El 'Atlas' de la crisis elaborado por investigadores del CSIC apunta que la provincia tiene un índice de vulnerabilidad del -0,20 y la capital, del -0,75 Almería y Motril, las más débiles
GUADALUPE S. MALDONADO GRANADA
Después de ocho años de crisis, más que comprobados los estragos que la recesión económica ha hecho en la sociedad granadina, decir que la provincia no se ha mostrado terriblemente vulnerable a los vaivenes económicos sería un atrevimiento. Ahí están los datos del paro -que en demasiadas ocasiones han situado a Granada a la cabeza del ranking-, los cierres de empresas, los concursos de acreedores o los datos de desahucios para constatar que la provincia no ha salido ni mucho menos indemne a una crisis que, por mucho que esté llegando a su fin, sigue haciendo sufrir a los ciudadanos.
Pero el caso es que en comparación con el resto de las provincias andaluzas, Granada no ha sido la peor parada de la comunidad. Y si vamos al detalle, analizando los municipios de más de 20.000 habitantes, la conclusión es todavía más sorprendente: la capital se encuentra entre los quince grandes municipios andaluces menos vulnerables a la crisis, donde menos estragos ha hecho la recesión.
Así lo apunta al menos el Atlas de la Crisis elaborado por los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ricardo Méndez, Luis D. Abad y Carlos Echaves, que han 'cartografiado' los efectos de la recesión en cada una de las provincias españolas. En el prólogo de su estudio -elaborado a partir de 15 indicadores provinciales y 8 locales recortados entre los años 2006 y 2013-, los investigadores explican que si algo ha quedado claro durante estos últimos ocho años es que los efectos de la crisis han sido desiguales, que existe una España más vulnerable a sus efectos y otra con economías más fuertes, que han resistido mejor a la caída en picado de la actividad.
La dependencia del sector inmobiliario, la importancia específica de la industria o el sector agroalimentario, así como la influencia del empleo público en el tejido productivo son algunas de las claves que explica el reparto desigual de los efectos de la crisis económica. Y en ese mapa, Granada puede 'presumir' de encontrarse bastante alejada del extremo débil de la tabla.
Según el estudio elaborado por los investigadores del CSIC, el índice sintético de vulnerabilidad de la provincia es de un 0,20, un punto intermedio en una escala en la que la vulnerabilidad muy alta se sitúa entre el 1,21 y el 2 y la muy baja, entre el -1,21 y el -2. De las 52 provincias españolas, Granada ocupa el puesto número 23, situada en un tramo medio que se aleja tanto de las más vulnerables (todas provincias costeras como Castellón, Murcia, Valencia o Almería) como de las más resistentes (Gipuzkoa, Lugo, Ourense y Badajoz).
En términos regionales, Granada tampoco destaca ni para bien ni para mal. Su índice del 0,20 está alejado del -0,33 de Sevilla -la provincia menos vulnerable-, pero tampoco se acerca a las malas cifras de Almería (0,87). En Andalucía, las provincias de Huelva (-0,27), Jaén (-0,07) y Córdoba (0,09) también han mostrado mayor resistencia que Granada a la crisis, que en todo caso ha salido más beneficiada que Cádiz (0,53), Málaga (0,73) y Almería.
Y no es que las cifras de Granada hayan sido buenas. El Atlas de la crisis confirma que los efectos de la recesión en la economía granadina han sido arrolladores. En el terreno laboral -lo que el estudio llama indicadores económicos-, Granada ha perdido un 11,9% de sus afiliados a la Seguridad Social entre 2006, bastante antes de que comenzara la crisis, y 2013. El desempleo ha crecido un 136,7%; se han quedado por el camino un 16,1% de las empresas; y el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante se ha desplomado un 2,9%. El único dato positivo en este periodo ha sido el de las exportaciones, que entre 2006 y 2013 han experimentado un incremento del 31,7% a la vez que caían en picado las importaciones.
