EL género Sempervivum, las siemprevivas, reúne a unas 30 especies de plantas perennes, suculentas, de la familia de las Crasuláceas, caracterizadas por almacenar el agua en sus tallos y hojas gracias, lo que le permite sobrevivir en roquedos y zonas donde la disponibilidad del agua es baja.
En la antigüedad se consideraba que las siemprevivas protegían las viviendas y a las personas contra los rayos y espíritus por haber sido creadas para este fin por el dios de los dioses (Zeus para los griegos, Júpiter para los romanos). Por ello eran conocidas también como 'barbas de Júpiter' -en las culturas nórdicas como 'barbas de Thor'- por lo que han sido cultivadas en el interior de las casas o plantadas en jardines particulares. Esta tradición se mantuvo en algunos lugares de Europa, con el cultivo de siemprevivas en los techos y tejados de las viviendas para protegerlas de los rayos y los hechizos, así como para propiciar la prosperidad de sus ocupantes, costumbre que posteriormente pasó a Norteamérica.
Antiguamente se le adjudicó a esta planta también el valor del oráculo de la vida. Cada miembro de la familia introducía un tallo en un jarrón en el salón de la casa; aquél al que se le marchitara antes su tallo sería el primero en 'caer'.
Además de las propiedades mágicas también han estado relacionadas estas plantas con usos medicinales variados desde muy antiguo. Plinio el Viejo, (escritor, científico, naturalista y militar en la primera parte de la primera centuria), en su Naturalis Historiae, describe el uso del jugo de las hojas machacadas para el tratamiento de afecciones de la piel como quemaduras, callos, verrugas, tiña, herpes, picaduras de insectos, ardor de ojos y dolor de oídos. Por su lado, Dioscórides (también del siglo I de nuestra era), médico de los ejércitos del emperador Nerón, lo cita para diferentes usos, en su Materia Médica, (obra que perduró como referente de la farmacopea hasta el Renacimiento).
Estudios químicos y farmacológicos contemporáneos realizados principalmente con Sempervivum tectorum han confirmado la presencia de compuestos químicos con propiedades antimicrobianas, inmunomoduladoras y hepatoprotectoras, esta última íntimamente relacionada con sus propiedades antioxidantes y de reducción de los niveles de grasas en sangre. Todas estas propiedades y los compuestos aislados de las especies estudiadas de alguna manera apoyan los usos medicinales que se han dado a estas plantas desde hace siglos.
Su nombre científico es Sempervivum minutum. Es una especie endémica de Sierra Nevada, la Sierra de Baza y la Sierra de los Filabres. No se considera amenazada ya que aunque su área de distribución es reducida, es relativamente abundante. Vive en entre los 1.800 y los 3.300 metros de altitud. Es bioindicadora del piso bioclimático oromediterráneo y del ombroclima húmedo o superhúmedo. Esta planta llama la atención por su belleza, es todo un espectáculo cuando está en flor. Se suele encontrar en roquedos secos y soleados, también en los canchales y las rocallas montanas y más raramente se ve por algún prado húmedo.
Descripción:
Planta herbácea, carnosa, pubescente con rosetas monocárpicas, estolonífera.
Los tallos floríferos de característico color rojizo, son simples, erectos, gruesos y foliosos.
Hojas alternas, sésiles, enteras, ciliadas, carnosas; las basales en rosetas, oblongo-lanceoladas con limbo pubescente y ápice agudo y rojizo; las caulinares imbricadas, lanceoladas, rojizas.
Inflorescencia cimosa, terminal, compacta, con pocas flores. Flores actinomorfas, hermafroditas rosadas o purpúreas. Sépalos soldados en la base y pétalos libres. Estambres en número doble de pétalos.
Fruto polifolículo.
Sempervivum tectorum es el nombre científico de esta especie que está más ampliamente distribuida que la anterior ya que se puede encontrar por todo el centro, sur y este de Europa. Sus requerimientos ecológicos son bastante amplios pudiendo desarrollarse en un rango altitudinal entre los los 800 y los 2.800 metros, tanto en roquedos como rellanos, taludes y prados. En Andalucía su área de distribución se restringe a Sierra Nevada, siempre en zonas pedregosas y roquedos, entre los 1.300 y los 1.900 m de altitud. Su presencia está dividida en dos núcleos de población. El más importante está ubicado en la zona de El Camarate, lo que refuerza el carácter de "bosque encantado" con el que se le conoce. La otra está situada en el Barranco del Alcázar, en Jérez del Marquesado.
La siempreviva mayor está incluida en la Lista Roja de Flora Vascular de Andalucía en la categoría de 'En Peligro'. Por esta razón se han realizado experiencias de refuerzo de la población con la recogida de semillas en campo, germinación y multiplicación vegetativa en vivero y posterior traslado de los ejemplares producidos hacia las poblaciones naturales, experiencias que han resultado exitosas.
