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Un 24% de la base genética que predispone a consumir cannabis es común a la de la esquizofrenia, por lo que las personas que sufren esquizofrenia presentan un mayor riesgo de consumir cannabis, según un estudio internacional que ha analizado muestras de más de 184.000 pacientes. El estudio, que ha publicado la revista científica Nature Neuroscience y en el que han participado profesionales del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, ha confirmado la relación que hay entre el consumo del cannabis y patologías mentales como la esquizofrenia.
Según ha explicado la investigadora principal del grupo de Psiquiatría Salud Mental y Adicciones del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR), Marta Ribasés, hasta ahora solo se conocían dos regiones genéticas, y el estudio ha desvelado 16 nuevas regiones genéticas que predisponen al consumo de cannabis a lo largo de la vida. Ribasés ha remarcado que el descubrimiento de estas 16 nuevas regiones "es un paso adelante muy importante".
El jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d'Hebron, Josep Antoni, ha afirmado que el riesgo de consumir esta sustancia se "duplica o triplica" en los pacientes con esquizofrenia.
Por otro lado, el estudio también ha mostrado una correlación genética entre la vulnerabilidad al consumo de cannabis a lo largo de la vida y el de alcohol o tabaco y TDAH.
Estos hallazgos ayudarán, según ha asegurado Ramos-Quiroga, "a conocer mejor la relación entre el consumo de cannabis y patologías mentales tan graves como la esquizofrenia y, por lo tanto, desarrollar tratamientos individualizados".
Medidas de prevención y tratamiento
Asimismo, Ribasés ha añadido que el descubrimiento permitirá crear nuevas políticas de prevención y ha asegurado que continuarán trabajando en la identificación de genes concretos y en nuevas dianas terapéuticas. Además, los expertos han señalado que este estudio es importante por el hecho de que permite "desestigmatizar un poco las drogodependencias", ya que el hecho de consumir cannabis "muchas veces se piensa que es un factor de voluntad".
Pese a que hay estudios previos que indican que hay una relación bidireccional, es decir, que hay individuos que tienen una predisposición genética a desarrollar esquizofrenia, pero que no aparece hasta que no acaban consumiendo cannabis, los expertos han clarificado que este estudio no ha podido demostrar esta conclusión. Esto, ha explicado la doctora, "seguramente se debe a una limitación de la muestra de la esquizofrenia, que ha sido más pequeña", pero ha remarcado que este estudio no invalida el otro. El trabajo tampoco ha podido determinar si hay un mayor o menor riesgo de predisposición a consumir este tipo de sustancias en función del género.
Ramos-Quiroga ha asegurado que actualmente "no disponemos de buenos tratamientos para la dependencia del cannabis", así como tampoco fondos, algo que, si se tuviera, podría permitir seguir con la investigación y conseguir "tratamientos mucho más específicos, que nos van a permitir entender mucho mejor estas condiciones". Esta investigación ha quintuplicado el número de personas participantes respecto al anterior mayor estudio elaborado sobre la relación entre el consumo de cannabis y las patologías mentales.
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