domingo, 24 de enero de 2016

A vueltas con la población granadahoy.com

El futuro de las pensiones no se garantiza con más nacimientos o inmigrantes, sino con más empleo de calidad.
LEÓN LASA 
DE nuevo esta semana los medios nos han alertado -porque creo que ésa es la finalidad- sobre el continuado descenso de la población en España, sobre el negro panorama que ello va a provocar y sobre sus negativas consecuencias económicas. Bien es cierto que, ante la perenne matraca de la investidura de uno u otro o de nadie y del jartible "problema" catalán, la noticia, como tantas otras, ha pasado un tanto desapercibida. "No toca", como diría el estadista del bigote. Se nos advierte que por tercer año sucesivo los residentes han disminuido en nuestro país, y que a 1 de enero de 2015 se contabilizaron casi 150.000 menos que el año anterior, y que somos, según el último padrón publicado el pasado miércoles por el INE (Instituto Nacional de Estadística), 46.624.382 habitando dentro de la piel de toro. El número de inmigrantes que opta, ante la falta de expectativas laborales y económicas, por volver a su país, sigue aumentando: casi 300.000 en el ejercicio contabilizado por el INE. Una cifra poco significativa si se tiene en cuenta que en España viven unos 4.700.000 extranjeros, de los cuales más de la mitad proviene de fuera de la Unión Europea. También se cree que -según los datos que se manejan- por primera vez en 2015 los nacimientos en nuestra nación habrán sido superados por las muertes. Motivo, según parece, de inquietudes y sobresaltos. Se espera, se nos dice, que España pierda un millón de pobladores en los próximos 15 años, algo que, por sí solo, nos puede llevar al Armagedón social, según el tono de la información. 


Nos repetimos -es ineludible- en el asunto; pero no más de lo que lo hacen los medios. ¿Por qué esa obsesión por conseguir una población en eterna expansión? ¿Cuál sería -si es que lo hay- el límite? ¿No somos ya bastantes? ¿He leído mal o sigue habiendo más de cuatro millones de parados y otros cuantos millones más subempleados? Y al final la pregunta del millón: ¿Cui prodest; cui bono? ¿A quién beneficia una población que se multiplica y en la que siempre existe -desde que tengo uso de razón- un ejército de millones de parados dispuestos muchas veces a aceptar cualquier salario? Lo que apenas se dice en la noticia es que España, desde 1999, ha pasado de 40 millones de habitantes a 47 en su pico álgido; que la población extranjera -bienvenida, por supuesto- era de 700.000 en el año 99 y ha llegado a alcanzar casi los seis millones en pleno boom económico. Que la población envejece es algo innegable, pero quizá debiéramos cambiar radicalmente nuestro concepto de vejez. Una persona de 65 años de hoy no tiene nada que ver con lo que era hace 30 ó 40 años: no es viejo. Y sobre todo, el futuro de las pensiones, la gran zanahoria para que crezcamos y nos multipliquemos, no se garantiza con más nacimientos o inmigrantes, sino con más empleo de calidad, algo que ni está ni se le espera. PS: Los trabajadores autónomos cobraron un 36,9% menos de pensión en 2015 que los trabajadores del Régimen General. Para hacérselo ver.

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