Periodista, fotógrafo y viajero impenitente. A veces, también aprende enseñando
Estas fotografías son del mismo vertedero de Camboya pero explican cosas distintas, nunca una sola imagen explica el poliedro que es la vida: a una de las niñas le regalaron una corona de princesa, la otra encontró un paraguas rojo. De una de ellas puedes sentir el miedo y la tristeza, de la otra puedes escuchar su carcajada. Una de las fotografías es necesaria porque denuncia la injusticia y el sufrimiento, la otra es imprescindible porque nos recuerda que la mejor trinchera es la alegría. El llanto y la risa siempre coexisten, también en los lugares donde la vida es supervivencia.
Si algo sabe la gente de Amnistía Internacional (AI) es que el dolor inunda el mundo. Tal vez por eso, porque a veces necesitamos recobrar el aliento para seguir luchando contra la injusticia cotidiana, AI decidió ilustrar su calendario y agenda de 2017 con sonrisas, con doce retratos de personas generosas que tuve la suerte de conocer y que, regalándonos su alegría, construyen un mundo más amable. Disfrazarme de arqueólogo y buscar dulzura entre miles de fotografías ha sido reconciliador, un enamoramiento revivido, un regalo.
Bolivia, India o España, Líbano, Pakistán o Tanzania, el lugar importa poco, estos destellos universales nos hablan en el mismo idioma, un idioma frágil, casi siempre fugaz, pero rebosante de poemas alentadores y horizontes de luz.
Aquí te comparto algunas sonrisas más. Si prefieres que te acompañen el año próximo o, mejor aún, regalárselas con un beso a alguien amado, consíguete el calendario o la agenda. Ayudarás a que Amnistía Internacional siga luchando por los derechos humanos y, además, multiplicarás la alegría cotidiana. ¿No te parece una manera preciosa de empezar el año?
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