“Sentía como si me estuvieran metiendo un cuchillo por el útero y se me clavara hasta el final”.
Por
Kelsey Borresen
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Como saben todas las mujeres que sufren endometriosis, esta enfermedad dolorosa y debilitante afecta en muchos aspectos de la vida, incluidas la menstruación, la salud mental, la fertilidad y la vida sexual, entre otros.
Cuando se sufre endometriosis, el tejido que normalmente se forma en el revestimiento del útero (el endometrio) crece en el exterior del útero, alrededor de los ovarios, de las trompas de Falopio, del tejido pélvico, de la vejiga, del tubo gastrointestinal o, algo menos frecuente, de otras partes del cuerpo.
Durante el ciclo menstrual, este tejido que crece donde no debería se comporta como si estuviera en el útero: se vuelve más grueso, se desgarra y sangra, pero el organismo no tiene forma de librarse de él, por lo que se producen inflamaciones. En consecuencia, se puede generar tejido cicatricial, adhesiones y quistes.
Entre los síntomas de la endometriosis también constan calambres intensos, dolores crónicos, sangrado menstrual abundante, fatiga, deposiciones incómodas y dificultad para concebir.
Un estudio publicado en 2017 descubrió que dos tercios de las mujeres con endometriosis sufren algún tipo de disfunción sexual, como dispareunia.
Aunque la endometriosis es una afección muy común —se estima que la padecen una de cada diez mujeres en edad reproductiva en España— muchos médicos hacen un diagnóstico erróneo o achacan las dolencias a los síntomas normales de la menstruación. Una mujer pasa una media de más de nueve años esperando a recibir el diagnóstico correcto. (Y junto a estas estadísticas hay que tener en cuenta que los transexuales y las personas de género no conforme también sufren endometriosis).
“Debido a este retraso, las mujeres jóvenes a menudo tienen que aguantar años de experiencias sexuales dolorosas antes de recibir un diagnóstico y tratamiento correcto”, explica la terapeuta sexual y neurocientífica Nan Wise, autora de Why Good Sex Matters. “Esto perpetúa el dolor, el miedo y la evasión, lo que conduce a peores resultados”.
Entonces, ¿es posible disfrutar del sexo pese a sufrir esta enfermedad? Esto es lo que recomiendan los especialistas.
Por qué la endometriosis provoca dolor durante el sexo
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Aunque no todas las mujeres con endometriosis sufren dolor durante el sexo, las que sí lo experimentan lo describen desde dolor suave hasta agudo e insoportable.
“Sentía como si me estuvieran metiendo un cuchillo por el útero y se me clavara hasta el final”, comenta Jessica Duffin, creadora de ThisEndoLife.com, a Women’s Health. “A veces me dolía tanto que me sacaba de la realidad”.
La penetración o el golpeo durante las relaciones sexuales puede estirar, empujar o tirar del tejido endometrial mal ubicado en la pelvis, conocido como implantes endometriósicos. La gravedad del dolor puede depender de diversos factores: la profundidad de la penetración, el momento en el que tiene lugar el sexo (a determinadas mujeres les duele más durante la menstruación) y el lugar en el que están ubicados los implantes.
“Si los implantes se encuentran en los nervios, los ligamentos y en el tejido que se estira durante el sexo, el dolor puede ser intenso y, a menudo, insoportable durante horas y días”, explica la doctora Sherry A. Ross, obstetra-ginecóloga y autora de She-ology: The She-quel.
Los factores psicológicos también influyen en el dolor. Cuando una persona sufre endometriosis, el cerebro en ocasiones asocia “la estimulación sexual con dolor”, expone Wise.
“Básicamente causa una sensación de temor por la que el organismo espera sufrir y eso produce aún más tensión, lo que agrava el dolor”, argumenta.
A largo plazo, este miedo reduce la libido y la lubricación vaginal, lo que hace que el sexo sea aún más doloroso y se perpetúe la espiral del estrés.
Cómo hacer el sexo más placentero
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Cuando el sexo se vuelve doloroso, es posible que la persona con endometriosis se sienta disgustada y que el problema tense la relación con su pareja sexual.
