MARÍA ESCUDERO
SOBRE la dimensión de las cosas se proyectan muchas fantasías y aunque parezca inocente, elegir las cosas pequeñas o grandes nunca es fruto de la casualidad.Traigo esta reflexión a propósito de la estatua, otra más, que el Ayuntamiento ha anunciado va ha instalar en el Paseo del Salón como un homenaje al flamenco. Voy a eludir debates estéticos aunque tengo que decir sin remedio que estos gustos decimonónicos que el PP nos impone y la privatización paulatina de los espacios públicos están convirtiendo nuestra ciudad en una cacharrería.
No quiero parecer mal pensada pero tengo en mí que el hecho de que sea colosal quiere decir algo y, aún pareciendo un tanto frívola, voy a arriesgarme a compartir con ustedes mi interpretación. Es tan descomunal para compensar una falta, una gravísima falta de no saber ni querer apoyar el flamenco más que de forma anecdótica y clientelar, una compensación a su nula política cultural relacionada con el flamenco y al despropósito de abandonar el festival de flamenco de la Chana, con más de treinta años de existencia. Muchas cosas se me ocurren a mí que hacer con el flamenco, mucho más pequeñas, incluso diminutas pero que tienen más de cultura viva y de servicio público que esta obsesión por poner estatuas por doquier, bueno y macetas, también ponen macetas.
Como me gustaría que el Ayuntamiento enseñara a conocer y amar el flamenco y promoviera con las peñas de la ciudad, promocionando a los artistas locales, cursos donde la población , todos , de todas las edades aprendiera a distinguir y apreciar todos los palos de nuestro arte universal, concursos y certámenes para promocionar a los jóvenes talentos del cante , del baile, de la guitarra y hasta sería posible hacer otra cosa también pequeñita que es facilitar que puedan cantar en espacios públicos para que el amor al flamenco sea accesible a la ciudadanía de Granada y a quienes nos visitan. También estaría bien que no fuera tan grande el sueldo del director de la Escuela Municipal de Flamenco y que fuera más profesional aunque más pequeña su gestión.
El Concejal García lo hace todo a lo grande, por eso cuando se acabó la Biblioteca Francisco Ayala del Zaidín se cargó la de la Plaza de las Palomas que era más pequeñita, anunció el más grande premio de poesía en lengua española, el Federico García Lorca, y ya ha reducido su cuantía hasta casi la mitad.
Como tiene problemas con el tamaño no ha hecho nada por desarrollar el premio de poesía Elena Martín Vivaldi, mucho más chiquito y uno de los compromisos del IV Plan Municipal de Igualdad.
Su obsesión por el tamaño hace que esté muy preocupado por el Centro Federico García Lorca donde tiene responsabilidades compartidas y, sin explicación aparente, tiene abandonada la Huerta de San Vicente que es de su absoluta responsabilidad, a lo mejor es porque es más pequeñita.
Colosales son los lugares comunes, la falta de profesionalización y de presupuesto, el clientelismo y la total inexistencia de modelo de la gestión cultural del PP en Granada.
miércoles, 4 de julio de 2012
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