Paso de gigante contra el alzheimer
Un grupo de investigadores del Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra (IPBLN-CSIC) de Granada ha obtenido un nuevo potencial fármaco para tratar enfermedades neurodegenerativas. El principio es un derivado mejorado del resveratrol, un ingrediente natural que se encuentra, en pequeñas cantidades, en un gran número de alimentos como las uvas, los frutos secos como los cacahuetes, o los rojos como arándanos o moras, según informa la Fundación Descubre.
Entre las patologías donde se pueden hallar resultados satisfactorios se encuentran el alzheimer, el parkinson o la enfermedad de Huntington. Asimismo, los expertos han estudiado un método más efectivo para hacer llegar la sustancia a las zonas del cerebro que están afectadas. Éste consiste, según ha explicado a la Fundación Descubre la doctora del Instituto López-Neyra, Elena González Rey, en una estrategia multidiana.
Los métodos más utilizados hoy en día se basan en suministrar un medicamento para un único objetivo. Sin embargo, con este procedimiento alternativo, el fármaco alcanza diversos puntos de acción. En concreto se refiere, por ejemplo, a preservar a la neurona, reducir la inflamación en el sistema nervioso central o proteger de daños oxidativos, al mismo tiempo con un solo compuesto.
El científico del IPBLN, Juan Carlos Morales señala que el proyecto tiene su origen en el resveratrol, una molécula que entre sus beneficios destacan su actividad antitumoral y neuroprotectora. A partir de ella, se efectuaron modificaciones químicas para mejorar estas ventajas y convertirlo en un potencial fármaco.
La finalidad del estudio se centra, por tanto, en crear un fármaco, tomando como punto de partida el resveratrol, un ingrediente natural que se encuentra en plantas y en alimentos.
El uso de resveratrol plantea un inconveniente, ya que se necesitan grandes cantidades para emplearse en ensayos clínicos en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, al presentar escasa biodisponibilidad, es decir, llega poca cantidad al sitio donde debe actuar. Así, éste se modifica químicamente para conseguir una molécula que, suministrada como medicamento, mejore a pacientes afectados por una enfermedad neurodegenerativa.
En este sentido, los trabajos desarrollados por los grupos de investigación 'Inmunoregulación en enfermedades infecciosas, inflamatorias y neurodegenerativas' y 'Química biológica: reconocimiento molecular y diseño de fármacos' del IPBL, se centraron en modificar químicamente el resveratrol para potenciar sus funciones neuroprotectoras, antiinflamatorias y antioxidativas.
A su vez, han mejorado su eficacia, necesitando menos cantidad y disminuyendo sus efectos secundarios, llegando de manera más directa al objetivo.
Estas patologías, de las que aún no se ha encontrado tratamiento, son crónicas. El deterioro de los pacientes se alarga durante mucho tiempo y, aunque no se suelen detectar en sus primeras etapas, aparecen a edades relativamente tempranas.
Los compuestos que se logran se definen como profármacos, que es una modificación sobre un medicamento conocido o, como en este caso el resveratrol, una sustancia natural con propiedades beneficiosas para el organismo y que tienen problemas para alcanzar la parte del cuerpo humano donde ha de intervenir, porque se degrada o se metaboliza rápidamente sin alcanzar su destino, en este caso el cerebro.
Las transformaciones de este elemento alargan su tiempo de asimilación para que tenga más oportunidad de llegar a las neuronas. En algunos de los profármacos que han diseñado desde el Instituto López-Neyra de Granada, además de funcionar como tales, los ácidos grasos que incluyen presentan efectos antiinflamatorios. Por esta razón, resalta Juan Carlos Morales, se considera como un potencial doble fármaco, un procedimiento poco investigado hasta ahora.
El concepto de multidiana, perfeccionado para tratar varios trastornos neurodegenerativos, se ideó porque los mecanismos de acción subyacentes son similares, aunque se producen por causas distintas.
Entre otros desórdenes, se inicia un proceso de hinchazón, ocasionan una menor supervivencia de las células, o provocan daños en la mitocondria, que son estructuras celulares relacionadas con la energía. "Si yo puedo proteger a la neurona, evitar la inflamación y reducir la lesión en la mitocondria, tengo algo que me podría servir para varias enfermedades", asegura Elena González Rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario