El macizo es un 'área de servicio' para las aves que viajan a África Otras encuentran aquí un lugar para invernar
COMO dice la famosa canción del Dúo Dinámico, "El final del verano llegó…" y eso significa que millares de aves de diferentes especies emprenderán un largo viaje buscando condiciones meteorológicas más adecuadas y lugares más propicios para encontrar su alimento. Este fin del periodo estival, señala el momento para el desplazamiento de muchas especies, a sus cuarteles de invierno en diferentes lugares del continente africano, desde donde llegaron aquí la pasada primavera.
Rapaces como el águila culebrera o la calzada, gavilanes, autillos, chotacabras y alcaravanes; diversos túrdidos como los ruiseñores, oropéndolas o collalbas rubias; planeadores como vencejos, golondrinas y aviones; alcaudones, abejarucos y carracas, mosquiteros papialbos, papamoscas grises, zarceros comunes, currucas carrasqueñas… son muchas y variadas las especies que en pocos días iniciarán el viaje de vuelta, una vez completado su ciclo reproductor.
CODORNIZ COMÚN
UNO de los fenómenos más curiosos en el comportamiento del mundo animal es la migración. El tremendo esfuerzo, desgaste y sorteo de peligros que supone un desplazamiento regular de ida y vuelta cada año es motivo de admiración. Basado en la existencia de un indeleble marcador genético, como conducta aprendida, o por un cuidado equilibrio entre ambas, empuja a millones de aves, desde grandes buitres con casi tres metros de envergadura alar, a pequeños pájaros que no superan los quince gramos de peso, a recorrer cientos o miles de kilómetros entre diferentes zonas geográficas.
Sierra Nevada se encuentra cerca de uno de los 'embudos' migratorios por excelencia del Paleártico, por lo que no es ajena a este fenómeno. Aunque no presenta las abrumadoras cifras de individuos migradores del Estrecho de Gibraltar, tiene una importancia estratégica ya que actúa como un partidor de rutas migratorias generando autovías invisibles, una suerte de 'pasillos de altura' por los que la migración se activa cada año, permitiendo que una variedad formidable de aves utilicen en sus desplazamientos las cumbres, collados y puertos nevadenses.
Hay muchas especies que sólo se observan en Sierra Nevada en migración hacia sus destinos, ya sea en el paso prenupcial en primavera, o, más frecuentemente, en el paso postnupcial en otoño en el que se suman los ejemplares nacidos esa temporada.
Entre esas especies se encuentran el milano negro, aguilucho cenizo, culebrera, abejero, polluelas (pintoja, bastarda y chica), chorlito carambolo, archibebe común, andarríos (bastardo, grande y chico), tarabilla norteña, carricerines (real, cejudo y común), buscarlas pintoja y unicolor, mosquitero musical, curruca mosquitera o el papamoscas cerrojillo.
BISBITA CAMPESTRE
PERO la llegada del otoño, por otra parte, supone también para otras especies el cambio de 'domicilio' al que les empuja su reloj interno que les trae hacia nuestras latitudes.
En los largos viajes hacia el continente africano muchas aves 'sedimentan' en Sierra Nevada, que es utilizada como 'área de servicio' pero otras encuentran aquí un lugar adecuado para invernar.
Al finalizar el invierno, señales ambientales volverán a impulsar mecanismos fisiológicos y cambios de conducta que animarán a realizar el largo camino de regreso hacia el Norte aprovechando que el clima se hace más benigno en latitudes septentrionales. Un caso paradigmático es el del mirlo capiblanco. Este túrdido es el principal invernante que recibe Sierra Nevada y su observación es frecuente desde septiembre y octubre hasta marzo y abril. Desempeña un importante papel ecológico en la dispersión de las semillas de los frutos de los que se alimenta, (enebros y, en menor medida, agracejos, majuelos y escaramujos). Se reproduce en Pirineos y en zonas del centro y Norte de Europa. Al final del verano emigra hacia el sur para pasar el invierno, llegando hasta el norte de África. Retorna a sus áreas de cría entre marzo y abril.
Entre los invernantes nevadenses se encuentran dos bisbitas, (pratense y alpino), y dos zorzales, (común y alirrojo).
El avefría es un invernante regular con fuertes irupciones en función de las condiciones meteorológicas. Sin embargo la presencia del pinzón real es muy irregular.
El cormorán grande es una especie que llega en el mes de septiembre a la Laguna de Padul y a las colas de los embalses donde permanecerá hasta inicios de la primavera. Las agachadizas común y chica utilizan también el Humedal de Padul como estación de servicio durante la época de migración. Algunos ejemplares se quedan aquí para pasar el invierno.
Entre las anátidas, algunos pocos ejemplares de cerceta común, pato cuchara o porrón europeo, pueden localizarse en esta zona húmeda invernando.
