El factor humano en el corazón de la UCI
El Hospital del Campus tiene en marcha un proyecto de humanización de los cuidados intensivos que mejora la implicación de la familia y da más confort a los pacientes.
S. VALLEJO GRANADA
Son muchos los proyectos de humanización de la asistencia sanitaria que se aplican en distintas especialidades. Humanización en terapias, en cuidados paliativos, en la atención al parto... pero hay iniciativas que adquieren mayor trascendencia por el tipo de pacientes al que se atiende. Y aunque todos son importantes y con sus necesidades, en las UCI, las Unidades de Cuidados Intensivos, la humanización se hace fundamental por la situación grave de los pacientes, la medicalización y mecanización de la unidad y sus estrictas normas respecto a los familiares.
Hasta ahora. Porque la UCI del Hospital del Campus de la Salud ha puesto en marcha un plan de humanización que está abriendo las puertas de la unidad, sumando una mayor colaboración de los familiares y apostando por la importancia de la cercanía y la humanización en un área de cuidados muy intensos.
El cambio en el funcionamiento de la unidad lo ha permitido el traslado al nuevo edificio del PTS, que la ha dotado de más espacio tanto para pacientes como para familiares y de condiciones de mayor confort por la iluminación natural y la amplitud de los boxes, todos individuales y con mayor aislamiento e intimidad que las anteriores instalaciones tanto de Traumatología como del Clínico.
La mayor humanización de la UCI comenzó a plantearse en el anterior hospital de Traumatología y ahora se ha hecho realidad con mayor información a los familiares y zonas también de confort para ellos, que pasan muchas horas pendientes de que se abra una puerta tras la que algún familiar se debate en la mayoría de las ocasiones, entre la vida y la muerte.
El cambio se nota desde el acceso. Según explicaron a este periódico tanto jefe de servicio de la UCI del Complejo Hospitalario Granada, Manuel Colmenero, como las supervisoras de enfermería María José Gallardo e Isabel Leyva, hasta los accesos y entrada a la unidad se han cambiado. El paciente puede llegar a la UCI directamente desde Urgencias por un ascensor interno propio; desde el helipuerto por tratarse de un traslado urgente, para lo que también hay circuito privado, o desde cualquier planta o quirófano por empeoramiento de su situación. Una vez dentro, lo principal es estabilizarlo. Tras ello, se activa ya el mecanismo de información a la familia, una pieza clave de la UCI. "El médico que ha recibido y estabilizado al paciente y la enfermera responsable lo primero que hacen es reunirse con la familia en la sala de información para familiares para darle todos los datos de la situación del paciente al ingreso", explica Colmenero. Para eso se ha habilitado una sala junto a la puerta de la unidad que es la que se utiliza para dar esa información u otras noticias importantes o difíciles para el paciente y los familiares. Hay otras dos salas más de información y también se da a pie de cama o en el box del paciente. Hay un informe médico diario a la una de la tarde y de enfermería a las ocho de la tarde. Pero lo que se intenta es que los horarios fijos desaparezcan y todo sea más fluido.
De hecho, es de las pocas UCI del país que cuenta con cuatro horarios de visitas de familiares: 08:00, 13:00, 17:30 y 20:30 horas. Horarios que coinciden con las horas de las comidas para que también la familia se implique y pueda estar ese rato con su familiar si está ya consciente y alimentándose. Pero, además, se "personaliza" cada caso. Como explica Isabel Leyva, se estudia cada caso porque hay veces que las familias necesitan por trabajo u otras obligaciones otros horarios de visita o que para el propio paciente es bueno que el familiar esté más tiempo a su lado. "Lo que se trata es que la familia se implique en el cuidado del paciente. No que sustituya los cuidados del profesional, pero está demostrado que la presencia de una voz familiar, el tocar a un ser querido, beneficia y mucho a los pacientes", explica Gallardo.
Esta es una de las claves del proyecto de humanización de la UCI, el abrir más sus puertas y que sea una unidad en la que los familiares, siempre que se pueda médicamente, tienen mayor contacto con los pacientes y mayor información por parte de los profesionales que los atienden.
Mientras esperan para las horas de visita, también se ha habilitado una sala amplia y con vistas con sillones, taquillas e incluso un aseo con duchas para familiares. Las esperas en esta unidad son largas y contar con espacios abiertos y luminosos es esencial.