En el terreno inmobiliario, vital para explicar la mayor vulnerabilidad de los territorios de la Costa, Granada tampoco puede presumir de que le hayan ido bien las cosas. La concesión de préstamos hipotecarios en plena crisis se redujo un 83,8%, mientras que su importe cayó a marchas forzadas, hasta un 88,4%. La actividad promotora, lastrada por la falta de financiación y la escasez de actividad, se minimizó hasta reducir un 92,6% las viviendas libres terminadas, y las transacciones inmobiliarias cayeron más de la mitad, un 63,7%, pese a que el precio medio de la vivienda experimentó también una caída del 14,7%. Pero, en el terreno de la vivienda, las consecuencias del estallido de la crisis económica trascendió el sector y afectaron de lleno a una sociedad lastrada por el paro: entre 20016 y 2013, las ejecuciones hipotecarias se han disparado un 649,8%.
Los indicadores sociodemográficos recogidos por los investigadores del CSIC en su estudio muestran también el alcance "de una crisis que comenzó siendo financiera e inmobiliaria, difundió luego sus efectos al sistema económico, para acabar siendo una crisis social y política de especial profundidad". Desde 2006, la población inmigrante que reside en Granada ha aumentado un 48,5%, pero las variaciones residenciales han disminuido un 111,2%. Los beneficiarios de prestaciones sociales, como consecuencia del enorme aumento del desempleo, se han incrementado un espectacular 163,2%, mientras que la tasa de emancipación se ha reducido un 5,4% y las manifestaciones, que son el verdadero termómetro de la estabilidad social y política de un país, se han multiplicado por cinco (un aumento del 604,2%, para ser exactos).
Así que no, no puede decirse que Granada no haya notado la crisis. Pero lo cierto es que la ha notado menos que otras provincias. Por poner varios ejemplos: en Almería el paro ha subido un 197,4%; el PIB por habitante de la provincia de Málaga se ha reducido un 6,42%; las transacciones inmobiliarias han caído más de un 74% en Jaén; las ejecuciones hipotecarias de viviendas en Almería se han disparado un 1.029%; y la tasa de emancipación en Córdoba es ahora un 18,1% inferior que en 2006.
En términos urbanos, contando sólo con los municipios andaluces de más de 20.000 habitantes, la posición de Granada es todavía más aventajada. De los 74 grandes núcleos poblacionales andaluces incluidos en el estudio, Granada ocupa la posición 64 en un ranking que va de mayor a menor vulnerabilidad. Esto significa que Granada, con un índice de -0,75, arroja una vulnerabilidad baja y se encuentra entre las quince ciudades andaluzas que se han mostrado más fuertes ante la crisis. Sólo Tomares (-1,29), Córdoba (-1,25), Almonte (-1,13), Cádiz (-1,13), Sevilla (-1,00), Camas (-1,00), Guadix (-1,00), El Puerto de Santa María (-0,88), Alcalá la Real (-0,86) y Cabra (-0,86) se han mostrado menos vulnerables todavía. De este listado destaca, además, el hecho de que Guadix, una ciudad poco implicada en el mercado inmobiliaria y muy relacionada con el sector agrario, ocupe todavía mejor posición que Granada. En la última mitad de este listado, además, también figura la localidad de Baza, con una vulnerabilidad media del -0,43.
En el otro extremo del ranking, donde se encuentran las ciudades más vulnerables, las primeras posiciones las ocupan Roquetas de Mar (con un índice del 1,50), Estepona (1,25), El Ejido (1,13), Vélez-Málaga (1,13) y Algeciras (0,88). El problema es que la provincia también tiene un representante destacado entre estos municipios más débiles a los efectos de la crisis. En el puesto número 8 de las ciudades más vulnerables de Andalucía se encuentra Almuñécar, con un índice alto del 0,71. A más distancia, pero también en la primera mitad de la tabla, se encuentran Motril (0,38), que ocupa el puesto número 23 de las ciudades andaluzas más vulnerables, y Loja (0,14), en la posición 32.