“Se supone que el sexo debe ser divertido, y si uno de los miembros sufre dolores graves, todo se vuelve mucho menos placentero, no solo para la mujer con endometriosis, sino también para su pareja, que no quiere hacerle daño”, comenta la doctora Diana Hoppe, obstetra-ginecóloga y autora de Healthy Sex Drive, Healthy You.
Estos son los consejos de los expertos para facilitar las relaciones sexuales evitando el dolor:
Comunícate con tu pareja.
Aunque a veces cueste alzar la voz, no sufras en silencio. Cuéntale a tu pareja lo que te pasa y explícale al detalle cómo te afecta en tu vida sexual. Dile lo que te gusta y lo que no. Algunas personas quizás interpreten tu falta de deseo sexual como una señal de que ya no te atrae tu pareja. Por eso conviene que le expliques que ese bajón de libido no tiene que ver con él, sino con tu endometriosis.
“Cuanto más sepa tu pareja sobre el dolor y la incomodidad que sientes, más fácil le resultará apoyarte y ayudarte a encontrar alternativas para tener una vida sexual más sana”, recomienda Ross.
Prueba distintas posturas.
“A algunas mujeres, estar arriba en vez de abajo en la posición del misionero les permite controlar más la penetración y reducir el dolor”, comenta Hoppe.
Investiga qué es lo que te funciona mejor.
Prográmalo para el momento adecuado.
Vigila tu ciclo menstrual y observa cómo afecta a tus niveles de dolor. Así, descubrirás que hay ciertos momentos del mes que tienden a ser mejores para hacer travesuras, así que tenlo en cuenta en tu planificación.
“Algunas mujeres dicen que practicar sexo una vez terminada la regla es menos doloroso”, señala la psicóloga y terapeuta sexual Janet Brito. “Lo mejor es escuchar a tu cuerpo para decidir cuál es el mejor momento o en el que estás más relajada”.
Prueba actividades sexuales sin penetración vaginal.
En algunos casos, la penetración vaginal tal vez sea demasiado dolorosa, da igual en qué postura, a qué velocidad o en qué momento del mes. Probad a besaros desnudos, a masturbaros mutuamente, a dar y recibir sexo oral, a frotaros con ropa o dadle una oportunidad al sexo anal.
“Explorad distintas sensaciones y descubrid nuevas zonas erógenas. Pellizcaos los pezones, utilizad juguetes sexuales o probad a cambiaros los roles en el sexo”, propone Brito.
Usa lubricante.
“Dado que la sequedad vaginal es una causa común de dolor en el sexo, nunca está de más tener a mano un comodín si va a haber penetración. No quieres asociar la sequedad vaginal con el dolor del sexo con endometriosis”, indica Ross.
Prueba el mindfulness sexual.
En vez de concentraros en llegar al orgasmo como único objetivo del sexo, intentad frenar y centraros en las sensaciones de placer, respirad hondo y despertad vuestra curiosidad para relajar vuestras mentes ocupadas.
“Cuando no sientes presión por cómo lo harás, es más probable que vivas y aprecies el presente”, sostiene Brito.
No subestimes el poder de la mente.
Las investigaciones demuestran que el simple hecho de pensar en el placer puede activar el cerebro como si estuviera reaccionando a una estimulación física real. En un estudio de 2016, Wise y sus compañeros descubrieron que cuando a las participantes se les pedía que se imaginaran jugando con un vibrador, se producía una “activación cerebral generalizada” que derivaba en excitación sexual.
“Lo que demuestra este estudio es que es posible activar esas zonas del cerebro simplemente pensando en el sexo, lo que confirma lo poderoso que es el cerebro como órgano sexual”, resume Wise. “Lo que recomiendo a los pacientes que notan dolor es que usen el poder de la mente para imaginar que sienten placer en los genitales”.
Visita a un profesional.
Además de ir al médico para conocer los posibles tratamientos, también te puede ayudar consultarlo con un fisioterapeuta especializado en salud pélvica. Te enseñará formas de reducir tu dolor y mejorar tu calidad de vida dentro y fuera del dormitorio.
Otro recurso genial son los terapeutas sexuales especializados en endometriosis para animarte a probar actividades sexuales menos dolorosas y darte de las herramientas necesarias para mejorar tu comunicación con tus parejas sexuales.
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