Todo para cuidar tanto al paciente como al familiar. De hecho, otro pilar del proyecto de humanización de la UCI es la creación de una "escuela de familiares" a los que les dan pautas de cuidados y apoyo a los enfermos. "Que el familiar esté integrado con el paciente y esté estable". Ese es el objetivo. Así, es importante enseñar al familiar desde cómo tocar al enfermo, que está 'distinto' a como era habitualmente, a cómo darle tranquilidad o tratarle cuando se presentan secuelas como por ejemplo no poder hablar después de alguna técnica de respiración. "Esas técnicas de apoyo le sirven también no sólo para cuando están aquí sino para cuando el paciente pasa a planta, que la situación de cuidados cambia y muchas veces es el familiar más cercano el que sabe cómo manejar la situación", explican los responsables de la UCI.
"No sólo hay que enseñarles cuidados sino también a manejar el miedo. Para eso se designa a una enfermera responsable del paciente que es la que va realizando el plan con la familiar", porque también es importante y ayuda a los profesionales el estímulo que supone para el paciente escuchar o tocar a un familiar cuando está en fase de despertar o de desorientación.
La comunicación también es fundamental y la UCI aplica técnicas pioneras como válvulas fonadoras para pacientes que no pueden comunicarse y que están con respiración asistida. "Cuando el paciente deja de estar sedado hay que saber cómo está o qué le duele y es importante la comunicación". También aplican un estudio con niveles de sedación que también permiten eliminar el dolor a pesar de la gravedad y que el paciente se pueda comunicar y asumir su cuidado. Cuentan también con pizarras con pictogramas para otros casos y quieren sumar, en el futuro, la comunicación por "tecnología de la mirada". Quieren comenzar con la unidad de ventilación mecánica domiciliaria de San Rafael y luego extenderla, pero para eso requiere la colaboración y financiación.
"Se personaliza todo en función de la situación del paciente". Ese es el objetivo. Ver lo que es más positivo para el enfermo y hacer una estancia en la UCI a su medida.
Pero para esto también hacen falta mejoras. Y aprovechan para solicitarlas. Igual que ya cuentan con personal de fisioterapia y logopedia para dar unas primeras sesiones al paciente de la UCI mientras evoluciona su estado, lo que ayuda por ejemplo al enfermo a moverse o a comunicarse con sus familiares y los profesionales; piden contar con un equipo de psicólogos que ayudaría a dar atención a la familia ante casos de síndrome de estrés postraumático, en asumir el duelo, en sobrellevar las secuelas o aguantar largas estancias.
Mejoras en una unidad vital en la que trabajan más de cien profesionales que atienden a 18 pacientes cuyas vidas tienen en sus manos. Profesionales que también hay que cuidar, que han ganado en espacio, en tecnología para tratar al paciente y en seguridad. Y en estos casos siempre es poca, ante lo que recuerdan el reciente contagio en Madrid de una enfermera de la UCI de fiebre hemorrágica, a la que desean lo mejor. Porque trabajando bien los profesionales, también la atención al paciente mejora.
Hasta ahora. Porque la UCI del Hospital del Campus de la Salud ha puesto en marcha un plan de humanización que está abriendo las puertas de la unidad, sumando una mayor colaboración de los familiares y apostando por la importancia de la cercanía y la humanización en un área de cuidados muy intensos.
El cambio en el funcionamiento de la unidad lo ha permitido el traslado al nuevo edificio del PTS, que la ha dotado de más espacio tanto para pacientes como para familiares y de condiciones de mayor confort por la iluminación natural y la amplitud de los boxes, todos individuales y con mayor aislamiento e intimidad que las anteriores instalaciones tanto de Traumatología como del Clínico.
La mayor humanización de la UCI comenzó a plantearse en el anterior hospital de Traumatología y ahora se ha hecho realidad con mayor información a los familiares y zonas también de confort para ellos, que pasan muchas horas pendientes de que se abra una puerta tras la que algún familiar se debate en la mayoría de las ocasiones, entre la vida y la muerte.
El cambio se nota desde el acceso. Según explicaron a este periódico tanto jefe de servicio de la UCI del Complejo Hospitalario Granada, Manuel Colmenero, como las supervisoras de enfermería María José Gallardo e Isabel Leyva, hasta los accesos y entrada a la unidad se han cambiado. El paciente puede llegar a la UCI directamente desde Urgencias por un ascensor interno propio; desde el helipuerto por tratarse de un traslado urgente, para lo que también hay circuito privado, o desde cualquier planta o quirófano por empeoramiento de su situación. Una vez dentro, lo principal es estabilizarlo. Tras ello, se activa ya el mecanismo de información a la familia, una pieza clave de la UCI. "El médico que ha recibido y estabilizado al paciente y la enfermera responsable lo primero que hacen es reunirse con la familia en la sala de información para familiares para darle todos los datos de la situación del paciente al ingreso", explica Colmenero. Para eso se ha habilitado una sala junto a la puerta de la unidad que es la que se utiliza para dar esa información u otras noticias importantes o difíciles para el paciente y los familiares. Hay otras dos salas más de información y también se da a pie de cama o en el box del paciente. Hay un informe médico diario a la una de la tarde y de enfermería a las ocho de la tarde. Pero lo que se intenta es que los horarios fijos desaparezcan y todo sea más fluido.
