- Siempre ha estado encima del objetivo del 33% que se fijó en 1995, el año de su inauguración
- Los ingresos por taquilla y su capacidad para exportar exposiciones, dos claves del museo
Presentación del último proyecto del Parque de las Ciencias |
Resulta curioso que en la semana en la que el Parque de las Ciencias de Granada se haya situado en el centro de la diana, en el centro del tablero político por la polémica intervención económica de la Junta, el programa que haya presentado en el Planetario se titule Viajando con la luz porque precisamente de ese concepto va la historia del primer museo interactivo andaluz: de luz en una ciudad con tinieblas.
Alejado como ha estado el Parque de las Ciencias de asuntos más oscuros como sí han tenido que soportar en algún momento u otro la Alhambra o Sierra Nevada, la imagen que ha proyectado este espacio siempre ha sido la de la excelencia –en la ciencia y en la investigación– y también en la gestión. No es cuestión de percepciones, sino de datos como que en el presupuesto de 2019 se muestra que los ingresos propios suponen el 44% de su contabilidad, lo que lo coloca en una posición privilegiada en lo referente a autogestión sobre todo después de los malos años de la crisis.
El año anterior la autofinanciación prácticamente rozó el 50% de un museo cuya tasa más baja de ingresos propios en los presupuestos se remonta al año 1996, el del primer balance cuando el museo generó el 33% de la actividad económica. A partir de entonces, el Parque de las Ciencias siempre ha ido remontando y ganando más de año en año con algunas excepciones. De esta forma, según se extrae del documento presupuestario presentado por el consorcio para este 2019 , las aportaciones de las entidades colaboradoras supusieron el 55,93% del total y la previsión de ingresos por actividad en conjunto estuvo al 44,07%, superando ampliamente, una vez más, el objetivo fijado desde el año 1995: de un 33% de autofinanciación y un 77% de financiación institucional.
Exterior del Parque |
No es lo habitual en el ámbito cultural y científico con museos de gran prestigio internacional y consolidados cuyas partidas provienen en su mayoría de las subvenciones estatales. Los datos de un museo con repercusión y unas cifras que, por ejemplo, en 2018 superaron las 800.000 visitas a las instalaciones del Parque que se financia casi a la mitad son muy buenos y denotan una gestión que ha funcionado con el modelo de consorcio actual.
¿Cuál es el secreto? El espacio de la Avenida de la Ciencia, en ese espacio en el que se empieza abrir el barrio del Zaidín y acaba el Camino de Ronda, tiene un precio actual en la entrada de siete euros para el público general, de seis para el Biodomo y 11 euros para la entrada conjunto al museo propiamente y al Biodomo. Por su parte, el Planetario tiene una entrada aparte de 2,5 euros. A todo esto hay que sumar que hay toda una serie de entradas a precios reducidos para docentes, grupos escolares, grupos organizados y jubilados, además de los descuentos que poseen las personas que tienen la tarjeta amiga del Parque de las Ciencias. Se trata, por tanto, de un precio razonable el de la entrada a un Parque de las Ciencias con una visita muy amplía, de varias horas, y que tiene un concepto que encaja mucho con las familias que pueden pasar buena parte de la jornada allí.
En el último balance destaca que fueron 2.780.000 millones de euros lo que consiguió el Parque de las Ciencias en entradas a lo que hay que añadir los ingresos por otros conceptos como la tienda o la cafetería que también son destacables. Pero lo que le da el plus al museo interactivo son toda esa serie de exposiciones y proyectos que exporta a otros centros culturales y científicos del mundo y que acaban generando un extra para equilibrar las cuentas.
Todo ello, en un lugar que aparece de 'tapadillo' en las grandes campañas políticas y que desde su creación en el año 1995 ha ido dando pasos poco a poco gracias a la buena relación con las instituciones que financian el Parque. Aunque, en muchas ocasiones han faltado inversiones o detalles como, por ejemplo, el de poner lanzaderas de autobuses para los turistas desde el centro de la ciudad. Algo que se ha solventado con el Metro en los últimos años. Y es que el Parque de las Ciencias es ese 'hermano' con autonomía al que sus 'padres' no echan muchas cuentas porque sabe cuidarse.
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