Un equipo de universitarios granadinos manda a la estratosfera un dispositivo que formará parte de un nanosatélite en el futuro Los resultados obtenidos han sido "muy satisfactorios"
V. GOMARIZ BELDA GRANADA
Con dedicación y empeño todo es posible. Los más de 27 kilómetros que separan la Tierra de la estratosfera es cuestión salvable si se aplica ese propósito. Si no que se lo digan a 15 alumnos de la Universidad de Granada (UGR) que han visto cumplido un anhelo que dio comienzo el año pasado. Por entonces, el equipo capitaneado por Emilio Martínez inició una investigación para obtener un nanosatélite. Para eso resta un lustro -que es lo que suele tardar el proceso de diseño y fabricación de un aparato de este tipo-, pero ya se ha dado un importante paso.
Bajo el auspicio de la Agencia Espacial Europea, el pasado 7 de octubre se lanzó al espacio un dispositivo llamado GranadaSAT en un globo estratosférico de gran tamaño con el fin de captar instantáneas de estrellas y la curvatura de la bola del mundo. Ese artilugio formará parte en el futuro del referido aparato. Para testar el avance del proyecto, la delegación granadina (coordinada por el profesor Andrés Roldán) se desplazó hasta Kiruna en Suecia para llevar a cabo el experimento dentro del programa Rexus-Bexus.
Los resultados han sido "espectaculares", aseguró ayer Martínez quien añadió que "fueron mejor incluso de lo que esperábamos". Como suele ocurrir ante este tipo de indagaciones los miedos previos existen. En este caso al recepcionar el aparato en suelo firme se despejaron todas las dudas. "No sé si fue un cúmulo de circunstancias pero las tomas fueron muy buenas", apuntó el representante del equipo de la UGR.
A lo largo de 10 días, los estudiantes convivieron con universitarios europeos (cuatro grupos alemanes, dos españoles, dos italianos y uno sueco). El proyecto "netamente" made in Granada quedó a la misma altura que el resto de competidores. Cuestión que ha demostrado a la delegación local, según Martínez que "no todo es dinero o industria si no ganas y lo que uno valga".
El vuelo del dispositivo -integrado por dos cajas de aluminio pensadas para soportar los impactos del viaje- tardó en llegar dos horas a la estratosfera y estuvo entre tres y cuatro horas en suspensión. Una vez cumplida su misión, inició la caída provisto de un paracaídas y fue recogido en Finlandia.
GranadaSAT tiene un valor añadido que alguno de los otros dispositivos no cumplen al completo. Es el hecho de que éste se haya concebido y ejecutado "al 100%" dentro de la UGR sin requerir la asistencia de firmas empresariales especializadas en la materia. Un recurso del que tiraron otras propuestas. Tal es así que el presupuesto empleado para la ocasión ha rondado los 4.000 euros, un detalle que muestra a las claras la necesidad de tirar, a juicio de Andrés Roldán, de "mucha imaginación". Al respecto, Martínez indicó que "lo nuestro ha sido hecho con nuestras manos en el laboratorio" mientras que otros decidieron encargar algunas partes o fases de la ejecución a entes privados.
Alumnos de Traducción, Informática, Electrónica, Física o Telecomunicaciones han confluido para que GranadaSAT sea una realidad, en la actualidad en una fase de diseño "muy primitivo". De lo que no cabe duda es que la UGR se ha convertido en la primera universidad de Andalucía en ser seleccionada para participar en esta iniciativa. Un paso al frente en el sector aerospacial y el inicio "para arrancar vocaciones en el sector". El objetivo final será la consecución de un diminuto astro artificial del tamaño de una manzana con una vida aproximada de entre seis o siete meses.
Bajo el auspicio de la Agencia Espacial Europea, el pasado 7 de octubre se lanzó al espacio un dispositivo llamado GranadaSAT en un globo estratosférico de gran tamaño con el fin de captar instantáneas de estrellas y la curvatura de la bola del mundo. Ese artilugio formará parte en el futuro del referido aparato. Para testar el avance del proyecto, la delegación granadina (coordinada por el profesor Andrés Roldán) se desplazó hasta Kiruna en Suecia para llevar a cabo el experimento dentro del programa Rexus-Bexus.
Los resultados han sido "espectaculares", aseguró ayer Martínez quien añadió que "fueron mejor incluso de lo que esperábamos". Como suele ocurrir ante este tipo de indagaciones los miedos previos existen. En este caso al recepcionar el aparato en suelo firme se despejaron todas las dudas. "No sé si fue un cúmulo de circunstancias pero las tomas fueron muy buenas", apuntó el representante del equipo de la UGR.
A lo largo de 10 días, los estudiantes convivieron con universitarios europeos (cuatro grupos alemanes, dos españoles, dos italianos y uno sueco). El proyecto "netamente" made in Granada quedó a la misma altura que el resto de competidores. Cuestión que ha demostrado a la delegación local, según Martínez que "no todo es dinero o industria si no ganas y lo que uno valga".
El vuelo del dispositivo -integrado por dos cajas de aluminio pensadas para soportar los impactos del viaje- tardó en llegar dos horas a la estratosfera y estuvo entre tres y cuatro horas en suspensión. Una vez cumplida su misión, inició la caída provisto de un paracaídas y fue recogido en Finlandia.
GranadaSAT tiene un valor añadido que alguno de los otros dispositivos no cumplen al completo. Es el hecho de que éste se haya concebido y ejecutado "al 100%" dentro de la UGR sin requerir la asistencia de firmas empresariales especializadas en la materia. Un recurso del que tiraron otras propuestas. Tal es así que el presupuesto empleado para la ocasión ha rondado los 4.000 euros, un detalle que muestra a las claras la necesidad de tirar, a juicio de Andrés Roldán, de "mucha imaginación". Al respecto, Martínez indicó que "lo nuestro ha sido hecho con nuestras manos en el laboratorio" mientras que otros decidieron encargar algunas partes o fases de la ejecución a entes privados.
Alumnos de Traducción, Informática, Electrónica, Física o Telecomunicaciones han confluido para que GranadaSAT sea una realidad, en la actualidad en una fase de diseño "muy primitivo". De lo que no cabe duda es que la UGR se ha convertido en la primera universidad de Andalucía en ser seleccionada para participar en esta iniciativa. Un paso al frente en el sector aerospacial y el inicio "para arrancar vocaciones en el sector". El objetivo final será la consecución de un diminuto astro artificial del tamaño de una manzana con una vida aproximada de entre seis o siete meses.
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