Científicos de la UGR y la Escuela de Salud Pública analizan la influencia de estos casos en el cuerpo y la mente
R. G. GRANADA
Científicos de la Universidad de Granada (UGR) y la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) han demostrado que las personas que sufren un proceso de desahucio de su vivienda habitual, ya sea de alquiler o en propiedad, presentan una peor salud física y mental que la población general.
Concretamente, enfrentarse a una ejecución hipotecaria multiplica por 13 las probabilidades de tener mala salud percibida, incrementa hasta tres veces la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular, y casi dos veces la de consumir tabaco. También se observa una mayor proporción de personas con depresión, ansiedad u otros trastornos mentales entre las personas desahuciadas.
En este trabajo pionero participaron 205 personas en proceso de desahucio, de las que el 59,5% (122) eran mujeres y el 40,5% (83) eran hombres.
La mayoría de las personas encuestadas se encontraban en situación de desempleo. Muchas de ellas tenían estudios secundarios y en el caso de las mujeres, también universitarios. Un 45% de los encuestados contaban con ingresos totales inferiores a los 500 euros mensuales.
El estudio reveló que las mujeres son quienes obtienen peores resultados cuando experimentan un proceso de desahucio. Ellas tienen índices mayores de sedentaris (un 50,4% frente a un 35,8%) y su consumo habitual de frutas es menor (68,3% en el caso de las mujeres y un 50% en los hombres), aunque los resultados son similares para ambos en cuanto a la ingesta de verduras y hortalizas. Sólo el consumo de tabaco es mayor en hombres que en mujeres (56,8% y 48,2% respectivamente).
Concretamente, enfrentarse a una ejecución hipotecaria multiplica por 13 las probabilidades de tener mala salud percibida, incrementa hasta tres veces la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular, y casi dos veces la de consumir tabaco. También se observa una mayor proporción de personas con depresión, ansiedad u otros trastornos mentales entre las personas desahuciadas.
En este trabajo pionero participaron 205 personas en proceso de desahucio, de las que el 59,5% (122) eran mujeres y el 40,5% (83) eran hombres.
La mayoría de las personas encuestadas se encontraban en situación de desempleo. Muchas de ellas tenían estudios secundarios y en el caso de las mujeres, también universitarios. Un 45% de los encuestados contaban con ingresos totales inferiores a los 500 euros mensuales.
El estudio reveló que las mujeres son quienes obtienen peores resultados cuando experimentan un proceso de desahucio. Ellas tienen índices mayores de sedentaris (un 50,4% frente a un 35,8%) y su consumo habitual de frutas es menor (68,3% en el caso de las mujeres y un 50% en los hombres), aunque los resultados son similares para ambos en cuanto a la ingesta de verduras y hortalizas. Sólo el consumo de tabaco es mayor en hombres que en mujeres (56,8% y 48,2% respectivamente).
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