Cambian las enfermedades, los niños y las necesidades, pero el problema siempre es el mismo: la salud, y a veces la vida.
OH CHAI HIN VIA GETTY IMAGES |
Fauzan es un bebé de dos años, nació con ictiosis, una extraña enfermedad de la piel, sin cura y que requiere de constantes tratamientos. En la isla de Sumbawa (Indonesia) no pueden ofrecerle lo cuidados apropiados para su dolencia. Río tiene 14 años y vive en la misma isla indonesia. Hace seis meses sufrió un accidente de moto y nunca lo llevaron al hospital. Una de las heridas se le infectó y ahora sufre osteomielitis (una infección en el hueso) y osteoporosis. Tampoco a él le pueden ofrecer los servicios sanitarios que requiere.
No son historias aisladas, bien lo sabe la ONG española Harapan Project. Soalihin, Saputra, Hidayat, Hen... Ninguno supera la adolescencia y todos han necesitado asistencia sanitaria urgente, y de no ser por la solidaridad de un crowdfunding, quizás su suerte sería otra. Indonesia está considerada por la ONU una de las dos regiones más pobres del planeta y la realidad en la isla de Sumbawa, no es demasiado alentadora. Allí muchos niños viven en la extrema pobreza y necesitan atención médica urgente que nadie les puede procurar. Hasta que llegó la ONG Harapan Project, entonces lo imposible dejó de ser tan imposible.
Carlos Ferrándiz, un abogado enamorado del surf, fue quien dio vida a esta organización tras un viaje al país asiático en busca de olas. Atrás dejó su familia, sus amigos y su trabajo para trasladarse a la isla de Sumbawa. Desde entonces, no ha dejado de ofrecer “harapan” (esperanza en indonesio) a la población local a través de un proyecto humanitario que empezó siendo una quimera y que diez años ofrece no solo asistencia médica sino también programas educativos y deportivos, entre otras acciones.
Cambian las enfermedades, los niños y las necesidades, pero el problema siempre es el mismo: la salud, y a veces la vida.
Gracias a esta organización, hoy Soalihin tras pasar por salas de cuidados intensivos y varios hospitales, se está recuperando. Lo que debía ser una jornada habitual ayudando a su familia a recoger mangos acabó con un accidente. Uno de los frutos le cayó sobre el cuello ocasionándole un grave traumatismo. Pasó por dos centros sanitarios locales, donde la falta de recursos ofreció diagnósticos erróneos y agravó el estado del niño. A través de un recaudación de fondos, y con la ayuda de todos aquellos que donaron y que aún hoy siguen donando ya que no se ha alcanzado el objetivo, pudo trasladarse “al mejor hospital de Indonesia, en Yakarta, la capital”, explican en internet. Y hoy, aún convaleciente, puede contarlo.
La historia de Fauzan, el bebé de dos años con el que comienza este post y cuya enfermedad es incurable, no es muy diferente a la de Soalihin, ni a la de Río. Están a merced de la solidaridad de otros. En el hospital local de esta isla Indonesia no hay ni dermatólogo ni traumatólogo, por lo que los han tenido que trasladar a ambos a la isla de Bali para que puedan comenzar el tratamiento médico apropiado. Unos gastos que las familias no puede cubrir y que recaen directamente en la ONG, que pide la colaboración de todos a través de un crowdfunding para poder ofrecerles la mejor asisten.
Nacer en uno de los lugares donde hay mayor índice de pobreza, no ayuda. Cambian las enfermedades, los niños y las necesidades, pero el problema siempre es el mismo: la salud, y a veces la vida, en islas como la de Sumbawa depende de la ayuda de una ONG. En este caso, Harapan Project ha encontrado en GoFundMe el mejor aliado para “construir un futuro mejor para ellos”, gracias a la solidaridad de cientos de personas que se vuelcan con sus donaciones y hacen posible que estos niños sean asistidos dignamente.
Puedes acceder a todas las campañas a través de este enlace.
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