Artista visual y activista
Sólo hay que hacer una simple búsqueda en Google para convertir al más inocente de los personajes en toda una evidencia de la desigualdad de género. Hagamos la prueba, por ejemplo, con el protagonista del día: Papá Noel. Con un sencillo cambio de sexo y buscando su homónimo femenino en internet, comprobaremos cómo este icono navideño pasa de abuelito entrañable a objeto sexual en cuestión de segundos (los que tarda en cargarse la página). ¿Qué otras consecuencias traería su trasformación en mujer?
Se llamaría Mamá Noel y la apodarían "mala madre". Ella que ya había cumplido las expectativas de la sociedad convirtiéndose en mamá, ahora sería cuestionada por elegir su trabajo y descuidar a sus hijos esa noche. Por supuesto ella, en un intento de gestionar la culpa y la responsabilidad, les habrá dejado la cena preparada, el pijama dobladito y una nota cariñosa, no vayan a creer también sus propios hijos que prefiere a los demás antes que a ellos.
Cobraría menos que Papá Noel teniendo la misma jornada y la misma responsabilidad. ¿Para qué íbamos a querer las mujeres dinero si ya nos mantiene el marido? Nosotras todo lo hacemos por amor, por ese amor que nos brota cada mañana y que tenemos que repartir porque se nos acumula. Si podemos trabajar sin cobrar y sin que nadie se entere de nuestro esfuerzo mucho mejor, como la Mamá Noel del anuncio de Marks&Spencer, nosotras somos unas abnegadas, el protagonismo ya se lo dejamos a ellos.
No tendría el pelo blanco, iría maquillada y estaría operada. Aunque hubiese pasado ya los 40, Mamá Noel se teñiría la canas porque es inconcebible ver a una mujer con pelos blancos en la cabeza ¡por dios! Lo que en los hombres es señal de experiencia y sabiduría en las mujeres implica decrepitud y maldad. Por supuesto para conservar el puesto hay que maquillarse y ocultar cualquier signo de la edad. Lucir piel de bebé eternamente aunque estés rozando los 80, es una norma no escrita pero inquebrantable.
No llevaría botas con borreguito sino stilettos, falda tubo y transparencias. Ya se sabe que para saltar por los tejados y bajar por las chimeneas los tacones son lo más. Las transparencias también son obligadas por ser "una noche especial" (palabrita de Cristina Pedroche) y por supuesto nada de llevar abrigo, porque las mujeres en estas fechas tenemos un sistema de autocalefacción natural que nos protege del frío, podemos andar descalzas por la nieve y oiga, como si nada.
No llevaría botas con borreguito sino stilettos, falda tubo y transparencias. Ya se sabe que para saltar por los tejados y bajar por las chimeneas los tacones son lo más. Las transparencias también son obligadas por ser "una noche especial" (palabrita de Cristina Pedroche) y por supuesto nada de llevar abrigo, porque las mujeres en estas fechas tenemos un sistema de autocalefacción natural que nos protege del frío, podemos andar descalzas por la nieve y oiga, como si nada.
No le dejarían turrón y peladillas por la noche sino barritas energéticas y batidos detox. La simpática barriga de Papá Noel sería inadmisible para su alter ego femenino. Ella sería tildada de descuidada, dejada e incluso de mala persona, porque según las revistas de moda "una mujer que no se cuida es incapaz de cuidar a los demás". Si no tienes una talla 38 está claro que tampoco puedes ser madrina de los niños. ¡Que pase el siguiente!
No podría ir sola por la calle. A esas horas una mujer que camina sola por la calle va buscando algo y no es precisamente un 7 Eleven. Viste de rojo, lleva tacones y maquillaje así que todo lo que le pueda pasar se lo merece y no es porque nadie la haya obligado ¡faltaría más!, si ella se viste así es porque lo elige libremente.
Además de dejar regalos a los más pequeños también fregaría los platos de la cena, pasaría la aspiradora y recogería la ropa en cada casa. Qué le vamos a hacer si no lo podemos remediar, es ver una prenda tirada o un plato sucio y allá que vamos, nos tiramos en plancha. ¿Por qué hacer sólo una cosa si podemos hacer siete a la vez por el mismo precio? (es decir, nada). Nosotras nacimos para la "Barra libre", el "3 x 1" y el "Todo incluido". Que alguien vaya pidiendo el "Sentador de madres" para Mamá Noel el año que viene, ella nos lo agradecerá.
Al día siguiente los periódicos sólo hablarían del look que ha escogido para repartir los regalos. "La peor vestida de la Nochebuena" o "Mamá Noel se desliza por las chimeneas con un look nada acertado" serían algunos de los titulares. Por descontado ni una sola frase acerca de su trabajo, si ha hecho feliz a los niños o si los juguetes han sido originales. También aparecería en la revista Cuore con un "AAARG" gigante apuntando a la teta que se le ha salido del corsé talla 34 o de algún pelo que se ha dejado sin depilar en el sobaco.
Ironías aparte, estos y otros muchos detalles hacen patente las diferentes expectativas que depositamos en hombres y mujeres y cómo estamos llenos de prejuicios a la hora de interpretar los mismos signos en cada género. La igualdad consistiría en que tanto Papá Noel como Mamá Noel pudiesen tener los mismos rasgos y actitudes y no ser juzgados ni criticados por ello. Por unas fiestas libres de prejuicios... ¡Feliz Navidad!
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