Almuñécar y Motril, por tanto, son los grandes municipios granadinos más afectados por la crisis, frente a Guadix y la capital, que han sido capaces de mostrar más resistencia. Claro que los índices de las ciudades más 'sanas' tras ocho años de crisis hacen palidecer a los de Granada. Arrasate/Mondragón, con un índice de -1,57 lidera el ranking de las ciudades más fuertes, seguida de Portugalete (-1,50), Barakaldo (-1,57), Santurzi (-1,38) y Getxo (-38)
Pero el caso es que en comparación con el resto de las provincias andaluzas, Granada no ha sido la peor parada de la comunidad. Y si vamos al detalle, analizando los municipios de más de 20.000 habitantes, la conclusión es todavía más sorprendente: la capital se encuentra entre los quince grandes municipios andaluces menos vulnerables a la crisis, donde menos estragos ha hecho la recesión.
Así lo apunta al menos el Atlas de la Crisis elaborado por los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ricardo Méndez, Luis D. Abad y Carlos Echaves, que han 'cartografiado' los efectos de la recesión en cada una de las provincias españolas. En el prólogo de su estudio -elaborado a partir de 15 indicadores provinciales y 8 locales recortados entre los años 2006 y 2013-, los investigadores explican que si algo ha quedado claro durante estos últimos ocho años es que los efectos de la crisis han sido desiguales, que existe una España más vulnerable a sus efectos y otra con economías más fuertes, que han resistido mejor a la caída en picado de la actividad.
La dependencia del sector inmobiliario, la importancia específica de la industria o el sector agroalimentario, así como la influencia del empleo público en el tejido productivo son algunas de las claves que explica el reparto desigual de los efectos de la crisis económica. Y en ese mapa, Granada puede 'presumir' de encontrarse bastante alejada del extremo débil de la tabla.
Según el estudio elaborado por los investigadores del CSIC, el índice sintético de vulnerabilidad de la provincia es de un 0,20, un punto intermedio en una escala en la que la vulnerabilidad muy alta se sitúa entre el 1,21 y el 2 y la muy baja, entre el -1,21 y el -2. De las 52 provincias españolas, Granada ocupa el puesto número 23, situada en un tramo medio que se aleja tanto de las más vulnerables (todas provincias costeras como Castellón, Murcia, Valencia o Almería) como de las más resistentes (Gipuzkoa, Lugo, Ourense y Badajoz).
En términos regionales, Granada tampoco destaca ni para bien ni para mal. Su índice del 0,20 está alejado del -0,33 de Sevilla -la provincia menos vulnerable-, pero tampoco se acerca a las malas cifras de Almería (0,87). En Andalucía, las provincias de Huelva (-0,27), Jaén (-0,07) y Córdoba (0,09) también han mostrado mayor resistencia que Granada a la crisis, que en todo caso ha salido más beneficiada que Cádiz (0,53), Málaga (0,73) y Almería.
Y no es que las cifras de Granada hayan sido buenas. El Atlas de la crisis confirma que los efectos de la recesión en la economía granadina han sido arrolladores. En el terreno laboral -lo que el estudio llama indicadores económicos-, Granada ha perdido un 11,9% de sus afiliados a la Seguridad Social entre 2006, bastante antes de que comenzara la crisis, y 2013. El desempleo ha crecido un 136,7%; se han quedado por el camino un 16,1% de las empresas; y el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante se ha desplomado un 2,9%. El único dato positivo en este periodo ha sido el de las exportaciones, que entre 2006 y 2013 han experimentado un incremento del 31,7% a la vez que caían en picado las importaciones.
En el terreno inmobiliario, vital para explicar la mayor vulnerabilidad de los territorios de la Costa, Granada tampoco puede presumir de que le hayan ido bien las cosas. La concesión de préstamos hipotecarios en plena crisis se redujo un 83,8%, mientras que su importe cayó a marchas forzadas, hasta un 88,4%. La actividad promotora, lastrada por la falta de financiación y la escasez de actividad, se minimizó hasta reducir un 92,6% las viviendas libres terminadas, y las transacciones inmobiliarias cayeron más de la mitad, un 63,7%, pese a que el precio medio de la vivienda experimentó también una caída del 14,7%. Pero, en el terreno de la vivienda, las consecuencias del estallido de la crisis económica trascendió el sector y afectaron de lleno a una sociedad lastrada por el paro: entre 20016 y 2013, las ejecuciones hipotecarias se han disparado un 649,8%.
