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El hecho de que empleemos los móviles de manera inadecuada puede provocar problemas de comportamiento en nuestros hijos o de intimidad con nuestra pareja; además, su uso puede alterar nuestro ritmo de sueño y conducir poco a poco a la adicción. Pero, ¿cómo dejar de lado malos hábitos cuando (por motivos profesionales o personales) nos vemos obligados a usar el móvil? ¿Cómo evitar esa fijación por la tecnología?
"Nuestra voluntad tiene un límite: en el momento en el que vemos que la luz del móvil parpadea, nos cuesta aguantarnos. Intentamos hacer que no lo vemos, pero, en realidad, estamos invirtiendo más energía y aumentando la presión", explica Abby Thompson, psicoterapeuta que trata casos de adicción a la tecnología.
Dana Corriel, médica de familia, lo confirma: "Es el mismo motivo por el que les pido a mis pacientes que se deshagan de todos los paquetes de tabaco antes de dejar de fumar. No puedes fiarte del 'tirón' que te provoca una sustancia adictiva".
Pero no hay que darse por vencido, ya que tu cerebro puede adoptar una relación más saludable con el móvil. Las soluciones para la adicción no físicas son sutiles. Tanto Thompson como Corriel aseguran que existen ciertos comportamientos que ayudan a construir una relación más saludable:
1. Establece zonas donde esté prohibido el móvil
Deja de cargar el móvil en la habitación donde duermes, porque ese es el lugar en el que debes recargarte a ti mismo. Y lo que es aún más importante, es el lugar donde tienes sexo, apunta Thompson. Otro lugar popular donde evitar el móvil es la mesa de la cocina, especialmente para aquellos padres que desean que sus hijos disfruten de los beneficios de las cenas familiares que demuestran los estudios. Asimismo, aprenderán una importante lección: no tocar los móviles antes de lanzarse a la comida. "Mi recomendación es priorizar aquellos lugares en los que quieras estar relajado", señala Thompson.
2. Y un horario sin móviles
Al igual que hay lugares en los que se establecen límites para el uso del móvil, también deberían evitarse durante la hora de jugar o de dormir, recomienda Thompson. Cuando hayas vuelto a casa de trabajar y toda tu familia esté bajo el mismo techo, realmente no hay necesidad de mirar el móvil. Desconectar cuando no sea necesario te ayudará en muchas facetas de tu vida: la calidad del sueño, tu matrimonio, tu vida laboral o tu hijo.
3. Desconecta de las redes sociales
Corriel probó ese periodo de desconexión por sí misma y ahora se ha convertido en una firme defensora de pasar un tiempo alejada de las redes sociales. No existe una manera "correcta" de hacerlo, pero Corriel sugiere probar durante una semana para ver lo difícil que puede resultar dejarlo. Para prepararse, la experta recomienda avisar a las personas de tu ausencia virtual; una opción es anunciarlo en las redes, pero tampoco hay necesidad de relamerte en tus logros como hacen muchas personas.
Es bastante irónico que tengas que recurrir a una aplicación del móvil para solucionar un problema de adicción a ese mismo dispositivo.
4. Desactiva las notificaciones, por el amor de Dios
"Excepto cuando se trata de niños, la mayoría de la gente no deja que la molesten a cualquier hora con cualquier tontería sin importancia", señala Thompson. Las notificaciones constituyen la versión digital de una persona que está siempre molestándote y no debes sentirte mal por mandar a esa persona a paseo. Y lo que es más importante: las notificaciones son especialmente invasivas y pueden alimentar los síntomas de la adicción.
"Las notificaciones pueden incremental las pulsaciones y la ansiedad, ya que surge una gran necesidad de saber qué dice el mensaje. No atenderlas inmediatamente puede afectarte, ya que te mueres de ganas por saber qué te estás perdiendo. Es como una adicción", advierte. El objetivo es ser capaz de decidir por nosotros mismos cuándo atendemos al móvil y no que sea el móvil quien lo decida.
5. No esperes que las aplicaciones solucionen el problema
Cada vez se investiga más acerca de los riesgos del uso excesivo de los móviles y, por tanto, se ha creado un nicho de mercado para ayudar a las personas a controlar y limitar este uso. Si bien es cierto que algunas aplicaciones pueden ser de ayuda a corto plazo para reconocer el problema y saber qué es lo que lo desencadena, "yo no esperaría que solucionen el problema a la larga", opina Thompson. De hecho, es bastante irónico que tengas que recurrir a una aplicación del móvil para solucionar un problema de adicción a ese mismo dispositivo.
Cada vez que sientas la necesidad de mirar al móvil, procura mirar a tu hijo o a tu pareja.
6. Procura sacar más tiempo para tus amigos
Cuando tenemos hijos resulta más complicado conservar las amistades, pero no tener relaciones de calidad más allá del ámbito familiar podría ser parte del problema. "Ser padre puede ser frustrante y conducir a una sensación de aislamiento, de modo que resulta tentador tener el móvil al lado", explica Thompson. Por supuesto, necesitas usar el móvil para llamar a un amigo y quedar, pero eso es más productivo que darle continuamente "me gusta" a sus publicaciones para que sepan que sigues vivo. Haz planes e intenta cumplir con ellos, deja de lado tu aliado digital y resérvalo para casos de emergencia.
7. Y no olvides dedicar tiempo a tu familia
En general no es adecuado recurrir a los hijos para solucionar los problemas personales, pero en este caso puede resultar beneficioso. La solución es muy sencilla: cada vez que sientas la necesidad de mirar al móvil, procura mirar a tu hijo o a tu pareja.
"Compartir tiempo de calidad puede mejorar mucho la situación con la pareja o los hijos. Esto es especialmente importante en el caso de los hombres en las relaciones y en las familias", señala Corriel. Puedes recuperar los correos electrónicos de tu bandeja de entrada, pero no el tiempo que pasas con tu familia.
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