De hecho, es de las pocas UCI del país que cuenta con cuatro horarios de visitas de familiares: 08:00, 13:00, 17:30 y 20:30 horas. Horarios que coinciden con las horas de las comidas para que también la familia se implique y pueda estar ese rato con su familiar si está ya consciente y alimentándose. Pero, además, se "personaliza" cada caso. Como explica Isabel Leyva, se estudia cada caso porque hay veces que las familias necesitan por trabajo u otras obligaciones otros horarios de visita o que para el propio paciente es bueno que el familiar esté más tiempo a su lado. "Lo que se trata es que la familia se implique en el cuidado del paciente. No que sustituya los cuidados del profesional, pero está demostrado que la presencia de una voz familiar, el tocar a un ser querido, beneficia y mucho a los pacientes", explica Gallardo.
Esta es una de las claves del proyecto de humanización de la UCI, el abrir más sus puertas y que sea una unidad en la que los familiares, siempre que se pueda médicamente, tienen mayor contacto con los pacientes y mayor información por parte de los profesionales que los atienden.
Mientras esperan para las horas de visita, también se ha habilitado una sala amplia y con vistas con sillones, taquillas e incluso un aseo con duchas para familiares. Las esperas en esta unidad son largas y contar con espacios abiertos y luminosos es esencial.
Todo para cuidar tanto al paciente como al familiar. De hecho, otro pilar del proyecto de humanización de la UCI es la creación de una "escuela de familiares" a los que les dan pautas de cuidados y apoyo a los enfermos. "Que el familiar esté integrado con el paciente y esté estable". Ese es el objetivo. Así, es importante enseñar al familiar desde cómo tocar al enfermo, que está 'distinto' a como era habitualmente, a cómo darle tranquilidad o tratarle cuando se presentan secuelas como por ejemplo no poder hablar después de alguna técnica de respiración. "Esas técnicas de apoyo le sirven también no sólo para cuando están aquí sino para cuando el paciente pasa a planta, que la situación de cuidados cambia y muchas veces es el familiar más cercano el que sabe cómo manejar la situación", explican los responsables de la UCI.
"No sólo hay que enseñarles cuidados sino también a manejar el miedo. Para eso se designa a una enfermera responsable del paciente que es la que va realizando el plan con la familiar", porque también es importante y ayuda a los profesionales el estímulo que supone para el paciente escuchar o tocar a un familiar cuando está en fase de despertar o de desorientación.
La comunicación también es fundamental y la UCI aplica técnicas pioneras como válvulas fonadoras para pacientes que no pueden comunicarse y que están con respiración asistida. "Cuando el paciente deja de estar sedado hay que saber cómo está o qué le duele y es importante la comunicación". También aplican un estudio con niveles de sedación que también permiten eliminar el dolor a pesar de la gravedad y que el paciente se pueda comunicar y asumir su cuidado. Cuentan también con pizarras con pictogramas para otros casos y quieren sumar, en el futuro, la comunicación por "tecnología de la mirada". Quieren comenzar con la unidad de ventilación mecánica domiciliaria de San Rafael y luego extenderla, pero para eso requiere la colaboración y financiación.
"Se personaliza todo en función de la situación del paciente". Ese es el objetivo. Ver lo que es más positivo para el enfermo y hacer una estancia en la UCI a su medida.
Pero para esto también hacen falta mejoras. Y aprovechan para solicitarlas. Igual que ya cuentan con personal de fisioterapia y logopedia para dar unas primeras sesiones al paciente de la UCI mientras evoluciona su estado, lo que ayuda por ejemplo al enfermo a moverse o a comunicarse con sus familiares y los profesionales; piden contar con un equipo de psicólogos que ayudaría a dar atención a la familia ante casos de síndrome de estrés postraumático, en asumir el duelo, en sobrellevar las secuelas o aguantar largas estancias.
Mejoras en una unidad vital en la que trabajan más de cien profesionales que atienden a 18 pacientes cuyas vidas tienen en sus manos. Profesionales que también hay que cuidar, que han ganado en espacio, en tecnología para tratar al paciente y en seguridad. Y en estos casos siempre es poca, ante lo que recuerdan el reciente contagio en Madrid de una enfermera de la UCI de fiebre hemorrágica, a la que desean lo mejor. Porque trabajando bien los profesionales, también la atención al paciente mejora.
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