Los indicadores sociodemográficos recogidos por los investigadores del CSIC en su estudio muestran también el alcance "de una crisis que comenzó siendo financiera e inmobiliaria, difundió luego sus efectos al sistema económico, para acabar siendo una crisis social y política de especial profundidad". Desde 2006, la población inmigrante que reside en Granada ha aumentado un 48,5%, pero las variaciones residenciales han disminuido un 111,2%. Los beneficiarios de prestaciones sociales, como consecuencia del enorme aumento del desempleo, se han incrementado un espectacular 163,2%, mientras que la tasa de emancipación se ha reducido un 5,4% y las manifestaciones, que son el verdadero termómetro de la estabilidad social y política de un país, se han multiplicado por cinco (un aumento del 604,2%, para ser exactos).
Así que no, no puede decirse que Granada no haya notado la crisis. Pero lo cierto es que la ha notado menos que otras provincias. Por poner varios ejemplos: en Almería el paro ha subido un 197,4%; el PIB por habitante de la provincia de Málaga se ha reducido un 6,42%; las transacciones inmobiliarias han caído más de un 74% en Jaén; las ejecuciones hipotecarias de viviendas en Almería se han disparado un 1.029%; y la tasa de emancipación en Córdoba es ahora un 18,1% inferior que en 2006.
En términos urbanos, contando sólo con los municipios andaluces de más de 20.000 habitantes, la posición de Granada es todavía más aventajada. De los 74 grandes núcleos poblacionales andaluces incluidos en el estudio, Granada ocupa la posición 64 en un ranking que va de mayor a menor vulnerabilidad. Esto significa que Granada, con un índice de -0,75, arroja una vulnerabilidad baja y se encuentra entre las quince ciudades andaluzas que se han mostrado más fuertes ante la crisis. Sólo Tomares (-1,29), Córdoba (-1,25), Almonte (-1,13), Cádiz (-1,13), Sevilla (-1,00), Camas (-1,00), Guadix (-1,00), El Puerto de Santa María (-0,88), Alcalá la Real (-0,86) y Cabra (-0,86) se han mostrado menos vulnerables todavía. De este listado destaca, además, el hecho de que Guadix, una ciudad poco implicada en el mercado inmobiliaria y muy relacionada con el sector agrario, ocupe todavía mejor posición que Granada. En la última mitad de este listado, además, también figura la localidad de Baza, con una vulnerabilidad media del -0,43.
En el otro extremo del ranking, donde se encuentran las ciudades más vulnerables, las primeras posiciones las ocupan Roquetas de Mar (con un índice del 1,50), Estepona (1,25), El Ejido (1,13), Vélez-Málaga (1,13) y Algeciras (0,88). El problema es que la provincia también tiene un representante destacado entre estos municipios más débiles a los efectos de la crisis. En el puesto número 8 de las ciudades más vulnerables de Andalucía se encuentra Almuñécar, con un índice alto del 0,71. A más distancia, pero también en la primera mitad de la tabla, se encuentran Motril (0,38), que ocupa el puesto número 23 de las ciudades andaluzas más vulnerables, y Loja (0,14), en la posición 32.
Almuñécar y Motril, por tanto, son los grandes municipios granadinos más afectados por la crisis, frente a Guadix y la capital, que han sido capaces de mostrar más resistencia. Claro que los índices de las ciudades más 'sanas' tras ocho años de crisis hacen palidecer a los de Granada. Arrasate/Mondragón, con un índice de -1,57 lidera el ranking de las ciudades más fuertes, seguida de Portugalete (-1,50), Barakaldo (-1,57), Santurzi (-1,38) y Getxo (-38)
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