esta raza. Casi todo el dinero que ganaban en sus respectivos trabajos lo dedicaban a mantener a sus queridos animales. «Nuestra finalidad, además de contribuir a que el asno andaluz perdure para futuras generaciones, es que el público en general y los andaluces en particular tomen conciencia de la importancia que tiene un animal en peligro de extinción como es el asno andaluz». Ese era el objetivo de la reserva de burros de Monachil.
Para Rafael, «los burros han soportado en sus lomos buena parte del peso de la historia. Y no es guasa. Antes no se podía concebir un oficio sin este animal. Panaderos, aguaores, agricultores, cacharreros todos tenían burros y hasta formaban parte de la familia. Además de ser unos buenos portadores, se les eligió para hacer los trazados de las carreteras. Solo ellos son capaces de elegir el mejor camino. Son auténticos ingenieros de caminos. Los dejas a unos kilómetros de la cuadra, y ellos saben cual es el camino más seguro y más corto».
A peor
Pero ¡ay!, esta crisis que está golpeando a todo el mundo, también ha golpeado a su sueño. «No tenemos prácticamente ayudas y las subidas de los piensos nos obligaron a regalar tres animales, dos machos castrados y una hembra, en el año 2008. Pero ahora la cosa está peor», afirma Rafael.
A Rafael mantener esa colonia de burros le es casi imposible. Dice que todos los días se comen un saco de pienso de 50 kilos, además de la paja. Luego están los productos para su desparasitación o medicamentos... «Ya no podemos más, me duele mucho decirlo pero si nadie nos echa una mano, tendremos que llevarlos al matadero», dice con la voz quebrada por la pena.
Rafael asegura que, por supuesto, primero son las personas y después los animales y que sabe que hay muchas personas que lo están pasando mal por culpa de esta crisis, pero confía en que alguien puede atender a su SOS por el burro andaluz, raza de la que quedan menos de 500 ejemplares en toda España. «Si nadie lo remedia, el burro pronto puede ser un animal del pasado».
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