-¿Qué causa desmotivación en los jóvenes?
-Depende de cómo hemos ido entrenándolos. A unos les faltan factores emocionales, buscan recompensas muy inmediatas y les cuesta controlar sus impulsos; no aceptan ni toleran los noes. A otros los hemos preparado muchísimo y no les damos la recompensa que merece esa preparación. Otros se han creado una falsa imagen de que la preparación académica no es necesaria al ver que no encuentran trabajo. El contexto social de esos jóvenes es importante: aquí en Andalucía, el empleo es difícil para personas preparadas y es un sobreesfuerzo para los que no lo están.
-Todo eso hace un coctel de desmotivación…
-Sí, todos esos factores combinados. Hay otros muchos jóvenes que participan socialmente, son miembros activos de sus grupos sociales, tienen formación y capacidad, y están dispuestos a aportar a la sociedad, que es de lo que se trata.
-¿El problema es mayor hoy que hace unos años?
-En todas las épocas ha habido. Ahora este grupo es muy numeroso y muy visible en zonas con menos oportunidades de empleo, donde el paro juvenil es del 40%. El fracaso escolar de los jóvenes ha estado alrededor del 25% durante mucho tiempo. Una parte del fracaso depende de los jóvenes y otra del diseño de educación que se les ofrece.
-La crisis empeoró todo…
-Claro, la crisis económica les recortó las posibilidades a todos, obligó a muchos de los más preparados a salir fuera y otros se quedaron aquí sin esas oportunidades. Se están desarrollando programas de segunda oportunidad para éstos.
-La economía ha mejorado.
-Sí, pero no por igual para todos. En España se ha intentado poner en marcha la cultura del emprendimiento y no se tenían las bases culturales y sociales para llevarla a cabo.
-La clave para educarlos.
-La afectividad (en lo que dices, haces y sientes) y las pautas de comportamiento. Estas pautas son horarios, sueño, alimentación, higiene y tareas; tienen que estar bien y claramente establecidas. Esas pautas hay que explicárselas a los jóvenes, que en algún momento se las van a querer saltar y hay que ver cómo corregirlo. También hay que enseñarles a pensar en clave autónoma pero vinculados a otras personas: que lo que hago repercute en otros.
-¿Y para prevenir la desmotivación?
-Por una parte, entrenarlos para esas habilidades, sobre todo las emocionales. Entender que las recompensas no van a ser inmediatas, que tomen decisiones de manera sopesada (no "quiero esto y lo consigo"), que acepten que les denegarán muchas cosas porque no hay recursos, y que tendrá que ser mucho más colaborativos. Las familias tienen que generar vínculos y apegos y entrenar en normas y tareas de la vida; servir de ejemplo social para los jóvenes y ser estructura de soporte de la persona.
-Y los amigos de la red de internet…
-Los amigos deben ser también estructuras de soporte. Hay grupos de amigos reales y virtuales. Los virtuales no son estructura real de soporte. No es real tener un millón de amigos en Facebook porque te dan mil likes (me gusta).
-¿Es diferente la forma de diversión de ellos ahora ?
-Muchos, tanto o más que en otras épocas, no beben, ni fuman ni toman alcohol, hacen voluntariado y no crean problemas. Un fenómeno reciente que ha aumentado mucho en los últimos años son los jóvenes transgresores y con consumo intensivo de sustancias (alcohol y otros) siempre con el fin de intoxicarse, el llamado consumo en atracón o en binge. Son un grupo muy reducido pero muy visible que busca evasión y colocarse. Estos jóvenes suelen presentar trastornos graves de conducta que hay que atajar. Muestran un repertorio amplio de pautas de comportamiento alterado: conductas violentas, consumen drogas, conductas sexuales de riesgo, usan inadecuadamente las redes. Buscan recompensa inmediata, decisiones impulsivas, mentir o enmascarar facetas de tu vida, acoso o grooming (acoso sexual en la red), bullying, ciberbullying (acoso en la red).
-¿Les ha faltado afecto a estos jóvenes?
-Vivimos en un contexto social que es un puntito más frío: se habla mucho de emociones y de sentimientos, cuando es más hacer, mostrarlos y expresarlos.
-¿Es bueno el control de las redes sociales?
-Más que aislarles de las redes sociales, hay que entrenar a los jóvenes a un uso controlado y a que tengan contactos supervisados. Si se plantea una sanción, tiene que ser temporal (un día, unas horas...) y no indefinida porque son nativos digitales; internet es su herramienta para contactar con el mundo. Se está permitiendo el acceso a las redes a edades muy tempranas, 8 o 9 años, y eso es un error gravísimo de los padres porque esos niños no están preparados. Se recomienda de los 11 a 13 años cuando entendemos que el hijo/a puede salir solo, y tener contacto supervisado de las personas con las que sale.
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