Escrito por Eirene Heidelberger.
"Mamá y papá nos vamos a separar". Esas son las temidas palabras que a ningún padre o madre le gustaría pronunciar jamás. Sin embargo, la realidad es que, en Estados Unidos, entre el 40% y el 50% de los matrimonios se acaban divorciando.
Aunque el divorcio puede ser duro para ti, uno de los aspectos más complicados es cómo afectará a tus hijos. Querrías protegerles de todo dolor y sufrimiento, pero a veces es inevitable hasta cierto punto.
La clave es la comunicación. Lo que les digas a tus hijos del divorcio se les quedará grabado en la memoria para siempre.
Los estudios demuestran que hay tres factores que ayudan a los niños de todas las edades a acostumbrarse a la nueva vida tras el divorcio. En primer lugar, mantener una relación sólida con ambos padres; en segundo lugar, el buen ejercicio de la paternidad (vaya sorpresa) y, en tercer lugar, una exposición mínima a los conflictos.
A continuación puedes leer varios consejos para superar esta situaciónturbulenta:
Elegir un buen momento es fundamental
Si tu pareja y tu estáis pensando en divorciaros, guardaos la información para vosotros hasta que lo sepáis seguro. Los hijos solo deberían enterarse de estas situaciones cuando es imprescindible, y solo necesitan saberlo cuando la decisión ya es definitiva. Los niños no progresan en situaciones inciertas. Salen adelante sabiendo exactamente lo que les espera en el futuro, de modo que hay que ser fuertes.
Está claro que nunca es un "buen" momento para soltar la noticia del divorcio, pero aseguraos, cuando lo vayáis a hacer, de que tenéis mucho tiempo después para estar junto a vuestros hijos. Necesitaréis darles muchos abrazos y no llevarlos con prisas al entrenamiento o a una fiesta de cumpleaños.
Comunicadlo juntos
Aunque no os pongáis de acuerdo en nada, tratad de consensuar lo que les vais a decir a vuestros hijos. Lo ideal es dar la noticia como un equipo. Decírselo a los hijos juntos les ahorra confusión, oyen solo una versión de la historia, lo cual demuestra que es una decisión mutua.
Los niños prefieren escuchar un mensaje en el que los padres no se echen las culpas el uno al otro. Aseguraos de asumir ambos la responsabilidad del final del matrimonio. Este frente unido les protegerá de sentir que quizás hayan sido ellos los causantes del divorcio o de que deben posicionarse a favor de uno y en contra de otro.
Que el mensaje sea simple, en términos que puedan comprender vuestros hijos. Sed lo más sinceros y directos posible, teniendo en cuenta su edad y madurez emocional.
Cuando terminéis, preparaos para responder un montón de preguntas (o ninguna). Las preguntas pueden ir desde "¿Dónde viviré y a qué colegio iré?", pasando por "¿Quién de vosotros dos se irá de casa?" hasta "¿Quién cuidará de mí y cada cuánto os veré?". Los niños simplemente quieren saber cómo les afectará en su vida, así que dadles apoyo, sed comprensivos y tened preparadas unas respuestas concretas.
Evitad echar culpas
Da igual el enfado que lleves encima, no le eches la culpa a tu pareja por la ruptura. Evitad discutir delante de vuestros hijos y guardaos para vosotros cualquier detalle sobre aventuras extramatrimoniales o problemas financieros.
Quizás el disgusto sea tal que te entren ganas de hablar a tus hijos del "comportamiento" de tu pareja, pero se lo tomarán como una traición, o peor, como un reproche a ellos. Tu pareja y tú sois los mejores amigos de vuestros hijos, así que cuidado con lo que decís, porque los pequeños están en alerta máxima.
Ahorradles los detalles
No convirtáis la mesa del comedor en la base central del divorcio: mantened los papeles del divorcio fuera de la vista, sobre todo si vuestros hijos saben leer. Tampoco habléis sobre asuntos legales, ni siquiera al teléfono, cuando vuestros hijos puedan oíros.
Si se requiere una evaluación profesional para decidir las condiciones de la custodia (eso es algo que puede implicar visitas al hogar para observar y entrevistar a los hijos y a la familia), tratad de minimizar la importancia sin prepararlo demasiado ni hacer ensayar a vuestros hijos lo que deben decir.
Atentos a posibles comportamientos inusuales
Que no os pille por sorpresa si vuestros hijos muestran comportamientos inusuales. Por ejemplo, inseguridad, problemas para dormir o para hacer bien sus necesidades (si es pequeño), furia, desobediencia, excesiva dependencia emocional o búsqueda de atención. Un divorcio es algo aterrador para los niños. Algunos se muestran abiertamente tristes o enfadados, mientras que otros niegan tener sentimientos al respecto. Cualquiera de esas emociones puede brotar en un momento dado y variar de un minuto a otro.
Habrá días buenos y días malos. Tomáoslo día a día. Vosotros también sentiréis estas emociones, así que aseguraos de rodearos de un fuerte grupo de familiares y amigos.
Preocúpate también por ti
Cuídate tú también. Algunos padres asisten a conferencias o a cursos para recuperar la confianza y superar el estrés del divorcio. Para encontrar estos cursos, puedes consultarlo con un médico o terapeuta.
Si piensas que puedes superar por tu cuenta este capítulo decisivo de tu vida, te recomiendo que lo reconsideres. Darte permiso para hablar y llorar por tu matrimonio hará que estés en mejores condiciones para cuidar a tus hijos. No te compliques a la hora de cuidarlos y no prolongues mucho tu sufrimiento.
Si tus únicos objetivos con tus hijos son pasar con ellos tanto tiempo como sea posible manejar de forma sana, acostarlos y mantenerlos alimentados de forma constante, ya estás cumpliendo con partes esenciales de lo que implica criar hijos sanos.
No importa cómo se desarrolle la conversación o el proceso del divorcio, no os olvidéis de que separaros no os convierte en malos padres. Hay vida más allá del divorcio.
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