AVIÓN
ÁGUILA CULEBRERA
VENCEJO
CORMORÁN
MILANO NEGRO
ZORZAL COMÚN
TARABILLA NORTEÑA
GOLONDRINA
PAPAMOSCAS CERROJILLO
ABEJARUCO EN MIGRACIÓN
MIRLO CAPIBLANCO
BISBITA ALPINO
Rapaces como el águila culebrera o la calzada, gavilanes, autillos, chotacabras y alcaravanes; diversos túrdidos como los ruiseñores, oropéndolas o collalbas rubias; planeadores como vencejos, golondrinas y aviones; alcaudones, abejarucos y carracas, mosquiteros papialbos, papamoscas grises, zarceros comunes, currucas carrasqueñas… son muchas y variadas las especies que en pocos días iniciarán el viaje de vuelta, una vez completado su ciclo reproductor.
CODORNIZ COMÚN
UNO de los fenómenos más curiosos en el comportamiento del mundo animal es la migración. El tremendo esfuerzo, desgaste y sorteo de peligros que supone un desplazamiento regular de ida y vuelta cada año es motivo de admiración. Basado en la existencia de un indeleble marcador genético, como conducta aprendida, o por un cuidado equilibrio entre ambas, empuja a millones de aves, desde grandes buitres con casi tres metros de envergadura alar, a pequeños pájaros que no superan los quince gramos de peso, a recorrer cientos o miles de kilómetros entre diferentes zonas geográficas.
Sierra Nevada se encuentra cerca de uno de los 'embudos' migratorios por excelencia del Paleártico, por lo que no es ajena a este fenómeno. Aunque no presenta las abrumadoras cifras de individuos migradores del Estrecho de Gibraltar, tiene una importancia estratégica ya que actúa como un partidor de rutas migratorias generando autovías invisibles, una suerte de 'pasillos de altura' por los que la migración se activa cada año, permitiendo que una variedad formidable de aves utilicen en sus desplazamientos las cumbres, collados y puertos nevadenses.
Hay muchas especies que sólo se observan en Sierra Nevada en migración hacia sus destinos, ya sea en el paso prenupcial en primavera, o, más frecuentemente, en el paso postnupcial en otoño en el que se suman los ejemplares nacidos esa temporada.
Entre esas especies se encuentran el milano negro, aguilucho cenizo, culebrera, abejero, polluelas (pintoja, bastarda y chica), chorlito carambolo, archibebe común, andarríos (bastardo, grande y chico), tarabilla norteña, carricerines (real, cejudo y común), buscarlas pintoja y unicolor, mosquitero musical, curruca mosquitera o el papamoscas cerrojillo.
BISBITA CAMPESTRE
PERO la llegada del otoño, por otra parte, supone también para otras especies el cambio de 'domicilio' al que les empuja su reloj interno que les trae hacia nuestras latitudes.
En los largos viajes hacia el continente africano muchas aves 'sedimentan' en Sierra Nevada, que es utilizada como 'área de servicio' pero otras encuentran aquí un lugar adecuado para invernar.
Al finalizar el invierno, señales ambientales volverán a impulsar mecanismos fisiológicos y cambios de conducta que animarán a realizar el largo camino de regreso hacia el Norte aprovechando que el clima se hace más benigno en latitudes septentrionales. Un caso paradigmático es el del mirlo capiblanco. Este túrdido es el principal invernante que recibe Sierra Nevada y su observación es frecuente desde septiembre y octubre hasta marzo y abril. Desempeña un importante papel ecológico en la dispersión de las semillas de los frutos de los que se alimenta, (enebros y, en menor medida, agracejos, majuelos y escaramujos). Se reproduce en Pirineos y en zonas del centro y Norte de Europa. Al final del verano emigra hacia el sur para pasar el invierno, llegando hasta el norte de África. Retorna a sus áreas de cría entre marzo y abril.
Entre los invernantes nevadenses se encuentran dos bisbitas, (pratense y alpino), y dos zorzales, (común y alirrojo).
El avefría es un invernante regular con fuertes irupciones en función de las condiciones meteorológicas. Sin embargo la presencia del pinzón real es muy irregular.
El cormorán grande es una especie que llega en el mes de septiembre a la Laguna de Padul y a las colas de los embalses donde permanecerá hasta inicios de la primavera. Las agachadizas común y chica utilizan también el Humedal de Padul como estación de servicio durante la época de migración. Algunos ejemplares se quedan aquí para pasar el invierno.
Entre las anátidas, algunos pocos ejemplares de cerceta común, pato cuchara o porrón europeo, pueden localizarse en esta zona húmeda invernando.
AVIÓN
ÁGUILA CULEBRERA
VENCEJO
CORMORÁN
MILANO NEGRO
ZORZAL COMÚN
TARABILLA NORTEÑA
GOLONDRINA
PAPAMOSCAS CERROJILLO
ABEJARUCO EN MIGRACIÓN
MIRLO CAPIBLANCO
BISBITA ALPINO
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