Semprevivum tectorum se distingue de S. minutum por tener las rosetas más grandes y las hojas más anchas así como el 'tallo' más largo con la inflorescencia multiflora y las flores más blanquecinas.
En la antigüedad se consideraba que las siemprevivas protegían las viviendas y a las personas contra los rayos y espíritus por haber sido creadas para este fin por el dios de los dioses (Zeus para los griegos, Júpiter para los romanos). Por ello eran conocidas también como 'barbas de Júpiter' -en las culturas nórdicas como 'barbas de Thor'- por lo que han sido cultivadas en el interior de las casas o plantadas en jardines particulares. Esta tradición se mantuvo en algunos lugares de Europa, con el cultivo de siemprevivas en los techos y tejados de las viviendas para protegerlas de los rayos y los hechizos, así como para propiciar la prosperidad de sus ocupantes, costumbre que posteriormente pasó a Norteamérica.
Antiguamente se le adjudicó a esta planta también el valor del oráculo de la vida. Cada miembro de la familia introducía un tallo en un jarrón en el salón de la casa; aquél al que se le marchitara antes su tallo sería el primero en 'caer'.
Además de las propiedades mágicas también han estado relacionadas estas plantas con usos medicinales variados desde muy antiguo. Plinio el Viejo, (escritor, científico, naturalista y militar en la primera parte de la primera centuria), en su Naturalis Historiae, describe el uso del jugo de las hojas machacadas para el tratamiento de afecciones de la piel como quemaduras, callos, verrugas, tiña, herpes, picaduras de insectos, ardor de ojos y dolor de oídos. Por su lado, Dioscórides (también del siglo I de nuestra era), médico de los ejércitos del emperador Nerón, lo cita para diferentes usos, en su Materia Médica, (obra que perduró como referente de la farmacopea hasta el Renacimiento).
Estudios químicos y farmacológicos contemporáneos realizados principalmente con Sempervivum tectorum han confirmado la presencia de compuestos químicos con propiedades antimicrobianas, inmunomoduladoras y hepatoprotectoras, esta última íntimamente relacionada con sus propiedades antioxidantes y de reducción de los niveles de grasas en sangre. Todas estas propiedades y los compuestos aislados de las especies estudiadas de alguna manera apoyan los usos medicinales que se han dado a estas plantas desde hace siglos.
Su nombre científico es Sempervivum minutum. Es una especie endémica de Sierra Nevada, la Sierra de Baza y la Sierra de los Filabres. No se considera amenazada ya que aunque su área de distribución es reducida, es relativamente abundante. Vive en entre los 1.800 y los 3.300 metros de altitud. Es bioindicadora del piso bioclimático oromediterráneo y del ombroclima húmedo o superhúmedo. Esta planta llama la atención por su belleza, es todo un espectáculo cuando está en flor. Se suele encontrar en roquedos secos y soleados, también en los canchales y las rocallas montanas y más raramente se ve por algún prado húmedo.
Descripción:
Planta herbácea, carnosa, pubescente con rosetas monocárpicas, estolonífera.
Los tallos floríferos de característico color rojizo, son simples, erectos, gruesos y foliosos.
Hojas alternas, sésiles, enteras, ciliadas, carnosas; las basales en rosetas, oblongo-lanceoladas con limbo pubescente y ápice agudo y rojizo; las caulinares imbricadas, lanceoladas, rojizas.
Inflorescencia cimosa, terminal, compacta, con pocas flores. Flores actinomorfas, hermafroditas rosadas o purpúreas. Sépalos soldados en la base y pétalos libres. Estambres en número doble de pétalos.
Fruto polifolículo.
Sempervivum tectorum es el nombre científico de esta especie que está más ampliamente distribuida que la anterior ya que se puede encontrar por todo el centro, sur y este de Europa. Sus requerimientos ecológicos son bastante amplios pudiendo desarrollarse en un rango altitudinal entre los los 800 y los 2.800 metros, tanto en roquedos como rellanos, taludes y prados. En Andalucía su área de distribución se restringe a Sierra Nevada, siempre en zonas pedregosas y roquedos, entre los 1.300 y los 1.900 m de altitud. Su presencia está dividida en dos núcleos de población. El más importante está ubicado en la zona de El Camarate, lo que refuerza el carácter de "bosque encantado" con el que se le conoce. La otra está situada en el Barranco del Alcázar, en Jérez del Marquesado.
La siempreviva mayor está incluida en la Lista Roja de Flora Vascular de Andalucía en la categoría de 'En Peligro'. Por esta razón se han realizado experiencias de refuerzo de la población con la recogida de semillas en campo, germinación y multiplicación vegetativa en vivero y posterior traslado de los ejemplares producidos hacia las poblaciones naturales, experiencias que han resultado exitosas.
Semprevivum tectorum se distingue de S. minutum por tener las rosetas más grandes y las hojas más anchas así como el 'tallo' más largo con la inflorescencia multiflora y las flores más blanquecinas.
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