Javier Benavente. |
En 1999, tras detectar las necesidades sociales, fruto de su propia experiencia tras un grave accidente de circulación, fundó Alares, de la que hoy sigue siendo presidente. Javier Benavente Barrón (Zamora, 1957) es un emprendedor y empresario vocacional, comenzando su trayectoria profesional en 1985, año en que creó Alta Gestión. Su experiencia la volcó en un libro, ¡Quédate conmigo! 20 claves para enamorar a tus clientes… ¡y que se queden contigo! Los beneficios de esa obra los ha destinado al programa que creó a raiz de la pandemia: Ilumina tu vida.
-Tiene una organización de ayuda a las personas, ¿cuál es el mayor problema que tienen los españoles?
Es muy importante el refuerzo de los sistemas de cuidados en España y, en especial, el de nuestros mayores. Esta pandemia solo ha hecho aflorar más la situación de soledad no deseada en la que se encuentran más de cinco millones de personas en nuestro país. Por ello, a los dos días de decretarse el Estado de Alarma, puse en marcha el programa social Ilumina tu vida. Un servicio de escucha activa telefónica gratuito y anónimo, dirigido a combatir la soledad de las personas mayores en sus hogares. La idea es mantenerlo activo de forma ilimitada y ampliarlo para ser prestado también de forma presencial a través de voluntariado. Ahora queremos ir a La Palma y conectar con aquellos que se han quedado aislados, ya que las secuelas psicológicas de las erupciones volcánicas son tremendas. Por otro lado, otro problema que detecto es la dificultad que tienen muchas familias para acceder a servicios de calidad de manera asequible.
-En Andalucía tenemos fama de solidarios, ¿es cierto?
-Sí. Cuando analizamos la procedencia de las personas voluntarias es cierto que Andalucía se encuentra entre las comunidades con más personas inscritas. No es que sólo tenga fama de solidaria, sino que tiene una excelente fortaleza para emprender su propio negocio.
-Algo parecido pasa con la economía sumergida, lo cual denuncian en el caso de las empleadas del hogar, ¿en qué punto se encuentra la situación?
-Con las medidas adecuadas, el sector de los Servicios Personales y Domésticos tendría un gran potencial de creación de empleo de calidad y permitiría el acceso a estos servicios a la mayoría de las personas que los necesitan para su día a día. Ante la nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), quiero incidir en la necesidad de medidas de apoyo a las familias que permitan impulsar la contratación laboral dentro de la legalidad en el sector. Sin una política complementaria que acompañe el coste añadido para las familias, esta subida podría frustrar estas legítimas aspiraciones y pasarán o seguirán en la economía sumergida.
-¿Qué soluciones propone para erradicar este problema?
-Que esta subida de salario se compense con un incremento de las deducciones en el IRPF o en el Impuesto de Sociedades para aquellas empresas que colaboren en ayudar a sus empleados en esta materia. También la aplicación de un IVA superreducido cuando los servicios se contraten a través de entidades mercantiles, bonificaciones en las cotizaciones sociales o prestaciones sociales a las que las familias se puedan acoger. El mayor freno a que no se esté dando un mayor número de altas dentro del sector es, entre otras, la imposibilidad por parte del presupuesto de muchas familias de contratar legalmente un mayor volumen de horas que necesitarían. Hay un hecho contundente: el número de afiliados a la Seguridad Social en estas profesiones no consigue aumentar, e incluso decrece desde la entrada en vigor en 2012 del Real Decreto por el que se regula esta relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar, a pesar de ser en un sector que está destinado a un gran crecimiento en creación de empleos, por las características y necesidades de nuestra sociedad.
-¿Hacia dónde vamos en el aspecto del cuidado en el hogar? ¿De quienes debemos aprender y a quienes no copiar?
-Francia es un buen ejemplo para aprender y de muy fácil traslado a España. No hay nada que inventar. Desde la entrada en vigor de la llamada ley Borloo en 2005 el desarrollo de este sector en Francia se ha conseguido a través de incentivos tanto fiscales como de bonificaciones sobre las cotizaciones sociales, y herramientas como el cheque servicio para facilitar su control. Todo ello propició un incremento en la recaudación para las arcas públicas. Además, esta normativa ha permitido el acceso a estos servicios a muchos usuarios, que hasta entonces no tenían posibilidad económica, e influyendo a la vez en la igualdad de oportunidades laborales entre hombres y mujeres. Modelos similares se han seguido en países como Bélgica, Austria, Finlandia, Suecia o Reino Unido. Con el Plan Borloo se crearon más de 2 millones de empleos directos e indirectos legales en el sector en los ocho primeros años.
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