Durante años se ha recomendado que las embarazadas duerman de lado, pero se creía que era más por su propio bien, no por el del bebé.
HELIOS8 VIA GETTY IMAGES |
Es una de esas cosas que nadie piensa que le vaya a pasar: el nacimiento de un bebé muerto, algo capaz de provocar escalofríos en cualquier embarazada. Sin embargo, es una tragedia que sí que ocurre. De hecho, todos los días mueren así 7.200 bebés en todo el mundo que jamás llegarán a abrir los ojos para descubrir el maravilloso mundo que les esperaba. Más de siete mil parejas que cada día vuelven a su casa con las manos vacías y el corazón hecho añicos.
Sé bien cómo se sienten esas madres porque eso que nunca ocurre me ocurrió a mí. A las 33 semanas de mi tercer embarazo, sufrí un desprendimiento de placenta. El salvavidas de mi bebé se me desprendió del útero, provocándome una hemorragia y haciendo que mi pequeño se quedara sin oxígeno.
Hacerte a la idea de que tu bebé, para quien ya habías comprado un carrito, montado la cuna y preparado ropa, nunca llegará a formar parte de tu familia es un hecho casi imposible de aceptar. Tres años después, no pasa un solo día sin que me acuerde de mi tercer hijo, a quien llamábamos Willem, el hijo que nunca llegué a conocer. Me pregunto qué aspecto tendría y cómo habría encajado en nuestra frenética, feliz y cariñosa familia.
Tras la tragedia, tuve la fortuna de contar con el apoyo y el amor de mis familiares y amigos. Me inundaron a cartas, postales y correos electrónicos, y cada vez que alguien contactaba conmigo, me sentía un poquito más fuerte. Menos sola. Fui a ver a una psicóloga, una mujer cuya sabiduría, compasión y capacidad de descodificar los desconcertantes hábitos de la mente logró que fuera un privilegio estar a su lado.
Pero necesitaba algo más. Necesitaba que el legado de Willem fuera algo más que una pérdida. Necesitaba sentir que aquel aciago día de agosto había tenido una razón de ser. Y entonces di con Tommy's. Había oído hablar de esa organización, pero no sabía exactamente qué hacían, hasta que un día gris de primavera tomé un tren a Mánchester para visitar su equipo de investigación sobre los mortinatos.
Díselo a tus amigas, aunque no estén embarazadas. Puede que algún día lo estén y esto podría salvarles la vida a sus pequeños.
En cuanto me senté frente al profesor Alex Heazell, me di cuenta de que me encontraba ante una persona extraordinaria. Un hombre astuto que pone todo su empeño en averiguar por qué el Reino Unido tiene una de las tasas de mortinato más elevadas del primer mundo. Pasé el día entero viendo cómo funciona su equipo de investigación, cuáles son sus objetivos a largo plazo y cómo su clínica ha logrado reducir la tasa de mortinatos en el área del condado de Gran Mánchester en un 30%.
Volviendo a casa, me sentí más esperanzada y positiva que en los últimos meses y me di cuenta de que me apetecía ayudar a esta organización benéfica. El mes pasado corrí mi primera media maratón, en la que recaudé casi 12.000 libras (13.600 euros) para Tommy's. Esta misma semana me han recordado lo bien invertido que será ese dinero.
Recientemente, el profesor Alex Heazell ha realizado un hallazgo que creemos que supondrá un antes y un después en la lucha contra el mortinato. En un estudio en el que participaron casi 1000 mujeres, se ha descubierto que las madres que duermen bocarriba durante el tercer trimestre tienen el doble de probabilidades de que su bebé nazca sin vida. Durante años se ha recomendado que las embarazadas duerman de lado, pero se creía que era más por su propio bien, no por el del bebé. La explicación técnica es que hay una arteria que discurre por la parte delantera de la columna vertebral y que, conforme el feto va creciendo, este añade presión en dicha arteria, reduciendo así el flujo sanguíneo que llega a los órganos vitales. Se pensaba que esa reducción del flujo afectaba solo a la madre, pero parece que tiene consecuencias más graves para el bebé.
Un consejo importante que hay que tener en cuenta es que la postura en la que la madre se eche a dormir es la más importante, ya que es en la que más tiempo pasa, de modo que no hay que preocuparse si se despierta bocarriba. Solo hay que volver a girarse y seguir durmiendo.
Se estima que, si todas las embarazadas supieran que es mucho mejor dormir de lado (en el estudio no se analizó si es mejor un lado que otro), la triste tasa de mortinatos se reduciría de forma notable. Por lo tanto, es algo de lo que se debería estar hablando por todas partes. Díselo a tus amigas, aunque no estén embarazadas. Puede que algún día lo estén y esto podría salvarles la vida a sus pequeños.
A mi hijo no le habría salvado la vida. No sabemos por qué se me desprendió la placenta, pero apostaría a que los incansables investigadores de Tommy's, que no piensan dar su brazo a torcer, algún día tendrán la respuesta.
Si te interesa oír (en inglés) a Marina Fogle conversando con la doctora Chiara Hunt sobre su investigación, sus hallazgos y consejos para las embarazadas, puedes descargarte de forma gratuita el podcast The Parent Hood en iTunes o en las aplicaciones de podcasts.
No hay comentarios:
Publicar un comentario