Por Verónica Castellanos*
–¿La mujer sufre las mismas enfermedades cardiovasculares de los hombres?
–Sí, tanto hombres como mujeres pueden sufrir enfermedades cardiovasculares, y actualmente la enfermedad cardiovascular en la mujer tiene una curva ascendente. Mientras en los últimos años la curva de mortalidad del hombre viene disminuyendo, la mujer viene con una curva ascendente. Probablemente eso se deba a que a la mujer se le hacen menos estudios para la enfermedad cardiovascular y, por lo tanto, recibe menos tratamientos agresivos que el hombre, precisamente por esta falsa percepción que existe no sólo en la población, sino en la comunidad médica, de que la enfermedad cardiovascular es terreno pura y exclusivamente del hombre.
–¿La mujer tiene más riesgo que antes de tener enfermedad cardiovascular?
–Sí, hay un riesgo aumentado en la mujer primero por el desconocimiento, porque la mujer no se siente víctima de las enfermedades cardiovasculares. Si una mujer no se siente víctima de una enfermedad cardiovascular nunca se hará un chequeo cardiovascular. Así como nos sentimos víctimas del cáncer de mama, y está bien que así sea y vayamos todos los años a hacernos mamografía, no nos sentimos víctimas o no creemos que la enfermedad cardiovascular nos pueda afectar. Entonces, la mujer llega mucho más tarde al diagnóstico de enfermedad cardiovascular. Y cuando llega muy tarde, lo que se podría haber evitado con mínimos cambios en el estilo de vida, luego no se puede modificar. La evolución de la enfermedad cardiovascular en la mujer es peor que en el hombre, no sólo porque se diagnostica mucho más tarde, sino también porque anatómicamente somos diferentes, nuestras arterias coronarias son mucho más finitas que las de los hombres. Asimismo, hay que pensar que en el 1900 la mujer vivía hasta los 50 años y hoy la expectativa de vida de la mujer es hasta los 80. A los 50, esta ayudita extra que nos dan los estrógenos se termina, entonces hay 30 años de indefensión hormonal, no tenemos ayuda de los estrógenos que se encargan por ejemplo de que nuestro colesterol bueno esté alto. Por eso el riesgo cardiovascular, si bien es algo presente toda la vida, empeora con la menopausia. Por otro lado, las mujeres en las últimas décadas fuman mucho más y hay más mujeres que comienzan a fumar que varones. También hay que tener en cuenta que si una mujer es diabética y es obesa tiene mayor riesgo que un hombre en las mismas condiciones. Un hombre diabético tiene dos a tres veces mayor riesgo de tener enfermedad cardiovascular que un hombre que no es diabético. En cambio, una mujer diabética tiene cuatro a siete veces más riesgo de enfermedad cardiovascular que una mujer que no es diabética. Tenemos los mismos factores de riesgo que el hombre (obesidad, diabetes, hipertensión, tabaquismo), y respondemos peor a esos factores de riesgo.
–¿Qué es una enfermedad cardiovascular?
–Las enfermedades que tienen que ver con el corazón y que tienen que ver con los vasos. Es algo muy amplio, generalmente cuando se piensa en enfermedad cardiovascular se cree que sólo se hace referencia al infarto. No es así, hay enfermedades que son propias del corazón, de la estructura cardíaca. Si son propias de los vasos también se pueden afectar otros órganos además del corazón, como el cerebro (y se puede tener un accidente cerebrovascular) o las arterias mesentéricas (el resultado puede ser un infarto intestinal). Dentro de lo que es enfermedad cardiovascular, la enfermedad coronaria es la más conocida, porque es la más frecuente.
–En el caso de infarto, ¿los síntomas son los mismos en varones y mujeres?
–Los estudios que se han hecho han sido generalmente con base en una población masculina y ese resultado se extrapola al género femenino, pero la presentación de la enfermedad cardiovascular en hombres y mujeres es diferente. Mientras que la enfermedad coronaria, hablando de la más frecuente, en el hombre se presenta con dolor de pecho que se irradia al brazo izquierdo, en la mujer no siempre la presentación es tan típica. Puede tener lo que nosotros llamamos presentación atípica, es decir, en el mejor de los casos, si le duele el pecho es más probable que se identifique con un infarto, pero ocurre que hay un alto porcentaje de mujeres que no tienen dolor de pecho y pueden tener otros síntomas, como falta de aire o disnea, palpitaciones, sensación de desasosiego, dolor abdominal.
–¿Hay estudios de detección rutinarios como en las enfermedades génito-mamarias?
–Lo más importante es la consulta con el médico, porque en la consulta con el médico se puede determinar el riesgo cardiovascular. Tras un cuestionario, la toma de la presión y la revisación ya se puede tener un panorama sobre el riesgo cardiovascular. En función del riesgo cardiovascular, se direccionarán los estudios, que van desde un electro simple hasta un perfil lipídico; una prueba de esfuerzo, que es fundamental para estudiar coronarias; un ecocardiograma, que es clave para estudiar la estructura cardíaca. Eso se determina en función del riesgo.
*Departamento para la Salud Cardiovascular de la Mujer del Sanatorio Allende Cerro.
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