Un lince puesto en libertad en la región portuguesa del Alentejo el pasado mes de mayo. |
Científicos españoles han secuenciado el genoma de una de las especies más emblemáticas de la Península Ibérica, el lince ibérico, cuyo ADN, deteriorado durante milenios, es hoy menos diverso incluso que el de animales tan amenazados como el guepardo o el demonio de Tasmania, según un estudio publicado en Genome Biology. El lince ibérico y el lince boreal euroasiático se separaron definitivamente hace unos 2.500 años. Desde entonces, la población del lince ibérico se ha deteriorado gradualmente hasta que a mediados del siglo XX, la persecución, la destrucción de su hábitat y sobre todo las dos grandes epidemias que sufrió el conejo (su principal fuente de alimento), diezmaron el número de ejemplares hasta dejarlo en menos de un centenar en 2002. Actualmente, este felino se congrega, principalmente, en dos pequeñas poblaciones, la de Doñana y la de Sierra Morena.
Con nuevas técnicas de secuenciación, los investigadores han conseguido leer 2.400 millones de letras del ADN de Candiles, un macho nacido en la población de Sierra Morena que actualmente forma parte del programa de cría en cautividad. Los científicos identificaron 21.257 genes, y encontraron indicios de modificaciones en los relacionados con la audición, la vista y el olfato, y con la adaptación del lince a su entorno, es decir, los que les habían convertido en cazadores excepcionales.
Para el estudio, analizaron también los genomas de otros diez ejemplares de Doñana y Sierra Morena, y realizaron un análisis comparativo con un lince europeo. El estudio constata la baja diversidad genética del lince ibérico, marcada por tres grandes declives demográficos, según explicó a Efe el investigador principal del proyecto y coordinador del estudio, José Antonio Godoy, de la EBD.
"Al estar confinado en la Península Ibérica, el lince ibérico nunca ha sido una población muy abundante, pero además ha sufrido varias crisis demográficas que han mermado aún más su diversidad genética", aseguró Godoy.
"En una población grande, la selección natural mantendría a raya a estas variantes genéticas y no podrían alcanzar una frecuencia alta" pero la consecuencia de vivir y reproducirse en un grupo pequeño es que los defectos genéticos tienen "más probabilidad de hacerse abundantes", puntualizó el investigador, que destacó la efectividad de las medidas de conservación puesas en marcha desde 2000. Acciones como la cría en cautividad o el cruce entre las poblaciones Doñana y Sierra Morena han mejorado sustancialmente la situación del lince ibérico.
"En el 2000, estaba casi extinguido, con menos de cien ejemplares en la península, y en 2002 se incluyó en la lista de especies en peligro crítico. Ahora se calcula que hay más de 400 ejemplares, y está considerada como especie amenazada", agregó.
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